miércoles, 31 de marzo de 2021

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Fraudes en México….

Lic. Alfredo Castañeda Flores 

El siguiente es un tema muy importante, pero sobretodo que a muchos mexicanos nos tiene en indefensión, a merced de delincuentes que están coludidos con empleados, incluso directivos de algunas empresas involucradas. Estos no son considerados delincuencia organizada y por supuesto que están bien organizados y no tienen nada que ver con los que presentan como delincuentes conocidos y famosos. 

Hablo de que nuestros datos personales, solicitados por instituciones bancarias, por el Instituto Nacional Electoral, antes Instituto Federal Electoral, por cualquier dependencia gubernamental, en cualquiera de sus tres niveles, y en otras más, presuntamente, nos indican que nuestros datos están protegidos. Cosa más falsa y engañosa, porque a muchos de nosotros nos están llamando a nuestro teléfono fijo, a nuestro teléfono móvil, envían mensajes a nuestro correo electrónico, nos llega correspondencia en papel a nuestro domicilio particular, etcétera, ofreciéndonos innumerables servicios, ofertas, tarjetas bancarias, préstamos, seguros, nos invitan a reuniones donde nos van a entregar un obsequio, sin dar nada a cambio, pero cuando se llega a ese lugar, nos empiezan a querer lavar el cerebro, ofreciéndonos, principalmente, las vacaciones que todos soñamos, y que muchos no han podido tener, claro que eso lleva un truco, es por determinado periodo en años, y una cantidad económica, etc., todo esto resulta un fiasco, un fraude, porque hay gente que ingenuamente ha caído en esas redes delincuenciales y lo que les ofrecieron, en la realidad, es mínimo, porque para pagar a tantos actores disfrazados de empleados, necesitan obtener beneficios económicos. Eso cuando les devuelven algo, porque en muchos otros casos, jamás vuelven a saber de ellos. 

Esto es algo de lo que no deberíamos ser molestados en ninguna de las formas indicadas, precisamente, si en realidad fueran protegidos nuestros datos personales, pero en este país todo es negocio, todo es dinero, todo es corrupción. Cualquiera que tenga dinero obtiene los datos más íntimos de cualquier ciudadano. Los empleados bancarios, desde el más alto como lo es el gerente o director general de una sucursal bancaria, cajeros, ejecutivos, hace su negocio a costa de los clientes que, ingenuamente, formamos parte de su cartera de clientes, esto es por diferentes causas y motivos, hay quienes tienen dinero y lo guardan en el banco por seguridad, otros, porque son empleados y deben tener una tarjeta de nómina (débito), los ancianos porque así reciben sus pensiones, jubilaciones o dádivas del gobierno, etcétera, pero ahí estamos a merced de estos delincuentes de cuello blanco, se les llama así porque andan siempre uniformados, sus camisas son blancas y pocos se imaginan lo perversos que pueden llegar a ser. Y esto no es cuestión de sexo, hombres y mujeres, participan por igual, dijeran por ahí, la necesidad es más fuerte que los valores morales, pero la ambición y codicia, lo es aún más.

Pretextos siempre va a tener una gente deshonesta, corrupta y sinvergüenza, la más usual es que el dinero que les pagan no les alcanza para vivir. A una gente con éstas características ningún dinero las va a satisfacer. Esto, por supuesto, cuando son detenidos por alguna autoridad despistada, honesta o porque los de arriba quieren sacrificar a un chivo expiatorio para apagar el fuego por un tiempo.

Aunque existen dependencias gubernamentales que presuntamente protegen al ciudadano en caso de verse afectados por estos vivales, no pasa de que los incluyan en un boletín que nadie ve, que nadie lee, que nadie conoce, pero lo importante, si se tuvo una pérdida económica, no es reparado el daño patrimonial. Es decir, no se recupera lo perdido. ¿Esto qué te hace pensar, amable lector? Que hay mucha gente de buen nivel en los diferentes encargos de la administración pública, sea pública o privada, que está perfectamente organizada para defraudar a los demás. Total, vivimos en un país donde sobran leyes, reglamentos, decretos, pero que no se respetan. Salvo cuando dejan de ser importante para esos que los usan, aplicándoles lo que corresponda según su falta cometida, o por venganzas del nuevo régimen político. Pero, jamás, porque lo merezcan. Cuando los acusadores o afectados son ciudadanos comunes y corrientes, siempre se protegen y cuidan las espaldas entre ellos. Y así, inteligente lector, no se puede acabar con la corrupción. Como decía un ex presidente, a mis amigos, justicia y gracia, a mis enemigos, la ley a secas. Los ciudadanos somos los enemigos de la clase política, y lo podemos ver diariamente. Además, no nos unimos y somos presa fácil de ellos. 

Así es, para hacernos víctimas, forman toda una parafernalia en la que están metidos desde funcionarios gubernamentales, ejecutivos de instituciones, compañías telefónicas, hasta individuos fáciles de manipular, que son los que dan la cara y por unos cuantos pesos fáciles, intentan lavarnos el cerebro ofreciéndonos la luna y las estrellas, a precios irrisorios. Por eso, una vez más lo indico, debemos estar alertas, atentos, hay mucho delincuente que quiere hacernos daño en nuestro de por sí, cada vez más devaluado patrimonio personal. Recuerda que te cuesta mucho ganar ese salario (poco o mucho), no permitas que cualquier estúpido disfrazado de oficinista de quinta, te lo quite, sin que puedas hacer nada y sobretodo, que nadie te apoye, te cuide ni asesore. Que no te gane la ambición, recuerda que en esta vida nada es gratuito, todo tiene un precio y la suerte de ganarte algo sin comprar boleto, no existe. Ponte buzo, ponte atento, ponte trucha. A cuidarnos todos, pero sobretodo, deja de tener miedo, el miedo es el escudo de los delincuentes, ten valor, agarra fuerza y los dejarás desprotegidos a ellos. ¡Ánimo!

martes, 30 de marzo de 2021

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Ser perfecto es peligroso...

