domingo, 30 de agosto de 2020

El racismo.

Cuando hablamos de racismo estamos hablando de un tipo de discriminación, aquella que se produce cuando una persona o grupo de personas siente odio hacia otras por tener características o cualidades distintas, como el color de piel, idioma o lugar de nacimiento.

Una de las causas más comunes de las actitudes racistas puede encontrarse en el miedo a lo diferente o a las personas que vienen de otros países, por desconocimiento o falta de información al respecto.

4 tipos de racismo

Existen varios tipos de racismo por los que las personas se pueden sentir discriminadas o ser víctimas de desigualdades:

  • Racismo aversivo. Es un tipo de racismo sutil porque generalmente es empleado por personas que están abiertamente en contra del racismo y de los comportamientos racistas. En el racismo aversivo se pretende la igualdad de derechos y la libertad para que cada grupo viva su propia cultura abiertamente. En cambio, las actitudes racistas se producen mediante la distancia con la otra persona, falta de empatía o mostrando frialdad.
  • Racismo etnocentrista. Este tipo de racismo está basado en la superioridad cultural del propio grupo, por lo que este asume que otros grupos diferentes suponen una amenaza cultural. En este tipo de racismo no hay derecho a la igualdad y se cree que las personas que son de una raza diferente a la propia deben someterse al grupo predominante. El rechazo de costumbres, creencias, comportamientos, religiones o lenguas de otros grupos étnicos son actitudes recurrentes en este tipo de racismo.
  • Racismo simbólico. El racismo simbólico aboga por el derecho a ser iguales, pero con matices: el derecho a ser iguales existe, pero para ámbitos puntuales o ciertas situaciones. Un ejemplo que explica el racismo simbólico es la libertad que tiene cada grupo para vivir como quiera, pero en áreas limitadas para dicho grupo. Estas actitudes provocan una segregación cultural entre los distintos grupos, lo que a su vez produce distanciamiento entre sus miembros.
  • Racismo biológico. Es el tipo de racismo menos tolerante. Entiende que una raza es biológicamente superior a las demás, que amenazan con degenerar la raza que es considerada principal. El racismo biológico no cree que los miembros de otras razas deban tener ningún derecho, piensa que deben ser excluidos totalmente e incluso apuesta por la segregación física. Un ejemplo de este tipo de racismo fue el llevado a cabo por el régimen nazi en los años 30 y 40: consideraban la raza aria como una raza pura y superior.

El flujo del dinero.

Si te apasionan las finanzas, es más que probable que hayas oído hablar sobre el cuadrante del flujo el dinero de Robert Kiyosaki, en el que analiza las que según él son las cuatro posibles formas de ganar dinero. Si no lo conoces, no te preocupes. En este artículo lo analizaremos en profundidad.

Para ponernos en situación, hablemos antes sobre su autor, Robert Toru Kiyosaki. Kiyosaki es empresario, inversionista, escritor y conferencista norteamericano de ascendencia japonesa. En la actualidad es el fundador, consejero delegado y máximo accionista de Cashflow Technologies, la empresa poseedora de las licencias de la marca Padre Rico Padre Pobre.

Robert Kiyosaki se hizo popular gracias a sus libros, en especial a Padre Rico Padre Pobre, un auténtico best seller del que ya hablamos en otra ocasión en estas páginas. De hecho, el famoso cuadrante del flujo del dinero de Kiyosaki es en realidad la continuación de esta obra, centrada en explicar los patrones mentales y de ingresos de las personas ricas y de la clase media, que según el autor son totalmente opuestas.

El cuadrante del flujo del dinero

El cuadrante del flujo del dinero analiza esos patrones mentales. ¿Por qué existen millones de personas analfabetas financieramente que viven al día con su dinero y otras que viven en la abundancia gracias a su conocimiento sobre el funcionamiento del dinero?

Según Robert Kiyosaki existen cuatro mentalidades que se traducen en formas de ganar dinero. Estas cuatro formas las describe en un esquema con forma de eje cartesiano con cuatro cuadrantes: Empleado (E), Autoempleado (A), Dueño de negocios (D) e Inversionista (I). Todas las personas estamos obligatoriamente en alguno de estos cuatro cuadrantes.


Ciclo económico..

En economía, se denominan ciclos económicosciclos comerciales o fluctuaciones cíclicas de la actividad económica a las oscilaciones recurrentes de la economía en las que una fase de expansión va seguida de otra contracción, seguida a su vez de expansión y así sucesivamente. La contracción genera como resultado una crisis económica que afecta en forma negativa la economía de millones de personas.

Para Wesley Mitchell, los ciclos económicos son fenómenos específicos de las economías basadas en el dinero y la actividad comercial, en las que la actividad económica está organizada mediante empresas que buscan maximizar sus beneficios. Todo lo que afecta a la economía, desde las lluvias hasta la política, ejerce su influencia afectando al factor básico: el lucro.

Para la corriente del keynesianismo, los ciclos económicos son inevitables pues son el resultado del cambio cíclico en la eficiencia marginal del capital, pero mediante ciertas medidas, como el incremento del gasto público, se pueden suavizar y aminorar sus costos económicos en el conjunto de la población.

Para la corriente austriaca, en general, el ciclo económico deviene de una expansión económica artificial, es decir, no respaldada por ahorro voluntario previo y gestada a través de una manipulación a la baja de tipos de interés, que tiende a aumentar inversiones y crear un falso auge económico, debido a una distorsión en precios relativos por la mayor masa de dinero circulante. Estas inversiones, que serían inexistentes o distintas de no ser por la mencionada distorsión, sobreutilizan los bienes de capital acumulados, desviándolos a proyectos no rentables. Tales burbujas inevitablemente acaban estallando. Cuando la emisión de nuevos medios fiduciarios cesa, las tasas de interés artificiales se acomodan a su verdadero nivel, generalmente muy superior al establecido por los bancos centrales

El ciclo económico se define como el periodo que cumple una serie o conjunto de fenómenos económicos en un orden determinado. Se define como un movimiento de la producción capitalista a través de fases que guarda entre sí una relación de sucesión siendo su fase la crisis o fondo de reanimación o recuperación cima o auge.

Ciclo financiero.

Sin duda una de las razones por las cuales un negocio tiene éxito es el perfecto conocimiento del funcionamiento de la empresa, desde las operaciones más simples hasta las grandes transacciones con otras entidades económicas.

Cada empresa desarrolla sus funciones a través de ciclos, los cuales, según el Moderno Diccionario de Contabilidad (4ta. ed.) (2002, p. 49) son “un período que, una vez concluido, vuelve a iniciarse con las mismas características básicas que en el anterior”

Por lo que algunos autores mencionan que los ciclos de una empresa pueden ser operativos, contables y/o financieros. El ciclo operativo “es el tiempo que transcurre desde el inicio del proceso de producción hasta el cobro del dinero por la venta del producto terminado” Gitman (2003, p. 496).

Horngren, Sundem y Elliott (2000, p.43) señalan que  “en general las empresas siguen un ciclo operativo similar (llamado también ciclo de efectivo o ciclo de ganancias)”.

Durante el ciclo la empresa utiliza el efectivo que posee para adquirir bienes y servicios, que vende después a sus clientes; ellos a su vez pagan efectivo, reiniciándose así el ciclo. Una empresa de tipo industrial suele llevar a cabo algunas variantes en el ciclo de efectivo como se muestra en la figura 5.

