martes, 30 de octubre de 2018

Ideas socialistas retrógradas.

QUÉ SON IDEAS SOCIALISTAS
Cuestiones básicas
 
 
“Pero, por transformación de las condiciones materiales de vida, este socialismo no entiende, en modo alguno, la abolición de las relaciones de producción burguesas – lo que no es posible más que por vía revolucionaria - sino únicamente reformas administrativas realizadas sobre la base de las mismas relaciones de producción burguesas, y que, por tanto, no afectan a las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, sirviendo únicamente, en el mejor de los casos, para reducirle a la burguesía los gastos que requiere su dominio y para simplificarle la administración de su Estado. El socialismo burgués no alcanza su expresión adecuada sino cuando se convierte en simple figura retórica. (...) El socialismo burgués se resume precisamente en esta afirmación: los burgueses son burgueses en interés de la clase obrera.”
 
K. Marx – F. Engels
Manifiesto del Partido Comunista
 
 
En los últimos años se viene desarrollando lentamente un proceso de reorientación hacia el socialismo en algunos sectores avanzados de trabajadores y estudiantes. Pequeños grupos, compañeros y compañeras individualmente, se reivindican izquierdistas, socialistas, revolucionarios. El siguiente texto fija posiciones marxistas fundamentales con la finalidad de que, en el arduo trabajo de reconstitución del movimiento obrero y del movimiento juvenil, sepamos reconocer como fuente de nuestra fuerza, la vigencia de las auténticas ideas socialistas y revolucionarias.
 
 

La “izquierda” y su “democracia”

 
Durante doscientos años, el léxico político convencional ha atribuido a los términos “derecha” e “izquierda” el significado de la contraposición entre lo conservador-autoritario y lo progresista-democrático. Esta clasificación, tradicionalmente promovida por la intelectualidad pequeñoburguesa y los aparatos de comunicación de masas de cada época, ha mantenido su uso en medio del devenir de la evolución ideológica, pese a no corresponder a una caracterización científica de las concepciones producidas en función de los intereses de las distintas clases sociales. Por lo tanto ha sido, y es, una tipificación aclasista, básicamente acientífica. Una clasificación meramente utilitaria.
 
Por otro lado, ya en los años 30 del siglo XIX se denominó “socialismo” a los pensamientos comunitarios crítico-utópicos aparecidos entonces y a una serie de corrientes políticas provenientes de las clases privilegiadas. Estas teorías precedieron en un lapso relativamente breve al hecho filosófico-político más importante de la historia: la gestación de una nueva concepción, tanto del cosmos como del desarrollo y funcionamiento de las sociedades humanas, conocida como materialismos dialéctico e histórico. La nueva concepción, la ideología científica marxista, establece que la lucha entre las clases - motor objetivo de la historia - no es imperecedera, existiendo una única clase en condiciones, por su papel en la estructura social productiva capitalista, de abatir el poder burgués y dirigir el proceso de organización de una sociedad sin clases: esa clase es la clase obrera.
 
Tal como afirmó Engels en su Prefacio de 1890 al Manifiesto del Partido Comunista, la nueva organización política creada sobre aquellas bases ideológicas científicas, la Liga de los Comunistas, no podía llamarse sencillamente “socialista”, puesto que una variedad de aventureros de otras clases ya habían utilizado y viciado esa denominación. “El socialismo representaba en 1847 un movimiento burgués; el comunismo, un movimiento obrero (....) no pudimos vacilar un instante sobre cuál de las dos denominaciones procedía elegir. Y posteriormente no se nos ha ocurrido jamás renunciar a ella.” A tres décadas de estas palabras de Engels, la vanguardia revolucionaria del movimiento obrero mundial se reagrupaba en 1919 bajo el nombre de “Internacional Comunista”.
 
Sin embargo, en la práctica los marxistas nunca hemos repudiado dogmáticamente el calificativo de socialistas. Eso sí, únicamente bajo la premisa de que su significado coincida con nuestro objetivo estratégico: la Revolución Proletaria Socialista Mundial, y con el programa que en la lucha por este objetivo levantamos. No hemos rechazado ser llamados socialistas cuando es el genuino marxismo el que otorga significación a esta palabra. Justamente defendemos el marxismo como sistematización científica de las ideas socialistas. El uso táctico del membrete “socialista” está y ha estado justificado, en la historia del internacionalismo obrero, cuando las circunstancias prácticas así lo han requerido, a condición de que el contenido de la expresión corresponda a la ideología que nos define: el socialismo científico, clasista y revolucionario. Nunca cuando ha representado cualquier forma de coartada populista reformista, sea ésta socialdemócrata, stalinista o radical variopinta.
 
Esta correcta relación marxista entre contenido y forma, no se da en el caso del manido término “izquierda”. No tiene sustento la autocalificación de “izquierdista” como seña de identidad de quienes se proclaman luchadores por el socialismo. Llamarse de “izquierda” tan sólo tiene un valor referencial y circunstancial en el lenguaje político común. Es un término que muda de significación según los elementos de la discusión, pero que no contiene en sí mismo ninguna implicancia materialista de clase. Tanto existe una izquierda burguesa como una proletaria, cada una como resultado de su origen, así como de su programa. Si bien la terminología tradicional incluye particularmente en la “izquierda” a toda organización de trabajadores que se reivindique clasista o defensora del marxismo, lo cierto es que una riada de organizaciones pequeñoburguesas y burguesas se agazaparon siempre en la “izquierda”, no sólo para neutralizar al marxismo en nombre de identificarse o coquetear con él, sino también para repudiarlo y combatirlo abiertamente. Incluso en el caso de las organizaciones izquierdistas provenientes del campo de los trabajadores, hoy no puede estar más claro: la gran mayoría de los que todavía no han renunciado oficialmente a la herencia marxista no son más que proxenetas del marxismo, oportunistas capaces de traficar con cualquier principio o lucha a cambio de prebendas de camarilla. Estos son los autoproclamados “izquierdistas” por antonomasia.
 
Proclamarse y hacerse proclamar ufanamente “izquierdista” en el 2004, es una vulgaridad política bastante más burda que haberse hecho llamar “socialista” en 1847. “Izquierdistas” y “socialistas” de todas las latitudes, no muestran reparos en integrar programáticamente la bien surtida gama que va, desde el imperialismo genocida de Blair, Clinton, la socialdemocracia europea y japonesa, junto al hambreador y masacrador reformismo y nacionalismo “tercermundistas”, hasta las varias centenas de organizaciones “socialistas” y “comunistas” del mundo que buscan gobernar con y para sus burguesías en el reino de la “democracia participativa”, cuyo nombre real es el de seudodemocracia capitalista. Debido a esto, ser meramente de “izquierda” puede tener tantas, pero en fin tan pocas connotaciones, para la misma vulgaridad procapitalista. Ninguna otra significación fuera de consustanciarse con la democracia burguesa, sustituyéndola por cualquier otro vocablo pegajoso que esconda su carácter de clase. El más socorrido de estos términos al uso es el de “participativa”, además de una serie de adjetivos intercambiables como “social”, “popular”, “plena”, “solidaria”, etc, útiles comodines en el juego de la "democracia".
 