Lic. Alfredo Castañeda Flores       Analista 

Siempre es peligroso mostrarse superior a los demás, pero lo más peligroso de todo es parecer libre de toda falla o debilidad. La envidia genera enemigos silenciosos. Lo inteligente es poner de manifiesto, de vez en cuando, tus defectos y admitir vicios inofensivos, a fin de desviar la envidia y parecer más humano y accesible. Sólo los dioses y los muertos pueden parecer perfectos, impunemente. 

La envidia es una hierba que no debe ser regada, la envidia tiene mucho poder en un entorno democrático. La gente que es superior a la mayoría evita toda apariencia de grandeza. Esto no significa que la grandeza debe sofocarse o que sólo debe sobrevivir lo mediocre, sino que es necesario recurrir a un hábil juego de apariencias. La insidiosa envidia de las masas puede desviarse con facilidad: muéstrate como uno de ellos, tanto en estilo como en valores. Establece alianzas con quienes son tus inferiores y elévalos a posiciones de poder para asegurarte de que te apoyan en momentos de necesidad. Nunca hagas ostentación de tus bienes, y disimula el grado en que ellos te han comprado influencia. Demuestra tu respeto por los demás, como si estos fueran más poderosos que tú. 

Nunca seas tan tonto como para creer que despiertas admiración mediante la ostentación de las cualidades que te destacan por encima de los demás. Al hacer tomar conciencia a los otros de la posición inferior que ocupan, sólo generas “admiración desdichada”, o sea, envidia, que corroerá a los demás hasta que terminen socavando tu éxito y posición de formas por entero imprevisibles. Sólo el necio desafía a los dioses de la envidia haciendo ostentación de sus triunfos. El maestro del poder entiende que la apariencia de superioridad sobre los otros no tiene importancia alguna; lo que importa es la superioridad real. 

De todos los trastornos del alma, la envidia es el único que nadie admite tener. 

Una de las cosas que más difíciles resultan al ser humano es manejar sus sentimientos de inferioridad. Al enfrentarnos con una capacidad, un talento o un poder superior, a menudo nos sentimos perturbados e incómodos; esto se debe a que tenemos una conciencia exagerada de nosotros mismos, y cuando nos encontramos con quienes nos superan, nos percatamos de los aspectos en que somos mediocres o al menos no tan brillantes como creíamos. Esta perturbación de nuestra imagen personal no puede tolerarse mucho tiempo sin que despierten emociones negativas. Primero sentimos envidia: si tuviésemos las cualidades o la habilidad de la persona superior a nosotros seríamos felices. Pero la envidia no nos brinda consuelo ni nos acerca a la persona a la que envidiamos. Tampoco podemos admitir que sentimos envidia, porque es un sentimiento que la sociedad condena: mostrar envidia significa admitir que nos sentimos inferiores. Ante amigos cercanos podremos llegar a confesar nuestros deseos secretos y no realizados, pero nunca admitiremos sentir envidia. De modo que es un sentimiento clandestino.

Lo disimulamos de muchas formas, por ejemplo, encontramos motivos para criticar a la persona a la que envidiamos: decimos que podrá ser más inteligente que nosotros, pero no tiene valores morales o conciencia, o podrá tener más poder, pero ello se debe a que engaña y hace trampas. Si no la desprestigiamos, quizá la elogiemos en exceso, lo cual no es más que otra forma de disimular la envidia. 

Hay diversas estrategias para manejar la insidiosa y destructiva envidia. Primero, acepta el hecho de que siempre habrá individuos que, de algún modo, serán superiores a ti, y acepta también que podrás llegar a envidiarlos. Pero utiliza ese sentimiento como fuerza impulsora para tratar de igualar o superar a esas personas algún día. Si dejas que la envidia se vuelva hacia adentro, te envenenará el alma. Expúlsala y podrás elevarte más alto. 

En segundo lugar, comprende que, a medida que vayas ganando mayor poder, quienes están debajo de ti, te tendrán envidia. No lo demostrarán, pero es inevitable. No aceptes ingenuamente la fachada que te muestran: aprende a leer entre líneas las críticas, los pequeños comentarios sarcásticos, las virtuales puñaladas por la espalda, el elogio excesivo, la mirada de resentimiento, los críticos feroces, los que te difaman en público. Los grandes problemas de la envidia aparecen cuando no la reconocemos hasta que ya es demasiado tarde. 

Por último, deberás saber que, cuando los demás te envidian, trabajarán de modos insidiosos contra ti. 

Pondrán en tu camino obstáculos que no preverás o cuya fuente no podrás descubrir. Es difícil defenderse de ese tipo de ataque. Para cuando te des cuenta de que es envidia lo que subyace en los sentimientos negativos de una persona, a menudo es demasiado tarde: las disculpas, la falsa humildad, las acciones defensivas no harán más que acrecentar el problema. Ya que es mucho más fácil evitar la envidia antes de que aparezca, que deshacerse de ella una vez que se ha desarrollado, deberás planificar con cuidado para evitar que ese sentimiento crezca. A menudo son las propias acciones las que generan envidia, la propia inconsciencia. Al identificar las acciones o cualidades que generan envidia, podrás cortarla por lo sano antes de que contaminen toda tu vida. 

El dinero es algo que puede conseguirse; el poder también. Pero una inteligencia superior, un físico agraciado y un encanto personal son cualidades imposibles de adquirir. Quienes son perfectos por naturaleza deben trabajar al máximo para disimular su brillo y revelar, de vez en cuando, uno o dos defectos, a fin de neutralizar la envidia antes de que eche raíces. Es un error común e ingenuo pensar que seduces a la gente con tus talentos naturales, en realidad, terminarán odiándote por ellos. 