Ahora bien, el ciclo contable de un negocio “es el proceso mediante el cual se clasifica, ordena y resume la información contable para obtener el balance de situación final y la cuenta de pérdidas y ganancias” según (García y Jordá , 2004, p. 77).
Una vez ya descritos los ciclos anteriores se ahondará en el ciclo financiero de la empresa, mismo que se desarrolla por el nivel de importancia que ejercen las finanzas y el buen conocimiento  de éstas para el ejercicio de un negocio.

Se debe comenzar por establecer algunas de las definiciones de ciclo financiero, una de ellas es la que menciona NAFIN (2004b), la cual establece que:

El ciclo financiero de una empresa comprende la adquisición de materias primas, su transformación en productos terminados, la realización de una venta, la documentación en su caso de una cuenta por cobrar, y la obtención de efectivo para reiniciar el ciclo nuevamente, o sea el tiempo que tarda en realizar su operación normal (compra, producción, venta y recuperación).

Otra definición del ciclo financiero, es la que establece Laborda y De Zuani (2004, pp. 66 y 67).

El ciclo financiero comienza con la captación de recursos financieros (financiación) que se aplican a la compra y pago de bienes de activo fijo (inversión), los cuales se van liquidando progresivamente a través del proceso de amortización técnico-económica, mediante el cual se va incorporando, al coste de producción, al valor de la parte de los activos fijos consumida en cada ciclo productivo,  y que será recuperada con el cobro de las ventas (des-inversión-parcial), quedando reflejada en la amortización acumulada, destacando que suelen ser necesarios bastantes ciclos de explotación para completar un ciclo de capital.

Las dos definiciones a pesar de la diferencia en su tamaño, son muy similares en su esencia, ya que se muestra en las dos que el ciclo financiero en resumen es el constante movimiento de activos para convertirlos en otro tipo de recursos con los cuales poder seguir operando la entidad.

Rodríguez (2003, p.78) describe que la semejanza fundamental  de las empresas se encuentra en el ciclo financiero, el cual constituye la base para clasificar sus operaciones en apartados,  los cuales son:

  • Apartado del Activo. Se constituye por la inversión del capital propio en distintos bienes, cuyo giro es el fin de la empresa.
  • Apartado del pasivo. Se forma por el capital ajeno cuando el capital propio es insuficiente cuya aplicación va a ser en beneficio de la empresa.
  • Apartado de los ingresos. Se representa por la obtención de productos de las inversiones que se hayan realizado.
  • Apartado de los egresos. Son todas las erogaciones de gastos destinados a obtener los productos anteriores y a la vez constituyen el costo de los mismos.
  • Grupo de orden. Se determina por consideraciones de los derechos y responsabilidades contingentes o eventuales en que puede incurrir la empresa.
  • Cuentas puente y liquidadoras o de distribución. Da lugar al establecimiento y acomodamiento del plan de cuentas a determinadas normas de carácter administrativo.
  • Y el apartado del capital. Éste se forma por las aportaciones de capital propio de la empresa.

 Es decir en este último apartado se recaudan los fondos suficientes para echar a andar el proyecto a través de la financiación.

Sanchis y Ribeiro (1999) señalan que la decisión de financiamiento es la selección entre los diversos medios y determinar, al mismo tiempo, la estructura financiera de la empresa. Además de que dicha estructura se divide en dos clases de financiación propia o la interna y la ajena o externa.

La financiación propia de la empresa según Sanchis y Ribeiro (1999, p. 232) “incluye todos los recursos financieros que son propiedad de la empresa, tanto los externos (volumen de capital social inicial y aportaciones sucesivas posteriores) como los internos (dotación de una parte de los beneficios a reservas).”

En cuanto a la financiación externa es aquella que “se puede recibir de agentes foráneos a la entidad como lo pueden ser préstamos bancarios, préstamos a largo plazo, créditos de proveedores o subsidios y préstamos del gobierno a través de programas sociales” (Soriano y Pinto, 2006, p. 119).

Recordando que se debe buscar contar con unas finanzas sanas, es obligación de la empresa el buscar un equilibrio adecuado entre la financiación interna o autofinanciación y la financiación externa.
El ciclo financiero de una empresa se clasifica en ciclo financiero a corto plazo y ciclo financiero a largo plazo dependiendo de las políticas y necesidades de cada empresa.

Moreno y Rivas (1998, p. 7) definen al ciclo financiero a corto plazo como aquel que:

Inicia con aportaciones en efectivo y puede también obtenerse financiamiento a corto plazo para que estos recursos se empleen en la adquisición de materias para ser usadas en la producción y en el pago de mano de obra y gastos a fin de obtener productos terminados para ser vendidos; en este momento se agrega la utilidad, que se transforma en cuentas por cobrar y que por último se convierten en efectivo. Este ciclo representa el capital del trabajo.

Con atención al ciclo financiero a largo plazo Moreno y Rivas (1998, p. 3) describen que éste,  en una empresa, es el que “contiene las inversiones de carácter permanente que se efectúan para cumplir su objetivo, así como los financiamientos a largo plazo y el patrimonio que incluye los resultados del período”.

De lo anterior se deduce que este ciclo es por un período mayor a un año puesto que su convertibilidad en efectivo o la obligación de liquidarse requiere de más de un año, y que por lo tanto las inversiones en inmuebles, maquinaria y equipo intervienen en el ciclo financiero a corto plazo, a través de la depreciación y amortización.

Continuando con el ciclo a largo plazo, Moreno y Rivas (1998, p. 3) dicen:

Que el monto del ciclo financiero a largo plazo se obtiene como resultado de restarle al activo no circulante el pasivo no circulante, dando como resultado normalmente un exceso entre los bienes y derechos que se van a convertir en efectivo en períodos subsecuentes,  menos los pasivos a largo plazo que se van a liquidar en años futuros.
Descomponiendo la figura anterior en partes se llega a lo siguiente:

Una empresa al tener el efectivo, ya sea por financiación propia, ajena o por la recuperación de las cuentas por cobrar, o ventas de contado, destina al mismo para la adquisición de materia prima o pago de cuentas por pagar. En dicho proceso intervienen las compras, las cuales son la fuente de abastecimiento de los materiales o materias primas para la empresa proporcionados por los proveedores. Y los materiales son guardados en el almacén de materia prima hasta que sean llevados a la producción y posteriormente obtenidos los productos terminados listos para su venta.
Una vez que la empresa concluye su proceso productivo obtiene de dicho proceso productos terminados los cuales son aquellos artículos que se destinan preferentemente a la venta dentro del curso normal de  operaciones de una empresa, siendo almacenados para su posterior venta.

En cuanto a las fases que se llevan a cabo en las ventas y cobro de cuentas por cobrar, se refieren a que las ventas que realiza la empresa pueden ser de contado (efectivo) o a crédito, mismas que son generadoras de las cuentas por cobrar. Al efectuarse el cobro de éstas, se incrementa el efectivo, condición indispensable para que la empresa siga operando.
Reflexionando todo lo anterior, surge una pregunta ¿Cómo se puede tener un correcto conocimiento del funcionamiento de la organización, su ciclo financiero y una verdadera interpretación de los resultados que se están rindiendo? La respuesta a esta pregunta es brindada a través de la identificación de la información pertinente y utilización de herramientas que permitan un tratamiento adecuado de esa información. Dichas herramientas son mencionadas por el Ministerio de Economía de Mendoza, Argentina (2007) en su portal PYME  siendo las:

  • Técnicas de interpretación de datos (tanto de la empresa como de los mercados de bienes y financieros).
  • Técnicas de evaluación competitiva y estratégica.
  • Técnicas de pronóstico y proyección.
  • Técnicas de cálculo financiero.