Los marxistas tenemos que decir que la única democracia que puede recibir tal nombre es la democracia de las masas trabajadoras: la democracia proletaria. Es el régimen en el que los productores, organizados en sus organismos de poder, son quienes deciden día a día la marcha de la sociedad, produciendo una vida política, económica, social y cultural que responde a sus intereses, y practicando un verdadero “poder de la masa”, de acuerdo a la semántica de “democracia”. Es el poder de los trabajadores: la dictadura del proletariado. En la medida en que este régimen de democracia proletaria representa un paso histórico hacia el socialismo - a su vez primera fase de la sociedad comunista - en esa medida y sólo en esa, los marxistas somos verdaderos socialistas. En cuanto a la identidad de “izquierda”, más allá del argumento trivial por el cuál, puesto que no somos “derechistas” entonces somos “izquierdistas”, tampoco nos vemos obligados a repudiar dogmáticamente tal calificación que mantiene su uso, pero mucho menos hacemos un orondo distintivo de ella. Los marxistas nos definimos a partir de nuestra participación objetiva en el proceso revolucionario histórico. Por eso, en cuanto éste precisa ineludiblemente de la democracia proletaria para llegar a la sociedad comunista, los marxistas somos y seremos revolucionarios comunistas por el poder proletario, demostrándolo una y otra vez en la lucha por construir este poder; pero nunca autoproclamándonos “izquierdistas” / “democráticos”, lo que equivale objetivamente a reivindicarse proburgueses y procapitalistas.
 
 
Clase obrera, pueblo y revisionismo
 
La clase obrera es el elemento social fundamental de la teoría y la práctica del marxismo. Por la posición que ocupa en el engranaje productivo del sistema, la clase obrera es la única capaz de quebrar su funcionamiento, expropiar a los capitalistas y liderar el gran movimiento de masas por el poder de los trabajadores y el socialismo. El abandono de esta noción elemental está en la base de todas las derrotas ocurridas en los procesos revolucionarios del siglo XX.
 
La forja del marxismo como doctrina se hizo en pugna con las corrientes que, depositarias del republicanismo pequeñoburgués y su democracia, hacían y hacen del pueblo y no de la clase obrera el sujeto de su proyecto, eligiendo el minimalismo posibilista por encima del rol histórico socialista del proletariado, adjudicándole así un falso carácter revolucionario a su opción. En conjunto estas corrientes forman parte de la vertiente ideológica del populismo, una de cuyas versiones más difundidas ha sido el anarquismo, ya combatido por Marx y excluido de la Primera Internacional bajo su dirección.
 
Un proceso crucial para la historia, como la Revolución Soviética Rusa, mostró a las fuerzas populistas condensadas del lado del Estado burgués. Fue lo que sucedió con los “socialistas revolucionarios”, herederos de los populistas rusos, en alianza con los “socialdemócratas mencheviques”, todos defensores de la constitucionalidad democrática burguesa.  En esta política los sigue luego el stalinismo. Primero en la revolución china de 1925-27 con la criminal sumisión del PC al Kuomintang burgués, luego con la coalición sindical oportunista anglo-rusa de 1926 y después con la creación de los “Frentes Populares” de unidad con la “burguesía democrática” a partir de 1935. El común denominador de estas políticas fue la capitulación al conjunto de la burguesía o a una fracción de ella. Por la vía del seguidismo a los intereses de la pequeña burguesía se doblega al proletariado ante un sector de la gran burguesía, extendiendo cada vez más y más los límites del conglomerado “pueblo”, cuyos intereses sustituyen a los de la clase obrera.
 
En nuestra época el pueblo está formado por obreros, campesinos y pequeña burguesía; es decir por los diferentes sectores de trabajadores urbanos, rurales y las distintas capas de la clase media. Pero no por la burguesía. La disímil composición popular permite una convergencia de intereses para defenderse de los ataques de la clase dominante o para alcanzar ciertas conquistas parciales, pero esto no significa que la naturaleza de todas esas clases y capas sea revolucionaria. Por su condición acomodada una parte de la pequeña burguesía no tiende a la alianza con las clases más explotadas sino a la alianza con la burguesía. Por su natural defensa de la pequeña propiedad, las capas medias y gran parte del campesinado no están completamente interesados en el advenimiento de la sociedad socialista, sino en escapar de la ruina en los marcos del sistema. Sólo se comprometen con el proyecto revolucionario cuando su pauperización y la agudización de la lucha de clases les imponen la dirección de la clase obrera, la única de verdaderos intereses socialistas pues no tiene nada que perder bajo el capitalismo. Por eso la dirección histórica del movimiento obrero y popular no puede corresponder sino a su vanguardia obrera.
 
Lejos de defender la estrategia proletaria de poder, la socialdemocracia, el stalinismo y todo el reformismo se sumergieron en el revisionismo populista. Remozaron el caduco cliché “pueblo” combatido por el marxismo. Un “pueblo” en su concepción integrado y dirigido por el enemigo burgués. De esta manera sabotearon la revolución proletaria en Europa a la salida de la II Guerra, asegurando la pervivencia del capitalismo. Luego volvieron a salvar al sistema sosteniendo sucesivamente al nacionalismo burgués en las semicolonias (Lumumba, Partido Baaz, Ben Bella, Velasco...). Traicionaron el ascenso revolucionario mundial de 1968-74. Se sometieron a la Monarquía o a la República imperialistas (España, Portugal). Administraron el Estado de la burguesía contra la movilización proletaria (SPD alemán, Allende, Laborismo inglés, Mitterrand-Marchais...). Y regresaron una vez más a gobernar para la burguesía y con ella: Lagos, Lula y pro-Gutiérrez en América; PSs y PCs en Europa.
 
El revisionismo populista burgués fue la forma teórico-programática que adoptó el histórico paso de las élites burocráticas sindicales y políticas que se reclamaban marxistas, al campo enemigo. Con la degeneración reformista de la II y III Internacionales, decadencia cuyos hitos fueron 1914, 1924, 1933, 1937...., las burocracias de los sindicatos y los partidos obreros acabaron vendidas al capitalismo, tanto si estaban en la oposición como en el poder. La historia posterior no sólo ha confirmado su abandono de la política clasista, sino que la ha sobrepasado: la socialdemocracia original hoy es neoliberal, el stalinismo hoy es socialdemócrata y la mayoría de los reformistas son privatistas mal camuflados.   
 
 
Reformismo, viejo y nuevo
 
¿Recuerdan a la “nueva izquierda marxista leninista” peruana de los años 60 y sus retoños castristas y maoístas de los 70 - 80? La vieja izquierda reformista reaparece ahora como la nueva “centroizquierda” antimarxista, en el reformismo burgués del Partido Democrático Descentralista – PDD. En realidad es preciso retroceder solamente hasta 1989 para encontrar los antecedentes de esta metamorfosis, en la “Izquierda Socialista” de Barrantes y sus “socialistas democráticos” como Dammert. Pero a esos viejos líderes no les faltan nuevos laureles: Diez Canseco ha sido vicepresidente consensuado del Congreso; Lynch y Dammert, ministro y asesor de Toledo; Cortés, capitoste de la burocracia de la CGTP y escudero del magnate Mohme. 
 