Un gran riesgo en el ámbito del poder es la repentina mejora de la suerte personal: un ascenso inesperado, un triunfo o un éxito que pareciera venir del cielo. Esto sin duda generará envidia entre quienes antes eran tus pares. 

Vivimos en un mundo de hipocresías y envidias, así que tenemos que adaptarnos a eso, no queda más remedio que hacerlo, aunque seamos superiores y/o perfectos.

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Talón de Aquiles…

Lic. Alfredo Castañeda Flores      Analista

Todo individuo tiene un punto débil, una fisura en la muralla que rodea su fortaleza. Por lo general, esa debilidad es algo que le causa inseguridad, o una emoción o una necesidad que lo supera. También puede ser un pequeño placer secreto. Sea lo que fuere, una vez que la hayas descubierto, amable lector, esa debilidad se convierte en un elemento de presión que podrás manejar a tu antojo y, por supuesto, siempre a tu favor. 

Todos tenemos resistencias. Vivimos cubiertos por una perpetua armadura, a fin de defendernos del cambio y la acción invasora de amigos o rivales. Nada nos gustaría más que nos dejaran en paz para poder hacer las cosas a nuestra manera. Luchar sin cesar contra estas resistencias te costará mucha energía. Una de las cosas más importantes que hay que comprender con respecto a la gente es que todos tienen alguna debilidad, alguna parte de su armadura sicológica que no resistirá, que cederá ante tu voluntad, si la encuentras y la presionas. Algunas personas demuestran abiertamente sus debilidades, otras tratan de disimularlas. Quienes las disimulan suelen ser los que más rápidamente se desmorona cuando uno encuentra ese hueco en su armadura. 

Al planificar el ataque, ten presentes los siguientes principios: 

Presta atención a los gestos y las señales subconscientes. Como observó Sigmund Freud, ningún mortal puede guardar un secreto. Si sus labios callan, parlotea con las yemas de los dedos, se delata a través de todos los poros. Éste es un concepto fundamental para tener en cuenta cuando se pretende detectar el punto débil de una persona; dicha debilidad es revelada por gestos que en apariencia carecen de importancia o por palabras dichas como al pasar. 

La clave no reside sólo en qué buscar, sino en cómo y dónde buscar. La conversación cotidiana ofrece una de las minas más ricas en debilidades, así que aprende a escuchar. Comienza por parecer siempre interesado: la presencia de un oído atento y comprensivo incentivará a hablar a cualquiera. Un truco muy eficaz, es el de simular sincerarse con la otra persona, compartir un secreto con ella. Puedes decir algo inventado o algo real pero que no revista mayor importancia para ti. Lo importante es que parezca salirte del alma. En general, provocarás una respuesta no sólo tan franca como la tuya sino más genuina: una respuesta que revela una debilidad. 

Si sospechas que alguien tiene un punto débil en particular, trata de confirmarlo de manera indirecta. Si, por ejemplo, sientes que esa persona tiene gran necesidad de que la quieran, adúlala abiertamente. Si absorbe con avidez tus cumplidos, por obvios que sean, vas por buen camino. Entrena tu ojo para los detalles: la propina que el otro da a un camarero, qué cosas le fascinan, los mensajes ocultos que transmite su forma de vestir. Detecta los ídolos de la gente, las cosas que adora y las motivaciones por las que haría cualquier cosa: quizás puedas convertirte en el proveedor de esas fantasías. Recuerda: ya que todos procuramos ocultar nuestras debilidades; es muy poco lo que te revelará el comportamiento consciente de una persona. Lo que a ti te interesa es lo que se trasluce en las pequeñas cosas que escapan al control consciente. 

Descubre al niño indefenso. La mayoría de las debilidades se generan en la infancia, antes de que el yo construya defensas para compensarlas. Quizás el niño fue consentido en un aspecto particular, o quizás alguna necesidad emocional no le fue satisfecha. A medida que el niño crece, esa flaqueza puede reprimirse, pero nunca desaparece. Conocer la infancia de una persona te ofrecerá una poderosa clave para descubrir los puntos débiles. 

Una señal de que has encontrado ese punto débil es que, cuando lo tocas, esa persona suele actuar como un niño. Por lo tanto, permanece atento a cualquier tipo de comportamiento que debiera haberse superado. Si tus víctimas o adversarios han carecido de algo importante durante la infancia –por ejemplo, apoyo paterno–, bríndale ese algo o un sustituto correspondiente. Si revelan un gusto secreto por algo, consiéntelos. En cualquiera de ambos casos, les resultará imposible resistir. 

Busca los contrastes. Una característica manifiesta con frecuencia oculta su opuesto. Quienes hacen alarde de coraje suelen ser grandes cobardes; un exterior pudoroso puede ocultar un alma lasciva; los conservadores y prudentes a menudo ansían aventuras; los tímidos mueren por llamar la atención. Al explorar más allá de las apariencias, muchas veces descubrirás que las debilidades de la gente son en realidad lo opuesto de las cualidades que manifiestan. 

Encuentra el eslabón débil. A veces en su búsqueda del punto débil, lo que importa no es el que sino el quien. En las versiones contemporáneas de la corte suele haber entre bambalinas alguien que tiene gran poder o ejerce una enorme influencia sobre la persona más encumbrada. Esos manipuladores del poder que actúan detrás de la escena son el eslabón débil del grupo: aprende a ganarte el favor de esa persona, e indirectamente podrá influir en el otro. Por otra parte, incluso en un grupo de gente que parece actuar en pos de un mismo objetivo –por ejemplo, cuando el grupo es agredido y cierra filas para resistir al intruso—siempre hay un eslabón débil en la cadena. Encuentra a la persona que cederá a la presión. 