Con una correcta utilización de las técnicas  y herramientas anteriores se obtiene como resultado un diagnóstico del “estado de salud” del negocio, y así poder definir el siguiente curso de acción y una mejor visualización o proyección de los objetivos deseados.
Para concluir no se debe olvidar la importancia que tiene el realizar un adecuado análisis financiero, y de contar con un adecuado juicio e independencia profesional para mostrar la verdadera cara de las finanzas de su negocio, esto para reflejar los mejores resultados posibles y así proyectar en la toma de decisiones la mejor visión o cursos de acción, para el logro de los siguientes objetivos.
No muy gratamente se sabe que un gran índice de  PYMES muchas veces no analizan a tiempo el tema de su estructura de financiamiento, del trabajo con eficiencia para optimizar resultados. Lo cual les trae como resultado la fractura de este tipo de negocios, poco tiempo después de iniciar sus funciones.
En efecto, la vida de las PYME es algo muy especial y difícil de acotar a normas y procedimientos formales y escritos, como para pensar en hacer un estudio o diagnóstico serio y profundo de su estructura operativa, patrimonial o financiera y ajustar a tiempo los errores que desvían los resultados esperados. Pero ya es responsabilidad de quien tenga el verdadero compromiso con su negocio de buscar el mejor estado financiero, operativo, productivo, etc. de éste, para que le fructifique en mayor crecimiento y desarrollo en lugar de desaparecer. 

miércoles, 26 de agosto de 2020

Publicación.

El efecto espejo…

Lic. Alfredo Castañeda Flores      Analista

El espejo refleja la realidad, pero también es el arma perfecta para el engaño: cuando reflejas a tus enemigos, haciendo exactamente lo que hacen ellos, tus rivales no lograrán deducir tu estrategia. El Efecto Espejo los burla y humilla, lo cual los lleva a reaccionar en forma desmedida. Al poner un espejo frente a su sique, los seduces con la ilusión de que compartes sus valores. Al reflejar sus acciones en un espejo, les enseñas una lección. Son muy pocos los que pueden resistirse al poder del Efecto Espejo.

Los espejos tienen el poder de inquietarnos. Cuando contemplamos nuestro reflejo en el espejo, a menudo vemos lo que queremos ver, es decir, la imagen de nosotros mismos con la que más cómodos nos sentimos. Tenemos la tendencia a no mirar con demasiado detalle, e ignorar las arrugas y los defectos. Pero si miramos con atención la imagen reflejada, a veces sentimos que nos estamos viendo como nos ven los otros, una persona entre todas las demás, un objeto más que un sujeto. Esta sensación nos estremece: nos vemos, pero desde afuera, despojados de los sentimientos, del espíritu, del alma que llena nuestra conciencia. Nos vemos convertidos en una cosa.

Al usar el Efecto Espejo, simbólicamente recreamos esa fuerza perturbadora, reflejamos las acciones de los demás, imitamos sus movimientos para descolocarlos e irritarlos. Al sentirse burlados, clonados, convertidos en objetos, en una imagen sin alma, se enfurecen. O bien, haz lo mismo pero de manera ligeramente diferente, y se sentirán desarmados: reflejaste a la perfección los deseos y ansiedades que ocultan. Éste es el poder narcisista de los espejos. En cualquiera de los dos casos, el Efecto Espejo descoloca a la víctima, enfureciéndola o fascinándola, y en ese instante tienes el poder de manipularla o seducirla. Este efecto encierra un gran poder, porque actúa sobre las emociones más primitivas.

En el ámbito del poder hay cuatro Efectos Espejo principales:

El efecto neutralizador. Haz lo que hacen tus enemigos, imita las acciones de ellos lo mejor posible, y no podrán detectar sus verdaderas intenciones, porque están cegados por el espejo. La estrategia habitual de tus enemigos para manejarte se basa en las reacciones que te caracterizan; neutraliza esas reacciones mimetizándote con tus enemigos. Esta táctica surte un efecto burlador e irritante. La mayorías recordamos esa sensación, que experimentábamos en la infancia cuando alguien nos hacía burla repitiendo textualmente todo cuanto decíamos: al cabo de pocos minutos, queríamos romperle la cara. Utilizando esta mima técnica, aunque en forma más sutil, es posible descolocar al adversario; ocultando su propia estrategia detrás de un espejo, puedes tender trampas invisibles o impulsar a los contrincantes hacia la trampa que ellos había planeado para ti.

La versión inversa es el Efecto Sombra: imita cada movimiento del adversario sin que éste te vea. Utilízala para reunir información que te permitirá neutralizar más adelante la estrategia de tu contrincante, obstruyendo y desbaratando cada uno de sus movimientos. Es eficaz porque seguir los movimientos del otro permite comprender con profundidad sus hábitos y rutinas. Ésta es la técnica básica utilizada por detectives, espías y algunos políticos.

El efecto Narciso. Juega con el narcisismo universal: tú miras hasta el fondo del alma de otra persona, intuye sus más íntimos deseos, sus valores, sus gustos, su espíritu, y refleja todo esto, convirtiéndose en una especie de imagen reflejada del otro. Tu habilidad para reflejar la sique del otro te otorga gran poder sobre esa persona, y hasta puede encender una chispa de amor.

Esto no es más que la habilidad de mimetizarse con otra persona, no física sino sicológicamente, y constituye una técnica muy poderosa porque juega con el insatisfecho amor hacia sí mismo del niño, que todos sentimos. En general los demás nos bombardean con las experiencias, y los gustos de ellos. Rara vez se esfuerzan por ver las cosas a través de nuestros ojos. Será irritante, pero también crea una gran oportunidad. Si demuestras que entiendes a otra persona, al reflejar sus más íntimos sentimientos, esa persona quedará fascinada y lograrás desarmarla, sobre todo porque esto es algo que sucede con muy poca frecuencia.

El efecto moral. El poder del argumento verbal es en extremo limitado, y a menudo logra lo opuesto de lo que pretendemos. Aquí reflejas lo que otros te hacen, de forma tal que se den cuenta con suma claridad de que estás haciendo exactamente lo te hicieron ellos. Les haces sentir que se comportaron de manera desagradable o hiriente, en lugar de quejarse o lamentarse, lo cual solo los pone a la defensiva. Y al sentir que las consecuencias de sus propias acciones les son devueltas por un espejo, los otros comprenden en toda su magnitud de qué manera lastimaron o castigaron con su comportamiento asocial. Objetiviza las cualidades de las que quieres que el otro se avergüence, creando un espejo en el cual el rival puede ver sus necedades y aprender una lección. Este es el efecto del maestro, haya o no defecto en la forma en que otros lo han tratado, para ti siempre podrá resultar provechoso reflejar ese comportamiento de forma tal que los haga sentir culpables.

El efecto alucinatorio. Los espejos son tremendamente engañosos, porque dan la sensación de que a través de ellos se ve el mundo real. Pero en realidad uno sólo mira un trozo de vidrio que, como bien sabemos, no puede reflejar el mundo en su exacta dimensión: en un espejo todo se invierte. Cuando Alicia pasa a través del espejo en el libro de Lewis Carroll, entra en un mundo del revés y no solo en el aspecto visual.