El PDD ha hecho público, con fecha 21 de marzo, un manifiesto político de nombre “Por una República Democrática, Social y Descentralista”, en el que se alude en 21 ocasiones a la democracia y en 2 al socialismo. Difícil encontrar un discurso más típicamente socialdemócrata de derecha. El PDD quiere “refundar la república” burguesa en una “Nueva República Democrática” por supuesto burguesa, con “nuevo Pacto Constituyente”....burgués. ¿Esto qué implica concretamente? Habría “grandes reformas”: un menor abismo tributario y un pago menos feroz, “renegociado”, de la deuda externa. Fuera de estos descomunales cambios, no debe quedar duda de que “las concepciones estatistas de la propiedad y la economía han demostrado su agotamiento e inviabilidad”, “necesitamos una economía en que (...) se premie el espíritu emprendedor y competitivo”, una economía donde “el mercado deberá promover la productividad, premiar la eficiencia y la innovación”. Por si quedó alguna pregunta, “la globalización nos da la posibilidad de universalizar los derechos humanos y la democracia, a la par que genera nuevas posibilidades económicas”, “hay que formar alianzas y bloques” capitalistas como la Comunidad Andina de Naciones, el Mercosur y el Grupo de los Veinte de Lula. No sería demasiado pedir que se reivindicaran entusiastas defensores del capitalismo, con todas sus letras. Aún así, siempre hay espacio para la demagogia vulgar acerca de los “valores” y del fin de “toda forma de dominación”, en un partido “socialista y democrático”.
 
El PDD no es el primer engendro de la izquierda procapitalista, ni será el último. En 1999, Raúl Wiener, ex-dirigente del PUM, formó la Unión Socialista en alianza con el PRT mandelista. De este amago nos ocupamos ese mismo año en el folleto “La Unión Socialdemócrata”. Sin embargo, los más poderosos se encuentran a la cabeza de nuestra Central obrera. Compartiendo la cima de la CGTP, la socialdemocracia del PC y Patria Roja–MNI llevan toda una vida impidiendo la democracia sindical, obligando a los trabajadores a luchar por limosnas, traicionando todas sus luchas y sosteniendo a todos los gobiernos como ahora lo hacen con Toledo (“Nadie en la Izquierda quiere que este gobierno fracase”, ha proclamado Renán Raffo, Secretario General del PC). A veces disimulando el contubernio y a veces con desparpajo, es imposible olvidar sus mejores hazañas apoyando a Bustamante y Rivero, Prado, Belaúnde, Bedoya, Velasco y Fujimori, sin obviar su amistad con el gobierno del Apra. Hoy en día, estas fracciones mayores del stalinismo nacional han alcanzado verdaderos logros en la carrera por suicidar toda su reminiscencia marxista. El PC eliminó oficialmente de sus principios la dictadura del proletariado; Patria Roja renunció a su maoísmo. Ambos son abanderados del “socialismo democrático”. Gorriti y Huamán son piezas clave del Acuerdo Nacional junto a W. Román del PDD; el MNI no acaba de protestar por no ser incluido en él. “Radicalizar la democracia” dice el PC; “Democracia integral” dice el MNI. “Asamblea Constituyente” el PC; “Nueva Constitución y Nueva República” el MNI; cualquier coincidencia con el PDD es pura realidad. Pero sobre todas las cosas éstas organizaciones reformistas gemelas - y otras como La Lucha Continúa - son “anti-neoliberales”. Ya no habría que combatir al capitalismo sino rechazar su “modelo”. Habría que intentar en lo posible regresar al capitalismo de veinte o treinta años atrás buscando democratizarlo, “humanizarlo”. Sólo un mundo sería posible: el mal menor, o sea el mal permanente. Estar contra el capitalismo es revolucionario, leninista; para ellos antidemocrático. Estar contra el neoliberalismo es “alternativo”, “progresista”, “participativo”; para ellos democrático. Y sobre todo muy rentable en el mercado electorero. Es que da caché. Tiene glamour.
 
En años anteriores han aparecido nuevos grupos estudiantiles reformistas. Primero el reformismo burgués anarcoide del Colectivo Amauta, luego llamado Movimiento Raíz. Después el democratismo chauvinista de Juventud Popular-MNI. Otros son Integración Estudiantil (Lima), Juventud Socialista (Arequipa), Eritrocito-Liga Socialista (Cusco). Así como PDD-PC-Patria Roja hacen un reformismo de derecha, en conjunto esos y otros grupos universitarios hacen un reformismo pequeñoburgués de izquierda. Aquí nos referiremos a dos de ellos.
 
La Juventud Socialista-Corriente Socialista (Arequipa) se reivindica parte de una “izquierda guevarista internacional”. De hecho se caracteriza por el fetichismo con que convierten a los rostros del Che y Mariátegui - muy especialmente al de Guevara – en sus únicas señas de identidad. En esto no hacen más que extremar la enorme devoción que existe en el reformismo latinoamericano hacia Guevara y la gigantesca hacia Mariátegui en el Perú. Lo triste es que se trata justamente de una devoción, de una actitud mística, no científica; cosa que por otro lado la JS-Aqp defiende abiertamente, como vamos a ver. Lo cierto es que sin guerrillerismo foquista no hay guevarismo, pues ese es precisamente el método que Guevara le imprime al stalinismo castrista. Un grupo que no se plantea la reiniciación de la lucha guerrillera de los 60 y la del MRTA de los 80-90 no hay forma de que sea guevarista - ni menos parte de un “guevarismo internacional” hoy orgánicamente inexistente - por más camisetas del Che que pueda vender. Donde sí está la coincidencia es en que Guevara era también un reformista de izquierda, reformista armado pero reformista al fin. Guevara, “paradigma” de la JS-Aqp, sólo puede ser paradigma del reformismo radical, provisto de una concepción populista; coincidencia más clara cuando la JS-Aqp plantea el “poder popular”. Pero como sabemos el populismo no es privativo del guevarismo sino común denominador de todo el reformismo. En realidad, para entender lo que la JS-Aqp llama “guevarismo” hay que saber que una de sus actividades fundamentales es la “Fundación Peruano Cubana”. Es decir, servir de apéndice a la dictadura burocrática castrista decrépita. Ahí, en el servilismo a la jefatura de todo el reformismo continental, se condensa el seudoguevarismo de la JS-Aqp.
 