Llena el vacío. Los dos vacíos emocionales más importantes son la inseguridad y la infelicidad. El inseguro aceptará cualquier cosa a cambio del reconocimiento social, el infeliz crónico, tiene algún motivo para serlo: averígualo. El inseguro y el infeliz son las personas menos capaces de disimular sus debilidades. La habilidad de llenar esos vacíos emocionales es una importante fuente de poder, que puede prolongarse por tiempo indefinido. 

Aprovecha las emociones incontrolables. La emoción incontrolable puede ser un miedo paranoico –un miedo desproporcionado para la situación—o cualquiera de las emociones más primitivas, como la lujuria, la codicia, la vanidad o el odio. La persona que es presa de esas emociones suele ser incapaz de controlarse, de modo que puedes ejercer ese control por ellos. ¡Ponte atento!

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Inteligencia social…

Lic. Alfredo Castañeda Flores       Analista

La inteligencia social te ayuda a convivir de manera armoniosa con quienes te rodean; y me atrevería a decir que si desarrollas tu inteligencia social al máximo puedes llegar a ser un líder mundial, pues a través de ella convences, manipulas y logras todo lo que deseas. Esta inteligencia la manejaba a la perfección Benjamín Franklin, quien la descubrió un poco tarde, pero la aplicó logrando sus objetivos. Recuerda que nunca es tarde para cambiar y hacer mejor las cosas. 

Para ser inteligente social, amable lector, debes hablar menos y observar más. 

Todos tenemos debilidades, por ejemplo; una persona tempestuosa es insegura; una persona amigable es ambiciosa y agresiva; una persona bromista esconde malas intenciones; una persona callada tiene más poder de lo que te imaginas. 

Para ser inteligente debes dominar ciertos sentimientos negativos y también identificarlos, uno de ellos es la envidia, el conformismo, la obsesión, la pereza, etc. 

Las personas que te elogian o son muy amables aun si apenas te conocen, suelen ser envidiosas y no debes despertar ese sentimiento en ellos, porque buscarán lastimarte. No presumas tus éxitos y atribúyelos de ser necesario a tu suerte, pues provocar envidia suele ser muy peligroso. Tampoco hagas sentir tonta a la gente, pues es una provocación fatal. 

Siempre que trabajas en grupo te encontrarás con personas diferentes y hay a quienes les molesta que sobresalgas, lo que se recomienda es que te integres y los hagas partícipes de tus ideas, así serás líder y ellos notarán la diferencia sin molestarse. No des material para agresiones, mejor actúa, más tarde tendrás oportunidad de lucir tu individualidad, sin problema. 

Hasta en la ciencia se ha observado lo difícil que es contradecir lo ya estipulado, aunque se tenga la razón, pero si eres inteligente y generas tus opiniones y observaciones sustentándolas, poco a poco ganarás aliados y lograrás tu objetivo. Sólo esfuérzate por mantener un espíritu abierto, cultivando tus ideas, sin molestar a nadie. 

Todas las personas pensamos en nosotros mismos y queremos ser reconocidos y aceptados, según nuestra conveniencia. Así cuando pidas un favor, es porque ya sabes también lo que puedes dar a cambio. 

En estos grupos también te encontrarás con gente interesada, mal intencionado y los perezosos, que siempre quieren sacar provecho de todo. En este caso tu escudo será la prudencia y no les des tanta importancia, mucho menos poder. Cultiva distancia y desapego de la gente voluble. Siempre observa sus actos y no sus palabras. Hay personas que te quieren impresionar con lo que te dicen, pero los hechos son la única realidad. 

No te tomes tan en serio las promesas, ni el fervor con el que te hablen. Siempre recuerda que todo lo que quieres lograr, depende de ti, así que has lo que te corresponda y así no te decepcionarás. En apariencia, los necesitas, pero en la realidad no. Siempre vienen tiempos y personas mejores. 

Existen personas que intentan molestarte con sus insinuaciones, comentarios infundados y sus malos actos. Si les prestas mucha atención, pueden arruinarte la vida, tu mejor defensa es evitar tener contacto directo con ellos e ignorarlos. 

Siempre será importante identificar a las personas por su comportamiento y que no te confundan. Muchos se hacen tus amigos para sabotearte. Evita enredarte emocionalmente con sus dramas y mala suerte. Una persona buena nunca intentará dar lástima. Eso en México es muy frecuente y común, por eso somos un país pobre, económica y mentalmente. Se paciente y abierto con diferentes tipos de personas para conocerlas pero se cauteloso. 

Muestra ante la gente, inteligente lector, una imagen adecuada tratando de acoplarte con ellos. Nunca presumas, pues tus actos y trabajos hablan por sí solos. Trata de dar una buena impresión sin caer en la mentira. Cuando te hagan una crítica no te enojes, al contrario, en la soledad, medítala y si existe manera de corregirla, hazlo. A veces la gente, sin querer, te puede ayudar a ser mejor. 

En la vida te toparás con mucha gente necia y los identificas con facilidad, porque son dramáticos e intrigosos. Les interesa más ganar y tener una buena posición que la verdad; hacen poco y exigen mucho. Sus planes son a corto plazo. Su tendencia natural es rebajarte a su nivel. Nunca discutas con un necio, pues pierdes energía y tiempo, además, eso de discutir no habla bien de nadie. La estrategia es reírte de sus travesuras y tolerar sus ridiculeces. Al fin y al cabo vivimos en una comedia diaria. Y alejarte de ellos es la mejor estrategia que tenemos. Sobre todo, antes de que sea demasiado tarde. 