Consiste en crear una copia perfecta de un objeto, un lugar o una persona. Esa copia actúa como una especie de maniquí: la gente lo considera auténtico porque tiene la apariencia física de lo auténtico. Ésta es fundamentalmente la técnica de los grandes estafadores que imitan el mundo real para embaucar. También tiene aplicación en cualquier situación que exija camuflaje. Es el espejo del Burlador.

El reflejo de la realidad encierra un inmenso poder de engaño. El uniforme adecuado, el acento correcto, los decorados apropiados hacen que el fraude resulte difícil de detectar, porque se entrelaza con la simulación de la realidad. La gente tiene un inmenso deseo  y una profundas necesidad de creer, y su primer impulso es confiar en una fachada bien armada y confundirla con la realidad. Después de todo, no podemos ir por la vida dudando de la autenticidad de todo cuando vemos sería demasiado agotador. Por lo general aceptamos como ciertas las apariencias, y tú, amable lector, puedes hacer buen uso de esa credulidad.

En este juego particular, es el primer momento el que más cuenta. Si las sospechas de tu víctima no se despiertan ante la primera mirada a la imagen del espejo, ya no aflorarán. Yuna vez que el otro entra en el cuarto de los espejos, le resultará imposible distinguir entre lo real y lo ficticio, y será muy fácil engañarla. Recuerda: estudia las fachadas de este mundo y aprende a reflejarlas en tus hábitos, modales, vestimenta. Como una planta carnívora, para los incautos insectos tú no serás distinto de todas las demás plantas del campo.

Finalmente, aprende a cuidarte de las situaciones que son sólo reflejos. ¡Ponte listo

martes, 25 de agosto de 2020

Infidelidad masculina.

Sea como sea, enterarte de que tu pareja te está engañando y tiene una aventura con otra persona es un proceso muy doloroso para el que ningún consejo por parte de amigos parece aliviar. Hay que precisar qué entendemos por infidelidad, ya que puede tratarse de un hecho aislado fruto de un error o bien de una relación continuada en la que ella o él se ha enamorado de otro. En este caso, se podría decir que la única solución pasa por olvidarte de esta persona, ya que no hay posibilidad de dar marcha atrás.

La que es sin duda la primera causa de los divorcios es un duro revés para la vida de cualquier persona. A menudo conlleva meses de recuperación, ya sea de la confianza o del duelo que se sufre si la relación ha terminado para siempre. Normalmente el proceso es arduo y difícil, ya no solo el hecho de tener que olvidar a la otra persona, sino por tener que volver a reconstruirte tú mismo. Tus emociones corren el riesgo de quedar desreguladas y pasar por estados de ánimo buenos a malos en cualquier momento, a lo que habría que sumarle el enfado o la pena. También sé consciente de que puede que no vuelvas a confiar en la otra persona de tu próxima relación con la misma facilidad que antes.

Más que aburrimiento, muchos hombres son infieles para dar un impulso a su autoestima o sentirse más viriles

La infidelidad es mucho más común durante el período de adolescencia que en la edad adulta. El 50% de las personas engaña a sus parejas en la escuela secundaria y en la universidad. En el matrimonio, la tasa se reduce un poco más, hasta el 25%, según Justin Lehmiller, investigador del Kinsey Institute. ¿Cuál de los dos géneros tiende a mentir a su pareja? Los expertos lo tienen claro: los hombres. 'Men's Health' ha recopilado en un artículo las razones que les llevan a cometer esta traición.

Emociones no satisfechas

"Un impulso de ego". Esta es la razón que aducen Joseph y Ava Cadell, dos sexólogos de la empresa Loveology University quienes creen que la mayor causa de infidelidad se presenta ante la necesidad no resuelta de satisfacerse mutuamente, no solo en la cama, sino también a un nivel más profundo. Entonces, los hombres ven su aventura amorosa como una vía de escape para no afrontar esa carencia de sinceridad y apoyo mutuo en sus matrimonios. Lo más importante aquí es intentar arreglar lo que está roto mediante la comunicación. Pasar más de media hora de conversación franca y equilibrada, sin tensiones, es un buen comienzo, según Cadell.

Inseguridades

Otra de las más comunes. Ya no eres el de antes: es inevitable que tu físico sufra los efectos de la edad y que, además, estéis aburridos el uno del otro. Si te sientes inseguro con determinados aspectos de tu vida, es probable que sientas el deseo de engañar a tu pareja simplemente para demostrarte a tí mismo que aún queda algo de la persona que eras en tu juventud y lo bien que sabías aprovechar tu físico y tus habilidades sociales para ligar.

En algunas relaciones, las mujeres tienen la libido muy baja, mientras que el deseo sexual de ellos está disparado

"Más que aburrimiento o frustración matrimonial, muchos hombres son infieles para impulsar a su autoestima o ser más viriles", asegura Joseph Cadell. Si crees que puede ser tu caso, lo mejor es que recurras a un psicólogo o terapeuta matrimonial, ya que ser infiel y traicionar a tu esposa no es el mejor modo de dar exteriorizar tu problema.

El sexo

O más cantidad o bien que sea diferente. El sexo casual ocurre a menudo debido a que muchas veces los hombres no tienen demasiada variedad en su vida íntima o bien por probar algo nuevo. En lugar de hablarlo con su pareja y llegar a un punto común, buscan a una persona extraña para satisfacer sus necesidades sexuales. Muchas veces todo se debe a desequilibrios de la libido de ambos: "Algunas mujeres tienen la líbido muy baja, mientras que el deseo sexual de los hombres está por las nubes", apunta Cadell.

Si bien muchas personas sienten recelo a la hora de hablar de sus fantasías sexuales con sus parejas, es muy importante que se tenga una conversación seria y sincera para negociar aspectos de vuestra vida sexual antes de que la cosa empeore y aflore el resentimiento. Si crees que deberíais tener mucho más sexo, díselo y acordad un número de días mínimo a la semana para hacerlo. Intenta explicar a tu pareja qué te gustaría que hiciera en la cama.

La magia del momento

Puede que sencillamente no haya ninguna causa que determine una infidelidad. Estar en un viaje por trabajo o quedar de pronto con una compañera al salir para tomar unas copas puede conseguir que la conexión aflore y se produzca un encuentro intenso entre tu pareja y una tercera persona. Para evitarlo, lo mejor es no caer en la inconsciencia y saber que si estás pasando por un momento malo con tu pareja, no debes beber demasiado o controlar tus impulsos. "Si tienes empatía y entiendes el trauma que podría provocar a tu esposa, no lo hagas", asegura Cadell. Si al final sucede y te arrepientes, no te preocupes en exceso y explícaselo a tu pareja haciéndole ver que solo ha sido una vez y que ya no volverá a ocurrir. Más te vale que todo lo que dices sea cierto.

Tramposo de nacimiento

Los "donjuanes" de toda la vida. Algunos hombres tienen una tendencia innata a seducir y es inevitable que incurran en este tipo de acciones. "Cuando están solteros lo más probable es que tengan encuentros sexuales promiscuos y cuando están casados, que engañen a su pareja", admite Cadell. Es algo evidente. ¿Qué rasgos de personalidad influyen a la hora de saber identificar a este tipo de hombres? El experto concluye que el narcisismo (se muestran arrogantes), la psicopatía (no son nada empáticos) y una inteligencia maquiavélica (manipular a la otra persona de acuerdo a sus intereses).