“Guevarismo” designa a una corriente política. Cualquiera sabe que estas y otras muchas denominaciones deben llevar el sufijo “ismo”. Un ejemplo de lo que puede suceder cuando la ignorancia ideológica es demasiado grande lo da la JS-Aqp con su pretendido rechazo a los “ismos” de izquierda, al que debería sumar su seudoguevarismo. Pretendiendo aparecer como una “nueva izquierda” supuestamente sin “ismo”, lo que hace es encharcarse en la más vulgar demagogia seudoguevarista. Sucede que el desconocimiento del marxismo condena a la JS-Aqp a la alquimia ideológica, al eclecticismo, a cualquier revisionismo del socialismo científico. Esto es crudamente palpable en el periódico que publicó junto a Integración Estudiantil, con el nombre “Utopía, el sueño de lo posible”. Como decíamos, hay una ferviente reivindicación del “mito”, del utopismo, de los “sueños”, pero ningún verdadero programa socialista que se desprenda del materialismo marxista. Solamente portadores de un confucionismo idealista pueden hablar de la lucha de clases y de la revolución socialista como de mitos o sueños. Por eso muchos de sus planteamientos no tienen nada que envidiarle al más rancio reformismo de PDD-PC-Patria Roja. Ya en el tramo final de la dictadura la JS-Aqp había hablado de la “convocatoria a una Asamblea Constituyente que....nos dote de una nueva Constitución democrático – burguesa y convoque a un proceso electoral siempre desigual pero con reglas más claras”. Y posteriormente de “moratoria unilateral de la deuda externa y (...) club de deudores para exigir la condonación de la deuda” (no desconocer la deuda sino pagarla de a pocos, sometiéndose al imperialismo mientras se implora su perdón tras la Iglesia y los gobiernos títeres); “que paguen más los que más tienen” (suplicarle a la burguesía pero no expropiarla); “revisión de los contratos de privatización rescindiendo todos aquellos que afecten al desarrollo nacional” (someterse a las transnacionales, no expropiarlas sin pago; medida del programa del PDD); “plan de desarrollo nacional” (para que los sectores de la burguesía negocien entre sí más ordenadamente el saqueo nacional); “vigencia de la Constitución Política del 79” (para alentar el capitalismo “humano”). Con sus concepciones, durante años la JS-Aqp ha hecho de ala izquierda del reformismo en el Frente Amplio Cívico de Arequipa – FACA, donde siempre fue parte de la burocracia y detentan la Secretaría de la Mujer. Como todos los “Frentes Regionales”, el FACA es un organismo de conciliación de clases entre la burguesía regional y el proletariado. Allí conviven la burocracia de los sindicatos y de las organizaciones populares junto a los organismos empresariales, los dirigentes reaccionarios de las instituciones profesionales y universitarias, y los partidos burgueses. Todos haciendo la política que la burguesía regional necesita en su negociación con la burguesía capitalina por la tajada de plusvalía que le corresponde. En la dirección de ese organismo la JS-Aqp ocupa un respetado asiento conciliando con el enemigo de clase. Por eso se adaptaron al Alcalde Guillén, aventurero burgués, durante los años en que éste cimentó su carrera política, incluyendo los acontecimientos de junio de 2002, en una demostración de la ceguera localista que los caracteriza (y por ello más absurda la arrogancia de titularse JS-“Perú” para un grupo estudiantil regional...). Refugiarse en una iconografía mariateguevarista, en la mera fraseología izquierdista y en los clichés vacíos, no le sirve a la JS-Aqp de nada, salvo de pozo ideológico. Ese pozo se llama stalinismo. Es el desprecio por el marxismo, por el leninismo, lo que define a JS-Aqp. Es su oportunismo empirista y no el socialismo.
 
Constituyéndose en un club de fans hiperactivistas del Che y Mariátegui y haciendo a cada paso apología de la ignorancia ideológica, la JS-Aqp no es sino una pésima reedición de Vanguardia Revolucionaria de los años 60. Y ya sabemos que, aunque mucho más consistente políticamente, VR se transfigura en PUM y termina en PDD; la famosa “izquierda revolucionaria mariateguista” termina en neoaprismo. Es más, la propia conducción caudillista de la JS-Aqp proviene precisamente de las filas del PUM, con su secuela verticalista y aparatista que, siendo muchísimo más pequeña que el PUM, igual ha consolidado su fisonomía de secta. Los intentos de parasitar a cualquier otra organización, su comportamiento insidioso e inconfiable, son algunas otras características que la JS-Aqp ha heredado del viejo reformismo y que prueban que se trata de un sucedáneo de él.
 
Eritrocito-Liga Socialista es otra pequeña secta universitaria cuyas cabezas, al igual que las de la JS-Aqp, poseen un acendrado carácter pequeñoburgués de camarilla. Su trayectoria es sin embargo más sinuosa y bien conocida por Lucha Marxista a raíz de un efímero y desechado acercamiento universitario con este grupo. Originalmente miembros del PST-LIT morenista, la crisis de esta versión del seudotrotskismo los deja en orfandad centrista. Al afrontar su nueva situación optan por la tertulia estudiantil, vacilando entre el referente del CITO morenista y la tentación de renegar abiertamente del trotskismo (“reconocemos a Trotsky, pero nos definimos como socialistas científicos y no como trotskistas”), cobardía política que se mantiene aún, simpatizando con el CITO y la LIT en privado y ocultándolo en público. En ese camino, Eritrocito-LS se ha ubicado cómodamente en el reformismo. Pide “ajustar a los ricos y las transnacionales” (no expropiarlos), “incremento del presupuesto para los sectores salud, educación y agricultura” (del programa del PDD), y así toda súplica que pueda incomodar a la “economía neoliberal”. Esto es pues, muy “democrático”, “de izquierda”, tanto como su reacción a la invasión de Irak: ¡No a la guerra! ¡Viva la Paz!. Cuando sólo el internacionalismo proletario podía garantizar la victoria militar del pueblo de Irak sobre el imperialismo, los “sueños” de los “socialistas científicos” de collera los llevaban a agitar el mismo pacifismo que el oscurantismo religioso y que todos los aparatos rendidos al capitalismo. Por otra parte, no es sólo la diletancia lo que caracteriza a Eritrocito-Liga Socialista. También la predilección por el subjetivismo, la intriga y la detracción gratuita, cualidades clásicas de toda argolla izquierdista.
 
Estos y otros ejemplos negativos, de profunda inmadurez política, deben servir hoy a la juventud en el nuevo proceso iniciado de creación de grupos programática y moralmente sanos.
 
 
En defensa del Marxismo
 
 
“El ‘marxismo’ vulgar se creó un esquema de la evolución histórica según el cuál toda sociedad burguesa conquista tarde o temprano un régimen democrático, a la sombra del cual el proletariado, aprovechándose de las condiciones creadas por la democracia, se organiza y educa poco a poco para el socialismo. (...) consideraban a la democracia y al socialismo, en todos los pueblos, como dos etapas de la evolución de la sociedad no sólo independientes, sino lejanas una de otra. (...) La teoría de la revolución permanente, resucitada en 1905, declaró la guerra a estas ideas, demostrando que los objetivos democráticos de las naciones burguesas atrasadas, conducían, en nuestra época, a la dictadura del proletariado, y que ésta ponía a la orden del día a las reivindicaciones socialistas. En esto consistía la idea central de la teoría.”
 
“El internacionalismo no es un principio abstracto, sino únicamente un reflejo teórico y político del carácter mundial de la economía, del desarrollo mundial de las fuerzas productivas y del alcance mundial de la lucha de clases. La revolución socialista empieza dentro de las fronteras nacionales; pero no puede contenerse en ellas. (...) La revolución internacional representa de suyo, pese a todos los reflujos temporales, un proceso permanente.”  
 
León Trotsky
La Revolución Permanente
 
Los partidos reformistas de origen obrero, pero con una conducción burocrática pequeñoburguesa, son “obrero-burgueses”, puesto que defienden un programa burgués. Son “socialistas” burgueses. Algunos son herederos de la II Internacional socialpatriótica, algunos de la III Internacional stalinizada, y otros relacionados con esos partidos y gobiernos. En suma, todas las organizaciones reformistas son enemigas de la revolución socialista y partidarias del Estado burgués del capitalismo.
 
Frente a ellos se alza en el movimiento obrero y popular, el programa marxista histórico, el programa de la Revolución Proletaria Socialista Mundial. Para que el inicio del camino socialista ocurra, para que el proletariado tome el poder, el programa de la Revolución Socialista debe fundirse con la movilización de las masas explotadas. Introducir ese programa en el movimiento de la clase obrera y el pueblo, es la tarea de los marxistas.
 