Debes ser muy inteligente para armonizar con los demás y una persona inteligente siempre será admirable, aunque muchos hablen mal de ti, en su soledad, te reconocen como superior a ellos y eso es lo que más los carcome en su ego. ¡Ánimo!

domingo, 28 de marzo de 2021

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El arte negativo de la buena vida…

Lic. Alfredo Castañeda Flores       Analista

26 marzo 2021.-Hay pilotos viejos y hay pilotos atrevidos; lo que no hay son pilotos viejos atrevidos. Y eso se aplica a cualquier otro oficio o profesión. Son bien conocidas las causas que pueden provocar un accidente. 

No es exactamente un asunto de vida o muerte, pero en el campo de las inversiones al menos se trata de mucho dinero. Los inversionistas suelen hablar del upside (ventajas) y del downside (desventajas). En el upside se reúnen todos los posibles resultados positivos de unas inversión (por ejemplo, réditos por encima del promedio); en el downside, todos los efectos negativos posibles (como la bancarrota). Estos conceptos se pueden aplicar al campo de la profesión que se tenga o desee. 

El inversionista Charles Ellis recomienda este mismo principio a todos los tenistas aficionados. A diferencia de los jugadores profesionales que casi siempre logran colocar la pelota en la zona deseada, los jugadores casuales cometen errores constantemente: la pelota se queda en la red, se va demasiado lejos, demasiado alto o cae en el cuadrante equivocado. El tenis profesional es un juego totalmente diferente al que practicas por afición: los profesionales ganan puntos, los aficionados pierden puntos. Por lo tanto, cuando juegues contra un aficionado, simplemente concéntrate en no cometer errores, juega de modo conservador e intenta mantener la pelota en juego el mayor tiempo posible. Dado que tu adversario no juega igualmente a propósito de forma conservadora, cometerá más errores que tú. En el tenis de aficionados, los partidos no se ganan, sino que se pierden. 

Enfocarse en las desventajas en vez de en las ventajas es un recurso mental sumamente valioso. Los griegos, los romanos y los pensadores medievales tenían un nombre para este procedimiento: la teología negativa, esto es, el camino negativo, el camino de la renuncia, de la omisión y de la reducción. O, dicho de manera más concreta, no es posible definir qué es Dios, solo podemos decir lo que no es. Y aplicado a nuestro tema: no es posible definir qué nos garantiza una buena vida, únicamente se puede determinar qué la hará imposible –y esto a ciencia cierta–. 

En efecto, desde hace 2500 años los filósofos, teólogos, doctores, sociólogos, economistas, sicólogos, investigadores del cerebro y expertos en publicidad están intentando averiguar qué nos hace felices a los humanos. Los resultados son pobres. Se cree que los contactos sociales son importantes. Encontrarle un sentido a la vida puede ser de ayuda. El sexo no hace daño, tampoco un comportamiento moral. Hasta ahí podríamos haberlo adivinado, ¿no es cierto? Los resultados no pueden ser más imprecisos. Aún andamos a tientas en lo que concierne a los factores concretos de la felicidad, a saber, la ventaja de la felicidad. 

Por el contrario, si nos preguntamos qué disminuye o pone en peligro la buena vida, conocemos exactamente los factores: el alcoholismo, las drogas, el estrés crónico, el ruido, los trayectos demasiado largos al trabajo, un empleo detestable, el desempleo, un matrimonio fracasado, unas expectativas estúpidamente altas, la pobreza, las deudas, la dependencia financiera, la soledad, el contacto con personas quejumbrosas, la dependencia de lo que piensan los demás, la comparación constante con otros, la victimización, el odio a uno mismo, la falta crónica de descanso, la depresión, el nerviosismo, la ira y la envidia. Para este análisis ni siquiera se requiere la ciencia. Estos factores los puedes observar tú mismo: en ti, en tus amigos, en tus vecinos. La desventaja siempre es más tangible que la ventaja. El primero es como granito: duro, palpable, concreto. El segundo, en cambio, se asemeja más al aire. 

Por consiguiente, intenta apagar de manera sistemática la desventaja de tu vida. De este modo tendrás una posibilidad real de lograr una buena vida. Por supuesto que el destino puede golpearte en cualquier momento: un meteorito que destruye tu casa, una guerra, tu hijo se enferma o tu empresa quiebra. Pero el destino es una categoría sobre la que no puedes influir, así que no pienses en él. 

Seguramente que en la lista anterior extrañarás algunas categorías: enfermedades, dolencias físicas, divorcios. Innumerables estudios han demostrado que el efecto de estos golpes se pierde mucho más rápido de lo que pensamos. Los parapléjicos se concentran los primeros meses después de su accidente exclusivamente en su padecimiento, lo que es comprensible y lógico. Y se sienten infelices, como corresponde a la situación. Sin embargo, pocos meses después, su estado de ánimo se normaliza. Pronto, los temas cotidianos aparecen nuevamente en el primer plano de sus pensamientos y desplazan la dolencia hacia el fondo. Lo mismo pasa en el caso de los divorcios, sólo se necesitan unos cuantos años para salir del valle de lágrimas. Por el contrario, los humanos no nos acostumbramos al alcoholismo, a las drogas, al estrés crónico, al ruido  o los trayectos al trabajo demasiado largos, es decir, a todas las cosas de la primera lista. Estos factores no podemos darlos simplemente por terminados, están siempre presentes e imposibilitan una buena vida. 

Los inversionistas que tienen éxito duradero, como Warren Buffett y Charlie Munger, trabajan con actitudes, trucos mentales y estrategias de pensamiento que son ideales para aplicar a la vida misma. En primer lugar hay que evitar la desventaja. En cada una de sus inversiones, Buffett y Munger prestan especial atención a lo que habrá que evitar –o sea, a lo que no hacen-, antes de enfocarse en la ventaja. Dice Buffett: no hemos aprendido a resolver problemas de la vida comercial. Hemos aprendido a evitarlos. Ni siquiera es preciso ser extremadamente inteligente para lograrlo. Es asombroso cuánto éxito a largo plazo pueden tener personas como nosotros, solo intentando no ser tontos, en vez de intentar ser brillantes. Agrega Charlie Munger, el socio de Buffett. 