Todo ello lleva a pensar que lo único que buscan es salirse con la suya y las trampas o los engaños no significan nada para ellos, se sienten libres de toda culpa. Como no están dispuestos a cambiar, a menudo solo aprenden la lección una vez que sus matrimonios están rotos. "Pueden abusar de tu confianza y sentirse superiores, pero es algo que no puede durar para siempre", observa Cadell. Si te has encontrado a alguien así en tu vida, probablemente tu relación se vuelva tóxica, y lo mejor que puedes hacer es largarte y olvidarle.

Infidelidad femenina.

Una investigación realizada en la Universidad Nacional Autónoma de México desveló que tanto los hombres como las mujeres infieles están guiados por los mismos motivos. Sin embargo, su jerarquía es completamente distinta. Para las mujeres es fundamental ser tomadas en cuenta, por lo que la causa más frecuente de infidelidad son los problemas de comunicación en la pareja, seguidos por la falta de amor, la insatisfacción sexual, la atracción hacia otra persona y el deseo de venganza por una infidelidad previa.

Por supuesto, las causas de la infidelidad femenina pueden variar según las diferentes culturas, pero en sentido general, los tres motivos más frecuentes son:

  1. Falta de apego emocional e intimidad: la relación de pareja no es satisfactoria desde el punto de vista afectivo por lo que la mujer experimenta un enorme vacío emocional que intenta llenar con otra persona.
  2. Reafirmar la femineidad: la mujer cree que ha dejado de ser atractiva para su pareja y la infidelidad se convierte en una vía para ratificar su rol de género y volver a sentirse deseada.
  3. Experimentar el romance: en muchas relaciones de pareja a medida que pasan los años los detalles románticos disminuyen, de manera que la mujer echa de menos esos momentos y quiere sentir que es especial para alguien y volver a experimentar esas mariposas en el estómago.

¿Cuáles son las señales de que una mujer está siendo infiel? 

Cada persona es un mundo pero, como regla general, el primer impulso de la mujer infiel es cuidar más su aspecto físico. Al volver a experimentar la pasión y sentirse deseada, es normal que se preocupe más por su apariencia. También influye el hecho de que al tener una vida sexual más activa, su organismo genera una mayor cantidad de feromonas, una sustancia que incrementa de manera natural su atractivo físico y la hace más deseable ante los ojos de los hombres.

Otra señal de infidelidad es el grado de felicidad ya que, aunque la mujer experimente remordimientos o culpa, en ciertos momentos se mostrará mucho más feliz y radiante de lo habitual. Este cambio en el estado de ánimo tiene una doble explicación, por una parte, su organismo está segregando una mayor cantidad de endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad”, y por otra parte, también se debe a que ha recuperado la ilusión y vuelve a sentirse atractiva.

Finalmente, otro signo clásico de  que una mujer está siendo infiel es la independencia. Cuando en una relación de pareja predomina el amor, nuestro cerebro libera una gran cantidad de oxitocina. Conocida como la “hormona del amor”, es una de las razones por la cual los enamorados no quieren separarse ni un segundo. Sin embargo, cuando ocurre una infidelidad los sentimientos cambian y la mujer comienza a reclamar su espacio, dejando a un lado actividades que antes compartía con su pareja.

 ¿Qué diferencia la infidelidad femenina de la masculina?

La infidelidad siempre implica una traición a la confianza que la otra persona ha depositado en la relación, sin importar quién la comete. Sin embargo, en el caso de la mujer infiel, ésta casi siempre brinda señales premonitorias, ya que intenta hablar de sus problemas e insatisfacciones con su pareja, mientras que los hombres prefieren encerrarse en sí mismos.

De hecho, la mayoría de las mujeres infieles han alertado a su pareja. Frases como “ya no eres como antes”, “me siento sola” o “creo que ya no te gusto” indican una insatisfacción de base y pueden convertirse en la antesala de la infidelidad. Y es que, de cierta forma, la mujer casi siempre intenta solucionar el problema que existe en la pareja Cuando no lo logra se concede el permiso para ser infiel.

El tinte sexual de la aventura suele ser otra diferencia entre la infidelidad femenina y la masculina. De hecho, muchas mujeres no llegan a mantener relaciones sexuales, sino que la infidelidad se queda en un plano meramente emocional o incluso platónico, aunque el simple hecho de desear o querer a otra persona es motivo suficiente para generar una profunda sensación de culpa.

En cambio, el hombre suele experimentar menos remordimientos, lo cual se debe a la herencia de una cultura machista en la cual la masculinidad se solía medir dependiendo de la cantidad de mujeres que se habían conquistado. Los hombres también suelen actuar de manera más impulsiva e irreflexiva, mientras que las mujeres suelen pensar más en las consecuencias de sus actos antes de cometer la infidelidad.

La infidelidad femenina es más peligrosa para la pareja

Uno de los principales motivos que impulsa al hombre a cometer una infidelidad es el deseo sexual, el atractivo de la otra persona. Esto significa que en muchos casos no existe una gran inversión emocional, se trata simplemente de una aventura que no rebasa el plano físico.

Sin embargo, en el caso de las mujeres, la infidelidad suele ser más peligrosa para la estabilidad de la pareja, ya que en muchas ocasiones existe una inversión amorosa en la relación. La mayoría de las mujeres no buscan exclusivamente una satisfacción sexual cuando deciden ser infieles, sino que quieren añadir pasión y romanticismo a sus vidas, esto hace que les resulte más fácil involucrarse emocionalmente y poner en riesgo la relación original.

Obviamente, no siempre ocurre así. Los cambios que ha vivido la sociedad en los últimos años han reivindicado el papel de la mujer y poco a poco estos patrones están cambiando. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Winchester refleja que muchas de las usuarias de los portales de citas no son infieles porque estén descontentas con el cariz emocional de su relación de pareja o su matrimonio, sino porque desean romper la monotonía sexual. A la luz de estos datos  es probable que el hecho de que los hombres buscan sexo y las mujeres romanticismo muy pronto será un mito del pasado.

Cclases virtuales, ¿funcionan?


El impacto del coronavirus ha trastocado los planes de todos y ha cambiado la vida de la mayoría de los ciudadanos del globo, que se han visto confinados de la noche a la mañana en sus casas en el peor de los casos, o bien con los movimientos restringidos. El mundo se para, y todo con el objeto de hacer frente a la sangría de contagios que está colapsando las urgencias de medio planeta.

Estas medidas han afectado de lleno al sistema educativo ya que los niños y jóvenes se han visto obligados a permanecer en sus casas y los profesores a sustituir las clases presencias por la formación online. Ahora bien ¿es realmente efectiva la formación remota o es simplemente un remedio adoptado en una situación excepcional? Hemos querido indagar más sobre el asunto contactando con uno de los primeros centros en adoptar el conocido como ‘home schooling’ y esto es lo que hemos descubierto.

Nos trasladamos, virtualmente, claro, a Madrid, y en concreto al Brains International Schools, uno de los primeros centros en aplicar esta metodología de formación a distancia apoyándose en medios digitales. La capital hispana ha cobrado especial protagonismo en la crisis del coronavirus ya que su gobierno regional, en previsión de los contagios que se avecinaban, se adelantó al gobierno central de España a la hora de cerrar los centros educativos en Madrid y su región. 