El programa marxista es el resultado dialéctico de la experiencia histórica del proletariado en la lucha de clases mundial, desde la época del capitalismo librecambista al avanzado estadio del capitalismo imperialista en que nos encontramos. No habría marxismo sin la incorporación de las lecciones revolucionarias que nos proporciona la historia; y esto es precisamente algo que el reformismo, como factor histórico contrarrevolucionario, está interesado en impedir. Mutilar, tergiversar, falsificar el marxismo, ese es el rol histórico del reformismo. Defender los principios y el programa, conquistados en más de 150 años de marxismo, es la misión de los revolucionarios comunistas.
 
Si alguna gigantesca lección dejó el siglo XX, fue que la concepción de la revolución proletaria de Marx, como una revolución permanente, era científicamente correcta. La única verdadera revolución proletaria victoriosa de la historia, la Revolución Rusa, inicia la sucesión de esas demostraciones históricas. Lenin y Trotsky, liderando al Partido Bolchevique, llevan a cabo lo que en el desarrollo hecho por Trotsky es la teoría y el programa de la Revolución Permanente. El Partido Bolchevique, partido obrero revolucionario construido bajo las concepciones leninistas, dirige una ofensiva internacionalista de clase por la revolución mundial.
 
El poder obrero revolucionario en la URSS, es sin embargo traicionado, saboteado. La República de los Consejos Obreros y Campesinos, o Soviets, es socavada por la burocracia soviética, nueva casta privilegiada que expropia el poder a los trabajadores y vive usufructuando el producto del trabajo de las masas. Los soviets, órganos de poder proletario, fundamentos del Estado Obrero levantado sobre las ruinas del Estado Burgués, son desnaturalizados y corrompidos para servir de mascarada al terror con que la burocracia ejerce su dictadura, en sustitución de la democracia proletaria. El Estado Obrero Revolucionario deviene en un Estado Obrero Degenerado. El Partido Bolchevique - dirección del Estado - es destruido como partido leninista, para ser suplantado por un aparato burocrático al servicio de la dictadura contrarrevolucionaria. La más alta expresión política de la burocracia soviética resulta la camarilla de Stalin. La defensa del marxismo y de la revolución proletaria mundial encuentra ahora su valuarte en Trotsky y en miles de obreros combativos honestos, que en adelante serán masacrados por el terror staliniano.
 
La contrarrevolución burocrática es el camino a la destrucción del Estado Obrero y a la restauración del Estado Capitalista. Al no producirse una revolución política antiburocrática en los estados obreros burocráticos del siglo XX, la restauración capitalista se produjo finalmente en la mayoría de esos estados a principios de los años 90. La política contrarrevolucionaria de la burocracia fue enfrentada por Trotsky y sus camaradas en todos los terrenos de la lucha, condensándose en el terreno programático. Las teorías reformistas del “socialismo en un sólo país” y de la “revolución por etapas” fueron combatidas con la Revolución Permanente. En medio de la lucha contra el fascismo, Trotsky y los revolucionarios llamaron a enfrentar éste con la revolución socialista, mientras el stalinismo capitulaba en los Frentes Populares con la burguesía y causaba la derrota del proletariado internacional. Una vez que el stalinismo termina de destrozar a la III Internacional como organización de combate de la clase obrera mundial, los herederos del bolchevismo, los trotskistas, fundan la IV Internacional en setiembre de 1938.  
 
En el Perú, como en muchos lugares, el partido obrero se gesta señalado con el estigma stalinista. Mariátegui, de formación marxista poco sólida y de simpatías por el “sindicalismo revolucionario” francés, le imprime una identidad centrista al “Comité Organizador del Partido Socialista del Perú”, constituido en octubre de 1928. Al año siguiente, y pese a su gran admiración hacia Trotsky, Mariátegui no rechaza la expulsión de éste de la URSS, ejecutada por Stalin. Sin embargo, Mariátegui se mostraba receloso respecto a la conducción stalinista de la Comintern y a tener que acatar sus dictados. A inicios de 1930, enfermo y a punto de partir a residir en Buenos Aires, debe aceptar con desagrado la nueva política de sujeción al Kremlin impuesta por Eudocio Ravines. Pocas semanas después Mariátegui muere y Ravines anuncia el nacimiento oficial del “Partido Comunista” stalinizado. La creación de aquél PC, aparato oportunista y apéndice de los intereses de la burocracia soviética, determina la inexistencia del partido revolucionario de la clase obrera en el Perú. Como en todo el mundo, la tragedia del proletariado peruano puede resumirse en la inexistencia de su instrumento político marxista, de su partido obrero de programa comunista, el único capaz de conducirlo a la victoria sobre la clase enemiga. Hoy como antes, la teoría y el programa revolucionarios sólo pueden encarnar en el partido revolucionario leninista, sin sustitutos posibles. No en el partido oportunista electorero ni en el aparato oportunista armado. Sólo en el partido leninista insurreccionalista, sección de la Internacional obrera revolucionaria, y no en los partidos stalinista, maoísta, guevarista, mariateguista o similares. 
 
Lenin se expresaba así del oportunismo revisionista: “Determinar el comportamiento de un caso para otro, adaptarse a los acontecimientos del día, a los virajes de las minucias políticas, olvidar los intereses cardinales del proletariado y los rasgos fundamentales de todo el régimen capitalista, de toda la evolución del capitalismo, sacrificar estos intereses cardinales en aras de las ventajas reales o supuestas del momento: esa es la política revisionista” “Los jefes de esta aristocracia obrera se pasaban constantemente al campo de la burguesía, que los mantenía de manera directa o indirecta. Marx se granjeó el odio, que le honra, de estos canallas, por haberles tildado públicamente de traidores. (...) La victoria del proletariado revolucionario es imposible sin luchar contra este mal, sin desenmascarar, poner en la picota y expulsar a los jefes oportunistas socialtraidores; esa es la política que ha aplicado, precisamente, la III Internacional.”
 
Al comenzar el nuevo siglo, el oportunismo antileninista continúa dominando las organizaciones obreras y populares de masas, como siempre a través de la negación de la democracia proletaria en ellas. Su estrategia de sostenimiento al Estado Capitalista en todo el mundo, tiene atados a los trabajadores a los intereses de las burguesías nacionales y de los distintos imperialismos. En este momento el reformismo organiza sus propósitos en torno a la nueva organización internacional sindical – social del stalinismo y la izquierda burguesa: el Forum Social Mundial. El FSM integra al movimiento obrero, al movimiento campesino, a las ONGs y a las iglesias, es decir una alianza frentepopulista de las direcciones stalinistas y socialdemócratas junto a sectores de las burguesías semicoloniales e incluso imperialistas (como la ATTAC francesa). El papel del FSM y sus representaciones continentales y nacionales es impedir la revolución proletaria mundial, fortaleciendo a las fracciones burguesas semicoloniales debilitadas por el imperialismo, y por esta vía fortalecer a las fracciones imperialistas europeas principalmente vinculadas a la socialdemocracia y a las fracciones burguesas norteamericanas ligadas al Partido Demócrata de los EEUU. En América Latina, las estrellas del FSM son: Castro, entregando la economía cubana a capitalistas europeos y yanquis, aliado a políticos demócratas y republicanos; Lula, sirviendo al FMI y atacando a los obreros y campesinos brasileños en su seguridad social, sus jubilaciones y protegiendo a los hacendados; Kirchner, Chávez, Lagos, Gutiérrez, Ortega, Handal, Morales, Marín, las FARC, y sus demás congéneres “antineoliberales”, todos sirvientes del FMI y del imperialismo, todos paladines de la democracia “participativa”, “social” y “popular” capitalista.
 