Conclusión: en vez de aspirar a la dicha absoluta, una gran parte de la buena vida consiste más bien en evitar las tonterías. Las necedades y las tendencias de moda. No es lo que agregas lo que enriquece tu vida, es lo que dejas de lado. O como lo explicó alguna vez Charlie Munger, brillante por lo menos en cuestiones humorísticas: “sobre todo me gustaría saber dónde me voy a morir, para jamás visitar ese lugar”. ¡Ánimo!

sábado, 27 de marzo de 2021

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La historia de Eustolio…

Lic. Alfredo Castañeda Flores      Analista

Como en otras ocasiones, esta es la historia de un hombre diferente a la mayoría. Espero que algo de su experiencia de vida te sirva, inteligente lector. Eustolio nació en el seno de un matrimonio no tan joven, sus padres eran profesionales (ingeniería y docencia), sin embargo, como la mayoría de mexicanos, sus padres tenían innumerables traumas, complejos y desviaciones sicológicas que repercutieron en su vida. 

Desde que él recuerda, siempre fue un niño más inteligente que la mayoría de niños de su edad y mayores, pero también que su vida familiar se tornaba cada día más complicada. Su mamá, durante su adolescencia, sufrió un ataque que le marcó el resto de su vida, tanto que hasta a su hijo empezó a dañar no solo física sino sicológicamente. 

El pequeño no podía salir a jugar con otros niños, porque cuando regresaba a su casa, su mamá empezaba a revisarlo de todo y comenzaban los golpes, porque según ella y su enferma cabeza, había sido abusado sexualmente, lo que jamás ocurrió. Los golpes eran de su papá, porque una mujer es manipuladora de su pareja y más cuando hay serios trastornos emocionales. Al grado de que en más de alguna ocasión, como su papá fumaba, le quemaba los glúteos con el cigarro encendido, en señal de advertencia. La verdad, qué poca… de ambos. 

Así fue creciendo, cada día más solitario, inseguro, con miedo a todo y más a los castigos que le propinaban en su casa. Tanto miedo fue conservando, que ya estando en la primaria, no pidió permiso para salir al baño, haciéndose en su pupitre o mesa banco como se les llamada antes. Así fue creciendo, destacándose como un excelente alumno, pero cuando se tenía que interactuar con los demás, se bloqueaba por el miedo, por el temor que arrastraba desde años atrás. (Esto es en exposiciones, exámenes orales, participaciones en actos públicos, etc.). 

Su meta era ser el mejor en cualquier área en la que estuviera, por esa razón, su cerebro estaba más activo que el de los demás, sobresaliendo en el área académica, más no así en el ámbito social. Ahí estaba totalmente atrasado, pues les tenía miedo a las mujeres, aunque le gustaran algunas de sus amigas o compañeras. 

Así terminó una carrera universitaria, siempre solitario, con blasones, pero sin felicidad, pues en su hogar, los problemas eran cada día más grandes, ya tenía hermanos, quienes también sufrían de maltratos, aunque quizás, la edad había servido de algo a sus padres, ya no eran iguales de graves. 

Recuerda él que jamás tuvo una semana completa de felicidad, refiriéndose a felicidad, en no ser maltratado física o sicológicamente. Además de que notaba que ninguna amistad le duraba a su mamá, en poco tiempo con todos salía peleada. Su problemática individual, no se quedaba solo en su casa, sino que traspasaba las paredes. 

Lo más grave es que no se dejaba ayudar con terapia o tratamiento, porque una vez que se tocaba el tema de sicólogo o siquiatra, se ponía más agresiva, gritando que no estaba loca, a tal grado que comenzaba a romper todo lo que encontraba a su paso, otras veces, recuerda que siendo pequeño, se encerraba su mamá en un cuarto y rompía cualquier cosa de vidrio y gritaba que se cortaría las venas, lo que obviamente, jamás hizo, simple chantaje o manipulación de un enfermo hacia los demás cuando están acorralados. Pero qué, cómo dañan a los demás y muchas veces no se dan cuenta de eso. El enfermo siempre es la víctima, el bueno y los demás son los malos, los peores. 

Nuestro protagonista recuerda que perdió el interés por regalar algo a la gente, porque cuando salía a algún sitio como feria, otra ciudad, etc., llegaba con presentes para su mamá, recibiéndolos y agradeciéndole el gesto, diciéndole que estaban hermosos, chulos, preciosos, bonitos y cualquier adjetivo que te venga a la mente, amable lector, pero unas horas después, llegaba el rechazo, gritos, golpes, palabras soeces, y fin del encanto, fin de la historia de miel sobre hojuelas. 

Sin embargo, como dice la filosofía popular, nunca falta un roto para un descosido, durante una visita a las oficinas centrales del área en la que trabajaba el buen Eustolio, conoció a una hermosa mujer, inteligente, preparada y con su mismo problema para interactuar con los demás, hicieron conexión, se empezaron a mandar cartas, si, cartas en papel y lápiz, esas que ya no existen, pero que antes era tan romántico escribir, enviar y recibir, aunque tardaran días en llegar. Llamadas telefónicas a teléfonos fijos, la tecnología no había llegado. Esporádicamente se encontraban en una ciudad neutral, se hicieron novios, se casaron, tuvieron hijos. 