“Desde el primer momento en el que la Comunidad de Madrid decretó el cierre de los centros educativos en Brains International Schools nos pusimos a trabajar y diseñar nuestro proyecto Home Schooling. Básicamente, lo que hemos hecho es trasladar nuestra metodología a un entorno virtual”, explican a Digital Trends en español desde el centro, “gran parte del trabajo ya lo teníamos hecho pues nuestros alumnos trabajan con iPad desde quinto de Primaria”. Pero asistir a una educación virtual no solo supone superar las barreras del contacto físico: es un cambio de paradigma radical al que hay que acostumbrarse.

Si nos estás leyendo y tienes algún hijo asistiendo a este tipo de formación, habrás descubierto que las clases ya no consisten en un orador y los alumnos tomando notas desde casa; ese formato ya no sirve puesto que el estudiante está rodeado de estímulos que lo hacen despistarse. En este sentido, el centro madrileño busca “alumnos activos que se cuestionan y son creadores de su propio conocimiento. En este proceso, el profesor ejerce de guía y es el que, mediante el diseño de actividades y experiencias de aprendizaje potencia, no solo el conocimiento de sus alumnos sino una serie de habilidades y competencias que de otra forma serían impensables”.

sábado, 22 de agosto de 2020

Velorios mexicanos.

Todo aquel que haya residido durante muchos años en el mundo, inevitablemente debe de haber acumulado una considerable experiencia por lo que a la participación en funerales se refiere. También yo he participado en numerosos sepelios: católicos, protestantes, judíos, laicos y comunistas, pero por lo que toca a los rituales
funerarios de otras civilizaciones, las extraeuropeas, no tengo más nociones de las que he obtenido a través de libros. La diversidad y la pluralidad de estos rituales son verdaderamente asombrosas, según afirman los etnógrafos, aunque muchas de estas costumbres, para nuestro gusto, podrían parecer un tanto excéntricas. Sin embargo, mi intención no es buscar en esa literatura extravagancia alguna; lo que hago es tan sólo remitirme a nuestra propia experiencia europea, en general.
     Solemos asistir a los funerales de amigos y allegados, funerales en los que participamos bajo cierto apremio interno, pero también acudimos a los sepelios de personas que nos resultan indiferentes y a las que acompañamos hasta su última morada por razones meramente sociales o burocráticas. Con facilidad, captamos la diferencia entre un funeral religioso, sobre todo uno auténticamente católico, y uno laico. En un entierro laico, detectamos de manera ineludible un ambiente de incomodidad, de desconcierto, tal como si la persona al morir, o por el solo hecho de morir, hubiera cometido bien una pifia, bien una falta de tacto. Allí no es posible decir una sola palabra de consolación, e incluso si algún orador pondera los méritos del difunto y afirma que su obra vivirá por siempre (¿y él cómo puede saberlo?), aun así no podemos interpretar todas esas palabras más que como un simple intento, artificial y poco convincente, por librarse de la depresión. La mayoría de los participantes, seguramente, preferiría interrumpir lo más pronto posible ese falso contacto con el (o la) que se fue. En cambio, un funeral plenamente católico está plagado de tristeza, pero al mismo tiempo de esperanza, en virtud de que al finado se le encomienda a la misericordia divina. El sacerdote exhorta a todos los presentes a que recen por el alma de nuestro hermano, que en paz descanse, anuncia la resurrección; mientras tanto, nosotros le decimos adiós en vísperas de su gran viaje a la Jerusalén celestial. El ritual está fincado en la creencia de que la muerte ha sido superada. Por tanto, podemos decir, tal como aparece en el himno de Prudencio: "Iam maesta quiesce querela, Lacrimas suspendidte, matres, Nullus sua pignora plangat, Mors haec reparatio vitae est" ("Calmad las querellas dolientes, no derraméis lágrimas, oh, madres, que nadie levante lamentos, la muerte es la renovación de la vida").
     De manera también similar es como interpretan la muerte los rituales religiosos de todas las civilizaciones, comenzando por las arcaicas, si bien éstas se diferencian por la forma en que se deshacen de los restos mortales y por la idea que tienen acerca del futuro destino del muerto. Asimismo, en otros tiempos, los librepensadores solían depositar en el ataúd del hermano hojas de acacia, árbol que supuestamente había de anunciar el renacimiento, según se desprende del relato que gira en torno al asesinato de Hiram, constructor del primer santuario.
     La muerte, como todos sabemos, es un suceso no sólo natural, sino también social, religioso, cósmico. A lo que, desde luego, nos referimos es a una muerte que sobreviene dentro de un orden natural, relativamente estable, de la vida; en tiempos de los grandes cataclismos, en tiempos de la gran peste, de la guerra, del genocidio, los entierros habituales son a menudo irrealizables, a los cuerpos se les arroja masivamente a fosas comunes o se les incinera, las osamentas se tornan por tanto anónimas: no hay tiempo para rituales. En cambio, en tiempos (más o menos) normales, el ceremonial funerario resulta indispensable. La muerte, aun sin ser un acontecimiento raro o insólito, siempre quebranta de alguna manera la cohesión de la colectividad, genera inquietud y angustia, saca de la rutina. El ritual, por consiguiente, tiene como objeto restablecer la normalidad, consolidar de nueva cuenta a la comunidad lesionada. Dentro de nuestro código de usos y costumbres, también la stypa forma parte de este proceso: he aquí que regresamos a casa, todo funciona como antes, nos sentamos a compartir los alimentos, seguimos siendo la misma colectividad.
     Los antropólogos, en ocasiones, hacen hincapié en cómo, de manera ambivalente o abiertamente contrapuesta, se manifiestan nuestras emociones frente a la faz de la muerte y cómo éstas se revelan en los rituales. Por una parte, los rituales tienen como propósito asegurarnos la continua e inalterable presencia del finado, su permanencia en el mismo cosmos; por otra, sin embargo, reafirman su ausencia en el ya conocido orden, de manera que queremos permanecer al lado del muerto y al mismo tiempo apartarlo hacia otro mundo, para de este modo poder afirmar nuevamente la perdurabilidad de nuestra vida colectiva. La aceptación de la muerte y la protesta contra la misma son dos partes inamovibles de nuestra existencia.
     Hay diferentes rituales que sirven para la purificación del muerto. En la Iglesia romana, esa purificación es la ceremonia de la unción. El moribundo, antes de emprender el último viaje, es sometido a un tratamiento espiritual. A este efecto, tenemos salmos expiatorios: "Asperges me hysopo et supra nivem dealbabor" ("Me volveré más blanco que la nieve"). Resulta por demás evidente que es la Iglesia la encargada de llevar a cabo dicha purificación; de ahí que todos a los que la Iglesia ha dejado fuera quedan excluidos de este ritual salvador. En el Rituale Romanum potridense, la lista de todos aquellos a los que no está permitido darles cristiana (léase "eclesiástica") sepultura es bastante larga: paganos, judíos, todos los infieles, herejes, apóstatas, disidentes, todos aquellos que han sido públicamente excomulgados; a los que se les ha puesto el interdicto; los suicidas (siempre y cuando no hayan cometido este pecado por razones de algún trastorno mental, sino por simple desesperación o furia, y no mostraran arrepentimiento antes de morir); los que han fallecido en un duelo (aun si antes de morir hubieran mostrado arrepentimiento); los pecadores manifiestos, es decir, aquellos que agonizan sin previa contrición y que en el lapso de un año anterior a su muerte no habían cumplido con su deber de la confesión y comulgación; por último, figuran en esta relación los niños recién nacidos que mueren sin haber sido bautizados. De tal modo, colegimos que todos los que no han sido mencionados en dicha lista han de encaminarse en derechura hacia la sima infernal. Al menos, así es como fue antes; hoy día, la Iglesia se muestra a este respecto mucho menos categórica.
     La ambivalencia de nuestros...