Sin embargo, como parte de su lucha nacional e internacional antiburguesa, el proletariado debe practicar el frente único de clase, y los revolucionarios deben golpear al enemigo conjuntamente con las corrientes burocráticas traidoras, cuando éstas se vean obligadas a hacerlo, pero marchando separadamente de ellas. En ese proceso la lucha consecuente de los revolucionarios los llevará a conquistar la dirección del movimiento. Por eso también los revolucionarios defendemos a los estados obreros degenerados contra el enemigo imperialista, al mismo tiempo que enfrentamos a esas burocracias restauracionistas y luchamos por soviets obreros y campesinos que las derroquen. En todos los países luchamos en los organismos de frente único como los sindicatos, para eliminar su burocracia, defender su independencia del Estado, conquistar la democracia obrera, e impulsar embriones de poder como los comités de fábrica, piquetes de huelga, comités zonales y toda forma de organización antiburocrática que eleve el nivel de combatividad de la clase.
 
Nuestra época de crisis, guerras y revoluciones, mantiene en vigencia el programa internacional de los revolucionarios. En el combate antiimperialista mundial nos colocamos siempre en la trinchera militar de la nación oprimida atacada por el imperialismo. Pero en el curso del enfrentamiento, luchamos por una dirección proletaria de la guerra antiimperialista, que la transforme en el inicio de la revolución socialista, tanto en los países agredidos como en los agresores. Para esto la clase obrera de los países imperialistas debe romper con sus burguesías y aliarse al proletariado de los países semicoloniales. En ese combate también recurrimos a la unidad de acción antiimperialista con fuerzas de otras clases, pero oponiéndonos a todo frente político con cualquier corriente burguesa, pues en última instancia todas las burguesías semicoloniales son proimperialistas. El nacionalismo burgués y pequeñoburgués claudica siempre en la lucha antiimperialista; la única clase capaz de derrotar al imperialismo es la clase obrera, dirigiendo a los oprimidos y estableciendo sus gobiernos obreros y populares. La prueba la da la inconsecuencia de las burguesías árabes, iraní, kurda y palestina, que se arrodillan ante el imperialismo, ante la ONU y ante el sionismo. Sólo la destrucción del Estado de Israel abrirá el camino a la paz en Medio Oriente y hará posible una Palestina democrática y revolucionaria, dentro de una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente. En América Latina, el movimiento obrero, campesino y popular debe asumir la tarea de forjar la unidad con el movimiento obrero norteamericano. Aquí está la clave de la revolución socialista continental y del rumbo a una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina. En los países imperialistas, el proletariado está frente a la urgencia histórica de derrocar a las burguesías y establecer su dictadura, marchando en los países europeos hacia los Estados Unidos Socialistas de Europa. Por medio de la defensa de su independencia política frente a las burguesías imperialistas y lacayas del imperialismo, el proletariado podrá avanzar hacia la revolución socialista, defendiendo también en ese camino los derechos y libertades de todo el proletariado inmigrante, el derecho de autodeterminación nacional de los pueblos oprimidos, la independencia de todas las colonias y protectorados existentes y la libertad de todos los presos antiimperialistas.
 
Contra la estrategia reformista de la capitulación permanente, se yergue la estrategia marxista de la Revolución Permanente. La estrategia del leninismo-trotskismo. Del marxismo de hoy. “La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis histórica de la dirección revolucionaria”, proclama el Programa de Transición de la IV Internacional. En la lucha por resolver esa crisis de dirección internacional, en el proceso de construcción de esa nueva dirección revolucionaria comunista, los trotskistas elaboramos el programa de acción internacionalista que levantamos en este documento.
 
Para la revolución proletaria y el establecimiento de un Estado Obrero, hay que desarrollar, centralizar y armar a los organismos de autoorganización de las masas, los consejos obreros y populares, en función de la democracia obrera, del poder obrero y de la insurrección. Ni el pacifismo ni el aventurerismo militar, concepciones pequeñoburguesas ambas, conducirán jamás a la dictadura del proletariado. Los embriones de poder proletario como las Asambleas Populares, deben contar con sus estructuras de Autodefensa de Masas. A medida que toman cuerpo los nuevos órganos de poder, el desarrollo de la autodefensa genera las Milicias obreras y populares, como extensión armada de los organismos de democracia proletaria. Estas tienen la gran tarea de ejecutar la insurrección, dividir y destruir a la policía y a las Fuerzas Armadas de la burguesía, y tomar todo el poder. Así cumplen los trabajadores con su misión histórica de alcanzar el poder bajo la dirección de su partido obrero revolucionario, sección de la Internacional obrera revolucionaria, el gran Partido Mundial de la Revolución Socialista. En la lucha por la construcción de una Internacional leninista-trotskista, los revolucionarios de todos los países debemos rescatar - por encima de los cincuenta años de revisionismo y subordinación del centrismo seudotrotskista al reformismo – el extraordinario ejemplo de la Izquierda de Zimmerwald leninista, que rompiendo con la aplastante mayoría socialtraidora del “socialismo” oficial, supo marchar con decisión y valor, junto al proletariado revolucionario, por el camino consecuente de la revolución proletaria mundial.
 
¡ Forjar el partido obrero revolucionario de la Internacional obrera revolucionaria,
para la Revolución Socialista Mundial !

lunes, 29 de octubre de 2018

Publicación.

Aprende a ser normal…
Los seres humanos desean una vida de dignidad y autorrealización. Sin embargo la vida nos asesta golpes crueles que nos distraen de esas metas. La sociedad nos enseña a actuar de un modo incompatible con esos objetivos. Como resultado, el mundo está lleno de gente que no reconoce su propia fuerza, o que han aprendido a actuar con un estilo inferior porque se creen inferiores. Juzgan imposible la expresión de algunas emociones, como la cólera o la ternura, y a veces ni siquiera las sienten. Se inclinan humildemente ante los deseos de los demás y encierran los suyos en su interior. Como no poseen el control de su propia vida, cada vez se sienten más inseguros. Y aceptan ese estado de inseguridad.
                  
En términos sicológicos decimos que tienen una personalidad inhibida. Creen tener mil razones para no actuar, y diez mil razones para rechazar la intimidad. Carentes de autosuficiencia, viven la vida según las reglas y caprichos de otros. No saben quiénes son, qué sienten, ni qué quieren.

En contraste con ellos, los que tienen una personalidad activa no temen a sus sentimientos. No les asusta la intimidad ni el combate, actúan con fuerza. El hombre excitativo sabe quién es y qué quiere. Es asertivo, afirma constantemente su personalidad.

Con frecuencia, la víctima de la inseguridad no la reconoce como un problema emocional. Justifica su pasividad y temor con excusas: “si le replico, mi mujer se enojará conmigo”, “si me niego a hacer esto, ella no me querrá”, “mi jefe me despedirá si le pido un aumento, ¿por qué molestarme en intentarlo? Seguro que fracaso”. Indudablemente, esas personas sufren las tristes y graves consecuencias de su inseguridad; falta de desarrollo personal y de éxito, relaciones rudimentarias, angustia mental y síntomas sicosomáticos que van de la fatiga y la migraña a las úlceras y la impotencia.