Ya estando juntos, ambos sanaron de sus heridas emocionales que afortunadamente no eran tan profundas como las que tenían sus padres, son una pareja feliz, sus hijos no han sido maltratados por ellos, físicamente ni de palabra, y por lo mismo, son excelentes padres e hijos. El amor, aunque muchos digan lo contrario, es lo mejor que se le puede y debe dar a los demás, es el mejor maestro para alcanzar una vida feliz, exitosa y próspera como la que actualmente tiene mi amigo Eustolio. Es un hombre rico, completo y desde hace algunos años, verdaderamente feliz. Sus complejos de niñez y juventud fueron superados gracias a la inteligencia y el amor. 

Es tan difícil reconocer los errores mentales que cada uno tenemos y más difícil aún aceptarlos, no nos damos cuenta todo el daño que una mala decisión (no tratarlos), ocasiona a nuestros seres queridos, y trasciende, a toda la gente que tiene la mala fortuna de cruzarse en nuestro camino. Según las estadísticas, señalan que un noventa por ciento de la población del país tiene problemas mentales, en menor o mayor medida, aunado a la falta de una verdadera política de salud que los atienda, sin duda, provoca la sociedad tan descompuesta que tenemos en la actualidad. Fuerte, sin duda, pero así es la realidad nacional.

viernes, 26 de marzo de 2021

Prostitución, un mal que ha crecido.

ALGUNOS TIPOS DE PROSTITUCIÓN. 

Quiero aprovechar este espacio para señalar algunas modalidades de prostitución, para ambos sexos, que existen en nuestros días, recordando que la prostitución se da cuando se recibe dinero o apoyo económico por tener relaciones sexuales con consentimiento, la otra es por gusto, ganas, calentura, libertinaje, por efectos del alcohol y/o drogas, y se les denomina zorras o simplemente putas.

Muchas mujeres fueron iniciadas en el comercio sexual por el proxeneta, primero como meseras, quienes después de cierto tiempo y con el afán de conseguir más ingresos se convierten en copetineras, quienes ocasionalmente ofrecen sus servicios sexuales, llegando al final a ser prostitutas, meretrices o trabajadoras sexuales comerciales en los términos más puros. Entonces, una definición de copetinera consistiría en identificar a la mujer que realiza la actividad de acompañante placentera de uno o varios clientes, obteniendo remuneración monetaria, regalos y otros tipos de favores de dos fuentes: una del mismo local, que tiene la denominación de Whiskería, cantina, antro o Night Club por consumir y hacer consumir bebidas alcohólicas, y otra explícitamente del cliente que corresponde por ofertar ocasionalmente sus servicios sexuales. 

Bailarina es toda mujer que brinda espectáculos musicales en centros de diversión nocturna. Por la naturaleza del baile, estas mujeres buscan excitar sexualmente a los potenciales clientes, con los que luego mantienen relaciones sexuales a cambio de dinero. En nuestro medio se las puede encontrar tanto en clubes nocturnos como en whiskerías y discotecas. 

En esta actividad, uno de los actores que ha contribuido a su desarrollo es el proxeneta, quien se constituye en la persona que fomenta la prostitución. La actividad del proxenetismo, al igual que la prostitución en sí, puede ser ejercida por un varón o una mujer que tenga los contactos suficientes o el ambiente necesario para promover, facilitar o contribuir a la prostitución de personas de cualquier sexo. "Proxeneta en sentido jurídico expresa todo acto deshonesto y todos los modos mediante los cuales un tercero se entromete entre dos personas, ordinariamente de sexo diverso, para que una acceda al deseo carnal de la otra, o para que se realicen los recíprocos deseos de ambas de conocerse carnalmente". 

La meretriz trabajaba en forma clandestina, a diferencia de la mujer del prostíbulo, quien lo hacía declaradamente. En la actualidad y en nuestro medio, las empleadas sexuales que trabajan en lenocinios generalmente no son muy jóvenes. Sin embargo, también se encuentran chicas de corta edad, quienes viven en el local, pero son un grupo muy reducido. Cuando tienen hijos, éstos son dejados al cuidado de una empleada o pariente. Como en este tipo de locales ya no se venden ilusiones, las mujeres denominadas meretrices se visten de forma menos llamativa y no se maquillan mucho. El pago que perciben por sus servicios es inferior al de las copetineras de los night club, sino simplemente por las piezas o relaciones sexuales que mantiene cada una. 

Las patinadoras no tienen un local donde desarrollar sus actividades. Son trabajadoras que dentro de la problemática de la prostitución en la ciudad trabajan por cuenta propia y en la calle. Estas personas buscan a sus clientes en la calle, y los llevan a un alojamiento que conocen ellas por los alrededores para prestar sus servicios sexuales. Este grupo (debería o) posee matrícula y se someten al control sanitario respectivo. Algunas de ellas comenzaron trabajando en algún local, mientras otras realizan sus actividades directamente en la calle. 

Es la trabajadora sexual comercial que brinda sus servicios sexuales en los denominados salones de masajes. El masaje, como se sabe, aplicado en las zonas erógenas puede producir sensaciones de placer y estimular la actividad sexual, situación que es explotada hábilmente en dichos salones. 

La prostitución masculina, ésta se asocia inmediatamente con hombres homosexuales travestidos, tal vez porque este tipo de prostitución es más conocido en la actualidad. Sin embargo, puede observarse que prostituto es todo varón que vende sus servicios sexuales a un grupo mayoritariamente conformado por varones maduros homosexuales. En menor cantidad, lo hacen con clientes mujeres. 

El prostituto homosexual es el varón travesti que se prostituye ofreciendo sus servicios sexuales exclusivamente a hombres. El prostituto bisexual, asume ambos roles: activo y pasivo. Son aquellos varones que ofrecen sus servicios sexuales tanto a varones como a mujeres, ejecutan el servicio como sujeto activo tanto como pasivo. 