La ambivalencia de nuestros rituales también se pone de manifiesto en nuestra postura frente a los restos mortales. Por un lado, el cristianismo nos enseña que el cuerpo sepultado no es más que un simple despojo carente de importancia, despojo humano en el que ya no queda nada del espíritu del muerto; por otro lado, sin embargo, se nos impone respeto a ese cuerpo sin vida, al que con tanta solemnidad y, en ocasiones, con tanta pomposidad entregamos a la madre tierra. Esta ambigüedad se hace presente en muchas culturas. Sólo en unas cuantas, muy contadas, el cadáver es tan venerado como lo fue en el antiguo Egipto (y eso concernía, por cierto, únicamente a las clases más altas). Pero también allí donde, como en la India, los restos son cremados y las cenizas esparcidas sobre el río sagrado; o bien allí donde a los muertos se les tiraba al mar, y, finalmente, allí —como entre los parias y los zoroástricos (a veces, también entre los budistas)— donde a los cuerpos de los muertos se les entrega a los buitres para su banquete. Bueno, pues aun allí esto no significa que los muertos sean simplemente despreciados y botados a la basura: no, ellos simplemente son encomendados a la naturaleza, a los espíritus del mar, a los espíritus del río. De manera análoga, los rituales más horripilantes para nuestro sentir europeo, como el canibalismo practicado con cadáveres, sirven para honrar a los difuntos.
     Queremos creer en los vínculos que nos unen con los seres cercanos que nos abandonaron, pero al mismo tiempo queremos también su desvinculación. En la antigua Roma se celebraban rituales periódicos, cuya finalidad era prevenir contra el retorno de los muertos como lémures, fantasmas. En algunos rincones de Europa existe aún el tabú de pronunciar el nombre del recién fallecido; se procede, además, a tapar espejos después de la muerte. Las prácticas de entablar contactos espiritistas con los muertos son estrictamente prohibidas por la Iglesia romana (por otra parte, sin embargo, tenemos que creer en la comunión de los santos y levantar en su honor oraciones y súplicas a los cielos; pero bueno, los santos, al final de cuentas, no son nuestros muertos, sino seres celestiales). La misma ambigüedad podemos percibirla en la actitud que la Iglesia ha adoptado respecto a la cremación de cadáveres; sobre este tema, incluso, se habían pronunciado con sumo rigor algunos pontífices, tales como León XIII, Pío XI y, más recientemente, ya con menor rigor, Paulo VI. La cremación, por sí sola, no es ningún mal, es admisible, siempre y cuando existan dificultades para la inhumación y con tal de que no se trate de una profanación intencional del cristianismo, ya que la incineración del cuerpo no puede perjudicar a la inmortalidad del alma, ni dificultar a Dios la resurrección del hombre (recordemos, no obstante, la historia de un Dios que revive los huesos de los muertos en presencia del profeta Ezequiel).
     La participación en funerales era, y sigue siendo, un mandato riguroso. Cuando pertenecemos a cierta comunidad, no nos queda más remedio que cumplir con este deber (yo mismo, mientras vivía en Polonia, asistía a funerales con frecuencia; sin embargo, ya en Inglaterra eso me ha ocurrido raras veces, lo mismo que en Estados Unidos, lo cual no deja de ser un testimonio de la enajenación, o bien de una escasa integración a dichos países).
     He podido observar que solamente en Inglaterra me tocó escuchar risas en un funeral, hilaridad intencionalmente provocada por el orador. Sin embargo, no se trata en este caso de una falta de respeto a los muertos (aquellos casos en los que lo presencié eran de entierros de la élite cultural del país), sino más bien de cierta descarga de tensión.
     La muerte genera tanto fascinación, presente sobre todo en algunas civilizaciones (como ejemplo, citaremos tan sólo el caso de México), como el deseo de desenterrar el asunto de la memoria. Pero el respeto a los restos mortales existe en todas las civilizaciones, grandes y pequeñas. Tal vez podría parecer superfluo, pero no lo es; por el contrario, resulta importante dentro de la cultura, es parte de la deferencia que nos merece todo ser humano, aunque sabemos que ese ser ya no existe en un cuerpo muerto. Esta no es una cuestión religiosa, dado que en categorías religiosas un cuerpo muerto pudiera parecer sin importancia; el muerto vive en alguna otra parte, de manera distinta y mejor. Es más que nada una cuestión laica, de sumo significado. La presencia de las huellas materiales de gente fallecida no es más que una simple presencia y un recordatorio de nuestra historia colectiva. Pero sin ese sentir de que vivimos en una colectividad continua, extendida hacia atrás y hacia adelante, no nos sería posible preservar nuestra cultura. Este respeto, por cierto, se puede expresar en formas que levantan protesta; por ejemplo, existe en Polonia la tendencia a hacer gestiones para traer los vestigios mortales de los polacos destacados que murieron en otros países. Estas son, sin embargo, fuera de algunos casos aislados, demandas un tanto descabelladas. Las tumbas de los polacos, desparramadas por todos los rincones de la tierra, las de distintos proscritos, exiliados, emigrantes, soldados de otros ejércitos, son, es cierto, un gran testimonio de los destinos históricos de la nación, que como tal hay que respetar, pero prorrumpir en gritos: "Esa es nuestra propiedad, aquellas osamentas", eso no, eso, señores, no se vale (por fortuna, los franceses nunca nos devolverán los huesos de Chopin, que reposan en Pére-Lachaise).
     Vemos, sin embargo, cómo va decayendo nuestra tradición de funerales y cementerios. En muchos lugares, simplemente falta espacio para instalar nuevos panteones; la cremación, por tanto, es cada vez más frecuente. Sabemos, no obstante, que el paseo por un cementerio tradicional es, o puede ser, algo espiritualmente sano y edificante, mientras que las numerosas gavetas, encimadas una sobre otra, donde "yacen" empacadas las cenizas, no producen ya impresión alguna, no dan la sensación de una continuidad histórica en la que permanecemos.
     Cada vez con mayor frecuencia se presentan también casos de trasplantes de diferentes órganos del cuerpo de los recién fallecidos; se escuchan por ahí, incluso, voces de demanda de que sea permitido realizar esos procedimientos en forma rutinaria, siempre y cuando el moribundo antes de expirar no haya expresado su negativa al respecto (así es como sucede ya en algunos países). Se trata, desde luego, de salvar a los vivientes, un asunto que es por encima de toda duda bueno y loable; sin embargo, confieso que a mí no me agradaría en absoluto que mis seres queridos fueran tratados después de la muerte como un simple almacén de refacciones. ¿Será éste un sentimiento irracional? Tal vez. No obstante, se esconde tras él una cuestión importante. Es válido, cuando hay motivo, hablar mal de los muertos, pero tan pronto como nos acostumbremos todos a la idea de que sus fragmentos materiales son como una piedra del camino, impersonales, concretos, sin ninguna remisión a nuestra vida espiritual —a pesar de que a veces podrían servir—, entonces nos enfrentaremos con el peligro de que también a los vivos los vayamos a querer tratar como a simples repuestos. Y este sería el fin de nuestra cultura.

viernes, 21 de agosto de 2020

Publicación.

