Prometen curar casi todo, pero no hay pruebas científicas que los respalden. Descubre lo que oculta la engañosa publicidad de estos artículos.
Pastillas para curar el mal de Alzheimer, el cáncer y la diabetes mellitus; máquinas vibradoras que permiten "ejercitar el cuerpo y tonificar los músculos sin esfuerzo"; geles con componentes que reducen la grasa abdominal y ayudan a bajar de peso en pocos días; sustancias que supuestamente aumentan el apetito sexual, cremas que hacen rejuvenecer la piel al instante… ¿Te suena conocido?
A juzgar por los spots con los que audazmente se anuncia este tipo de productos en todos los medios de comunicación, cualquiera podría pensar que son milagrosos. Y, en efecto, tendrían que serlo para curar de veras alguno de los cientos de tipos de cáncer descritos por los oncólogos o combatir la obesidad mórbida sin necesidad de aplicar dietas, tratamientos rigurosos ni cirugías.
Pero en la perspectiva de la medicina científica —la que se basa en evidencias— no existen ni los milagros ni las curas genéricas. Aun para una misma enfermedad, cada paciente requiere tratamientos específicos diseñados según sus antecedentes clínicos, constitución física, edad y predisposición genética. Con todo, en México sigue floreciendo una lucrativa industria de productos y servicios fraudulentos que las autoridades sanitarias han etiquetado de manera un tanto equívoca como productos "milagro". El mercado de estos productos inservibles y hasta dañinos se calcula en cientos de millones de pesos en México. Quienes los venden no hacen inventarios, no llevan registros pormenorizados ni garantizan su eficacia con evidencias científicas.
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