Esta conducta, con su consecuencia infortunada, se aprende. Y, aun cuando represente un esquema de vida neurótica, es posible olvidarla.

Tú, amable lector, puedes hallar respuesta a tus problemas en una nueva técnica científica conocida como Aprendizaje Asertivo, mediante la cual, al cambiar sus actos, cambia sus actitudes y sentimientos hacia ti mismo. El Aprendizaje Asertivo parte de esta premisa, has aprendido formas de conducta insatisfactorias que han hecho de ti una persona infeliz e inhibida, temerosa del rechazo y de la intimidad con otros, e incapaz de defender sus derechos. Este se propone enseñarte directamente el arte de una comunicación más profunda con los demás, un enfoque activo de la vida y el dominio propio. Lo mismo que se ha entrenado a sí mismo para ser un neurótico, ahora puedes adiestrarte para ser normal.

La persona realmente asertiva posee cuatro características.

Se siente libre para manifestarse. Mediante palabras y actos hace esta declaración: Éste soy yo. Esto es lo que yo siento, pienso y quiero.

Puede comunicarse con personas de todos los niveles (amigos, extraños, familiares) y esta comunicación es siempre abierta, directa, franca y adecuada.

Tiene una orientación activa en la vida. Va tras lo que quiere. En contraste con la persona pasiva, que aguarda a que las cosas sucedan, intenta hacer que sucedan las cosas.

Actúa de un modo que juzga respetable. Al comprender que no siempre puede ganar, acepta sus limitaciones. Sin embargo, siempre lo intenta con todas sus fuerzas, de modo que ya gane, pierda o empate, conserva su autoestima.

Debido a una serie de factores ambientales y condicionales confusos, la aserción se ha convertido en un problema nacional.

Padres, profesores, clérigos y hombres de negocios han conspirado inconscientemente para producir una nación de tímidos. Durante la infancia, muchos padres censuran al niño que osa defender sus derechos, y así truncan de raíz la seguridad del niño en sí mismo. Los profesores premian al estudiante que no discute el sistema educativo, y tratan con dureza a los que se resisten a él. En la mayoría de los casos, la Iglesia fomenta más la idea de humildad y sacrificio que la de defensa de los propios derechos. Casi todo empleado aprende, al principio de su carrera, que si protesta no es probable que reciba un aumento o un ascenso, y que incluso puede perder el empleo. Adoptada en la oficina, esta actitud se extiende a la vida familiar y social.

Por otra parte, la gente aprende que, para avanzar, es aceptable y con frecuencia incluso necesario pasar sobre los demás. Como dijo Leo Durocher: los chicos listos llegan antes. Si consideramos seriamente esta herencia cultural tan confusa, casi todas las acciones e interacciones están cargadas de inseguridad.

El aprendizaje inadecuado interfiere en ocasiones en la aserción o la afirmación adecuada. Usted se siente condicionado por ciertos temores. Pueden ser temores sociales, como el de verse desairado o rechazado o temores internos, como el temor a la ansiedad, a una manifestación de cólera o a sentir ternura. Cuando uno teme ciertas situaciones tiende a evitar las circunstancias que las producen, inhibiendo, así la conducta asertiva y situando la vida más allá del control activo. Por ejemplo, una muchacha de 16 años, con un caso temporal de acné, se queda sin pareja en el baile de la escuela superior. A los 17, y con el cutis perfectamente sano, va a la universidad, pero el dolor de aquel plantón le afecta toda la vida. Rehúye toda ocasión de intimidad por temor a que se repita el incidente.

Muchas personas tienen un concepto erróneo de la aserción, confundiéndola con la agresión y diciéndose a sí mismos que la agresión siempre es mala. No consiguen distinguir entre ser apreciado y ser respetado. Confunden la diferencia esencial de ser  egoísta en el mal sentido y egoísta en el buen sentido.

A algunos les falta aserción porque no han adquirido ese arte mediante la experiencia y la práctica. Pasados por alto en favor de otros que no tienen más talento que ellos, continúan años y años en el mismo empleo porque no conocen el método de conseguir ascensos. Algunos son incapaces de resistir abusos y desaires porque desconocen las respuestas con las que contraatacar a tal conducta. Otros responden sí a una petición cuando no quieren dar una respuesta afirmativa, y lo hacen porque nunca han aprendido el arte de decir no. A partir de hoy intenta cambiar tu percepción personal y notarás que si se puede.

La historia de Lupita.

Quiero aprovechar el espacio para referirme a una joven de las que casi no se ven en la actualidad: Guadalupe, conocida cariñosamente como Lupita.

Es la mayor de tres hermanas, nacidas de un matrimonio, civil y eclesiástico, por motivos no muy claros, su madre abandonó a su padre, a ella y a su hermana intermedia, llevándose solamente a su hermana menor. Su padre, un hombre sencillo, trabajador, sin vicios graves (de vez en cuando prueba alcohol), de carácter afable, honesto y sobretodo, muy amoroso con sus dos hijas, que dejaron a su cargo y al de su madre (abuela de las niñas).

Lupita, siempre tuvo la intención de estudiar; durante las etapas escolares de jardín de niños, primaria, secundaria y preparatoria, no tuvo ningún inconveniente económico ni material, porque afortunadamente, pese a lo que se diga, son gratuitas y los gastos mínimos. Lo que ya no fue posible, al ingresar a la Universidad, porque requería pagar transporte, a veces comida y otros gastos, más fuertes. Lo que provocó que estuviera dos semestres y ante la precaria situación económica de su padre, tuvo que salir, buscar trabajo y comenzar a ahorrar para posteriormente, reingresar.

Trabajó un año completo, y efectivamente, como su padre le dijo; todo lo ganado por ella, sería para continuar sus estudios, porque techo, comida y sustento, nunca le faltaría. Y cumplió, era una excelente empleada, siempre atenta a aprender el oficio de lo que ahí se ofertaba. Lo que no pasó desapercibido para los dueños del negocio, ya que ella les pidió de favor, seguir trabajando los fines de semana, mientras estudiaba entre semana. Petición que fue resuelta de forma positiva.

Así estuvo durante 3 años, estudiando de lunes a viernes y trabajando, los sábados y domingos, al mismo tiempo mantenía una relación de noviazgo con un muchacho que conoció en la preparatoria, que vive cerca de su domicilio, debido a su empeño estudiantil, sus profesores la invitaron a laborar en uno de los despachos de ellos, por lo que se fue abriendo paso en su ámbito profesional: la ingeniería civil.

Concluyó su carrera profesional, de inmediato, presentó el examen del Ceneval, la nueva manera de evitar realizar una tesina, tesis o trabajo de investigación, como antaño, y que si resulta aprobatorio, se obtiene de inmediato el título profesional. Cabe hacer mención que su madre nunca la buscó y lo raro es que no se alejó de ellos por alguna relación extramarital, lo que se presta a la suspicacia de que dejó de amar a su pareja y lo mismo ocurrió con sus dos mayores hijas, ya que la menor, sigue con ella, pero sin aspiraciones profesionales, pues terminando la secundaria, dejó de estudiar.