Muerto el perro…

Lic. Alfredo Castañeda Flores      Analista

Los problemas suelen tener su origen en un solo individuo fuerte: el instigador, el subalterno arrogante, el sembrador de inquinas y resentimientos. Si dejas espacio para el accionar de este tipo de individuos, otros sucumbirán a la influencia del personaje. No esperes a que los problemas que él causa se multipliquen, y no trates de negociar con él, pues es irrecuperable. Neutraliza esa influencia, aislándolo o eliminándolo. Recuerda que, muerto el perro, se acabó la rabia.

Aprende esta lección. No pierdas tiempo atacando en todas direcciones a un enemigo de muchas cabezas. Encuentra la única cabeza que importa: la persona que posee la voluntad o la Inteligencia o, sobre todo, el carisma necesario para convertirse en líder. Luego, cueste lo que cueste, aleja a esa persona, porque en cuanto haya desaparecido los poderes que ejercía perderán efecto. El aislamiento podrá ser físico (destierro o ausencia de la zona), político (debilitamiento de su base de apoyo) o sicológico (destrucción de su imagen en el grupo, mediante calumnias e insinuaciones). El cáncer comienza con una única célula; extírpala antes de que se expanda y se vuelva incurable.

Esto es aplicable para cualquier área de la vida.

En cada grupo el poder se concentra en las manos de una o dos personas, dado que ése es un aspecto en el cual la naturaleza humana nunca cambiará: la gente se congrega en torno de una sola personalidad fuerte, como los planetas al describir su órbita alrededor de un sol.

Actuar con la ilusión de que este tipo de centro de poder ya no existe significa cometer un error tras otro, derrochar tiempo y energía y nunca dar en el blanco. El hombre poderoso nunca pierde tiempo. Hacia afuera podrá simular seguir el juego –fingiendo que el poder es compartido por muchos–, pero por dentro mantiene un ojo atento sobre los pocos que dominan el grupo. Y sobre éstos hay que actuar. Cuando urge algún problema el hombre de poder busca la causa subyacente, el personaje fuerte que comenzó a incitar a los demás y cuyo destierro o aislamiento permitirá que las aguas se aquieten nuevamente.

Lo mismo sucede en el ámbito familiar, cuando la dinámica familiar es inestable y disfuncional, siempre hay una persona que es la instigadora, la generadora de problemas. Cuando se acude a terapia, en las sesiones tomadas, se aísla de modo simbólico esa manzana podrida sentando a la persona en cuestión en un sitio algo apartado aunque solo sean unos centímetros. Poco a poco los demás miembros de la familia identifican a ese individuo como la fuente de sus problemas. Una vez que hayas identificado al instigador, al denunciarlo ante el resto del grupo lograrás un avance muy importante. Averiguar quién es el que controla la dinámica del grupo es fundamental. Recuerda: el instigador actúa ocultándose en el grupo, disimulando su accionar entre las reacciones de los demás. Convierte ese accionar en algo visible, y el agitador perderá el poder de causar problemas.

Una táctica clave en los juegos de estrategia consiste en aislar el poder el enemigo. En el ajedrez se acorrala al rey. En el juego chino del Go se trata de aislar las fuerzas enemigas en pequeños nichos, para inmovilizarlas y tornarlas ineficaces. A menudo es mejor aislar al enemigo que destruirlo, dado que nuestra decisión parecerá menos brutal. El resultado, sin embargo, es el mismo, porque en el juego del poder el aislamiento equivale a la muerte.

La forma más eficaz de aislamiento consiste en separar de algún modo a su víctima de la base de poder en que se apoya. Cuando un poderoso quiere eliminar a un enemigo de la élite del gobierno, no lo enfrenta en forma directa: trabaja silenciosa y sutilmente para aislarlo, dividir y alejar a sus aliados, para reducir la base de apoyo. Pronto el hombre desaparece por sí solo.

La presencia y la apariencia tienen gran importancia en el juego del poder. Para seducir, sobre todo en las primeras etapas, la presencia constante es necesaria para ejercer influencia; si te ausentas a menudo de la vista de los demás, el encanto se desgastará.

El aislamiento tiene otros usos estratégicos. Cuando se intenta seducir a alguien, a menudo es aconsejable aislarlo de su contexto social habitual. Una vez aislado, se vuelve vulnerable a nuestra influencia. De forma similar, los grandes estafadores buscan la manera de aislar ca sus víctimas del entorno social en que suelen moverse, para llevarlas a un ambiente en el cual ya no se sientan cómodas. En ese nuevo medio se debilitan y sucumben al fraude con mayor facilidad. El aislamiento puede, entonces, resultar una forma poderosa de poner a la gente bajo nuestro influjo para seducirla o embaucarla.

A menudo, amable lector, encontrarás poderosos que se han apartado solos del grupo. Quizás el poder se les ha subido a la cabeza y se consideran superiores; quizás han perdido la capacidad de comunicarse con la gente común. Recuerda: esto los torna vulnerables. Por muy poderosos que sean, estos individuos pueden ser utilizados.

Busca siempre a la persona que ocupa altas posiciones pero que a la vez se encuentra aislada de su entorno (en México, esa figura es la esposa, debido a la falta de carácter de la mayoría de hombres de permitir ser dominados por ella). Caerá en tu regazo como fruta madura, será fácil de seducir y te catapultará hacia el poder.

Cuando desaparecen los líderes, desaparece también el centro de gravedad; no hay nada en torno de la cual girar, y todo se desmorona. Apunta al líder, hazlo caer y aprovecha las infinitas oportunidades que se te presentarán en medio de la confusión.

Por último, inteligente lector, cualquier daño que hagas a un hombre debiera ser infligido de modo tal que no tengas por qué temer su venganza, escribió Maquiavelo. Si actúas para aislar a tu enemigo, asegúrate de que carezca de los medios para devolverte el favor. Es decir, si aplicas esto; aplícalo a partir de una posición de superioridad, a fin de que no tengas nada que temer del resentimiento de los demás. ¡Ponte atento!

jueves, 20 de agosto de 2020

Champions league

Disputada anualmente, fue creada por iniciativa del diario L'Équipe en la temporada 1955-56 bajo la denominación de Copa de Clubes Campeones Europeos (nombre original en francésCoupe des Clubs Champions Européens), con un formato de eliminación directa. Ideada para definir al mejor club del continente, en 1992 el torneo fue reestructurado incluyendo por primera vez un formato de competición de liga o fase de grupos como paso previo a la fase eliminatoria, por lo que fue rebautizado con su vigente denominación para la edición 1992-93, consolidando dicho formato. Originalmente, se clasificaban para su participación en el certamen los equipos campeones de las ligas nacionales, pero, en 1997, comenzaron a participar también los subcampeones y, en 1999, los clasificados hasta el cuarto puesto, dependiendo del coeficiente UEFA de cada liga, debiendo superar los de menor coeficiente una fase previa.

El ganador de esta competición disputa la Supercopa de Europa contra el campeón de la Liga Europa y, como representante de la confederación, la Copa Mundial de Clubes de la FIFA. El vigente campeón es el Liverpool Football Club quien ganó su sexto título tras vencer al Tottenham Hotspur Football Club situándose como el tercer club más laureado entre los 520 participantes históricos de la competición, clasificación que lidera el Real Madrid Club de Fútbol con trece títulos. La federación española es la que más campeonatos ha logrado con dieciocho, seguida por la inglesa con trece y la italiana con doce.