Hace unos días, después de cinco años de experiencia profesional, tiempo en el cual, ya tiene su propio despacho y le va muy bien en eso y en lo económico, contrajo matrimonio con su novio de su época estudiantil, fue una ceremonia sencilla, pero la recepción estuvo agradable, en la cual concurrieron todos los seres humanos que durante todos esos años de vida la apoyaron poco o mucho, y es que la principal característica y valor de Lupita es el agradecimiento, jamás olvida quien le  brindó la mano cuando lo necesitó.

Actualmente, después de una luna de miel, sencilla, pero prometedora y feliz, continúa laborando en su despacho de ingeniería, se le ve feliz todo el tiempo, al igual que su esposo, arrendan un inmueble pequeño, al tamaño de sus necesidades, lo que es sano, pues tomaron sana distancia de sus respectivas familias.

El mensaje que quiero transmitir con mi análisis, es que actualmente, en un mundo donde se están perdiendo los valores, donde la juventud, tiene relaciones sexuales a la menor provocación, donde el amor ha desaparecido, donde las personas mayores, encasillan a todos los menores de treinta años, y dudan de ser buenas personas. Lo que Lupita hizo fue romper ese modelo, mal entendido, pese a salir de una familia económicamente humilde, supo levantarse y alcanzar sus sueños que desde niña buscó, y algo raro en la actualidad, supo cuidarse para llegar al altar sin estar embarazada, encontró un joven similar a ella que la respetó, al grado de pedir su mano y ante la sociedad la honró, lo que desafortunadamente en la actualidad es cada vez más difícil encontrar parejas así.     

Todo es posible, cuando se tiene fe, cuando hay esperanza, cuando hay ganas de alcanzar los sueños que se tienen desde la infancia, y eso solo es posible en almas grandes, fuertes, que vencen todos los obstáculos que la vida va poniendo en su camino, todos tenemos problemas, todos tenemos tropiezos, pero pocos, solo pocos, logran levantarse y seguir siendo agradecidos con Dios, con el Universo o con quien cada uno crea, pero más que nada, ser feliz la mayor cantidad de tiempo.

La historia de Yulissa.

Quiero aprovechar el espacio para hablar de una mujer, joven aún, pero sin un futuro promisorio.

Descendiente de un matriarcado, su abuela, su madre, mujeres solteras, jamás tuvo en su vida una figura masculina. Su madre, por esta y otras causas, siempre la maltrató física y mentalmente, por lo que desde pequeña fue una niña solitaria, los niños de su edad o más pequeños le tenían miedo, por su carácter agresivo, por cualquier detalle o tontería, les pegaba, buscaba desquitar lo que le hacían en su casa, con cualquiera en la calle. Así fue creciendo. Antes de cumplir los trece años, su madre la deja al cuidado de su abuela, porque se va a buscar el sueño americano.

Yulissa al sentirse libre, cumplidos los trece años, conoce a un muchacho (joven pero mayor de edad) de esos que van de otros estados o poblados, vendiendo productos y artesanía casa por casa, le habla bonito, la convence y se la lleva a vivir con él, siendo su primer destino un pueblecito cercano a la capital del Estado de Oaxaca, ahí vivió con sus suegros y cuñados, posteriormente, hizo una parada en Chalco, Estado de México. La edad de ella y el espíritu trabajador de su pareja y familia, hicieron que aprendiera a agarrarle amor al trabajo y a la calle, lo que la marcó. Sin embargo, a los aproximadamente cuatro años de relación fuera de su estado natal, ésta terminó y regresó con su abuela, la cual, por la edad, enfermedad y preocupación de no saber su paradero, había fallecido años atrás, sin ella haberse enterado, su madre ya había regresado de los Estados Unidos, trayendo consigo una niña de 3 años, nacida allá, su madre ya tenía pareja, porque el presunto padre de su hermanita, resultó ser vecino del mismo lugar, aunque como es natural, estaba casado y tenía más hijos, pero esto no era impedimento para seguirle sacando dinero para su manutención.

Después de la típica escena de gritos, reclamos y hasta una que otra cachetada, fue aceptada con la condición de que se iba a portar bien y no se volvería a ir de su casa. Simples palabras que no se cumplen. La mamá la mandó a buscar trabajo, porque necesitaba llevar dinero a la casa, pese a ser menor de edad, si encontró un empleo, en éste, las primeras semanas se mostró con ganas de aprender el giro del negocio, pero debido a que, durante los cuatro años anteriores, estaba acostumbrada a trabajar en las calles, hizo que el encierro la aburriera y un día dejó de presentarse a trabajar, lo que coincidió con una pareja que ya había encontrado (mayor que ella), y que la convenció de que se fuera con él a vivir a la casa de su madre (se repitió la historia rara en el ambiente popular mexicano, de un hijo sin padre), una casa rentada dentro de un patio de vecindad.

Así lo hizo, a los pocos días resultó embarazada, por fin, nació un niño en su familia; por la alimentación, por la edad, ella embarneció, se puso más ancha de caderas, las piernas le engordaron, además de que a su pareja le gustaba lucirla, comprándole ropa ajustada que resaltara sus curvas. Lo que provocó que le llovieran ofertas para cambiar de domicilio, resultando el afortunado (¿?) un primo consanguíneo del papa de su hijo, que vivía en la misma vecindad. Éste, al enterarse, con toda razón, para su escaso raciocinio, la golpeó, originando que se llegara a las instancias jurídicas, es decir hasta lo que antiguamente se denominada Agencia del Ministerio Público, ahí se perdonaron, firmaron un convenio en el que ninguno se metería con el otro. Y él, le pasaría en efectivo o en especie ayuda para su hijo.

Una vez pasado este evento, ella cambió de domicilio a escasos metros del antiguo (con otra suegra y otros cuñados), pero a menos de tres meses de estar ahí, una madrugada fue sacada con su hijo y sus pertenencias a empujones de la casa, ella buscó refugio con una amiga, de similares características de vida, al día siguiente con arrepentimiento fue a buscar a su mamá, nuevamente, se repitió la misma escena vivida años atrás, pero la volvió a recibir, bajo la misma promesa y todo lo demás. En una ocasión, ya estando sola, golpeó salvajemente a su pequeño hijo, no pudiendo ocultar las marcas visibles en su rostro, provocando que el papá del niño la denunciara ante el DIF municipal, con esto, buscaba quitarle la patria potestad, sin embargo,  ahí le pidieron un examen negativo toxicológico (es decir, que no consumía drogas periódicamente), terminando ahí su idea, porque no pudo acreditarlo. Dejando a su hijo en manos de la agresiva madre.

Yulissa siguió su vida, coleccionando parejas ocasionales, porque no había un valiente que le ofreciera casa y sustento, a cambio de amor, palabras y caricias falsas, seguía trabajando en muchos lugares, en los que no duraba, hasta que por fin, estuvo laborando en una casa, donde sustrajo joyas y dinero de la patrona, porque se fue con otro hombre fuera del lugar, sin embargo, poco le duró el gusto, sigue sola, viviendo con su mamá, hermanas e hijo (y es que la realidad es que a muy pocos, hombres y mujeres, les gusta mantener y vivir con un hijo que no es suyo), prostituyéndose ocasionalmente, igual que su madre, para poder tener dinero. Así transcurre la vida de esta joven, actualmente de 21 años, pero con una larga vida sexual, donde ha hecho de todo, legal e ilegal, pero nada de provecho, pensando en darse una mejor vida, pero sobretodo, en darle un mejor futuro a su pequeño hijo, al que dice amar, pero sus actos y acciones demuestran lo contrario.