El cliente es una categoría de sumo interés, tomando en cuenta que éste es el alma y la razón de la existencia de la prostitución. Existe una relación en la que interactúan dos fuerzas: la oferta, constituida por el o la trabajadora, que ofrece sus servicios, a uno o varios clientes a cambio de una remuneración o compensación no siempre económica por una parte, y, por otra, la demanda, constituida por los clientes, quienes desean satisfacción sexual y pagan por conseguirla. En su generalidad, el cliente es anónimo. Tiene derecho al respeto y jamás se le inquieta. Sin embargo, uno debe preguntarse quién hace vivir a los proxenetas y a las prostitutas, y necesariamente llegará a la conclusión de que es el cliente, quien se constituye en otro de los actores principales que promueve y fomenta el trabajo sexual comercial. Uno puede interrogarse sobre las motivaciones de los clientes, quienes acceden a este tipo de servicios. Pero las respuestas son pocas, ya que los mudos de la historia son los clientes. Sin embargo, se puede afirmar que en líneas generales los clientes al recurrir a la prostitución femenina buscan remedio a dos clases de trastornos: los problemas relacionales (timidez, impedimento anímico y carencia de afecto), así como problemas psicológicos (impotencia, perversiones, eyaculación precoz). En lo referente a la prostitución masculina, se puede advertir que los clientes varones desean satisfacer sus impulsos homosexuales con estos servidores sexuales, en tanto que se puede presumir que las clientes mujeres manifiestan una insatisfacción sexual con su pareja formal, o bien porque buscan una aventura informal sin complicaciones de otro tipo. 

La prostitución infantil y juvenil es otro gran problema, ya que atenta contra un grupo altamente vulnerable y desprotegido. Ésta generalmente se debe a problemas de pobreza, la cual se ve agudizada debido a la situación económica actual. 

La prostitución como estrategia de supervivencia de los sectores más empobrecidos no puede ser considerada una opción de vida, sino una forma de esclavitud. 

Existen otras formas de prostitución que no están directamente relacionadas con las situaciones de exclusión socio-económica y política más críticas, sino más bien determinadas por elementos axiológico-culturales como el consumismo y la necesidad de tener éxito. 

Los Medios de Comunicación entregan contenidos y mensajes que contribuyen al desarrollo de una sexualidad malsana que utiliza a la mujer y los niños como objetos publicitarios. 

Los sistemas legales de nuestro país presentan serias deficiencias en relación a los menores: no existen mecanismos efectivos de protección ante situaciones de explotación, abuso y maltrato, ni tampoco voluntad política para generarlos. La autoridad en muchos casos, lejos de resguardar los derechos ciudadanos, establece redes de complicidad con quienes detentan el poder económico ligado a la explotación sexual. Estas redes tienen distintos niveles de visibilidad en los países.

Los servicios de salud no están preparados y no posibilitan el acceso a un grupo importante de los sectores excluidos y menos aún a niñas en situación de prostitución, lo que implica que éstos estén mucho más desprotegidos que los adultos prostituidos y por lo tanto más expuestos a enfermedades venéreas y el SIDA. 

Pero como todo, tiene que ver con la educación recibida e impartida, de padres a hijos, porque hay mucha gente con necesidades que sale adelante sin necesidad de enredarse en esta telaraña de la prostitución. Esos son simple y sencillamente pretextos de porqué les gusta lo fácil y caen en algún caso de esta clasificación.

jueves, 25 de marzo de 2021

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El egoísmo de la gente…

Lic. Alfredo Castañeda Flores        Analista 

Si necesitas, amable lector, recurrir a la ayuda de un aliado, no te molestes en recordarle el apoyo que le hayas dado en el pasado, o tus buenas acciones. Lo pasado se ignora o se olvida. Si, en cambio, al formular tu pedido de colaboración muestras elementos que beneficiarán a la otra persona y haces gran hincapié en ellos, tu contrincante responderá con entusiasmo a tu solicitud, al detectar el beneficio que podría obtener. 

Si buscas poder, constantemente te verás en situaciones que te exigirán pedir ayuda a individuos más poderosos. Pedir ayuda es un arte que depende de la habilidad que poseas para comprender a la persona con la que estás tratando y confundir tus propias necesidades con las del otro. 

A la mayoría de las personas esto les resulta muy difícil, porque se hallan por entero absorbidas por sus propios objetivos y deseos. Parten de la suposición de que la gente a la que le piden un favor tiene un interés altruista en ayudarlos. Hablan como si sus necesidades tuvieran importancia para los demás, mientras que lo más probable es que les resulten indiferentes. A veces apelan a temas más generales, como las grandes causas, o a emociones como el amor y la gratitud. Se afanan por presentar un panorama lo más amplio posible, cuando las realidades simples y cotidianas tendrían mucho más fuerza. Lo que en general no se comprende es que hasta la persona más poderosa está encerrada en el círculo de sus propias necesidades, de modo que, si no se apela a sus egocéntricos intereses personales, la otra parte sólo considerará que estás desesperado o, en el mejor de los casos, que le estás haciendo perder el tiempo. 

El interés propio es la palanca mágica que mueve a la gente. Una vez que hayas logrado hacerles ver de qué manera podrás satisfacer las necesidades o beneficiar la causa del otro, la resistencia que se oponía a tu pedido de ayuda desaparecerá como por arte de magia. A cada paso que des en tu camino hacia la adquisición del poder, debes aprender a meterte en la mente del otro, ver sus necesidades y sus intereses, y deshacerte de la pantalla de sentimientos propios que te impiden ver la verdad. Una vez que domines ese arte, tus posibilidades no tendrán límites. 

Quizás algunas personas consideren desagradable y poco noble que alguien apele a sus intereses propios, y prefirieran que se les brindara la posibilidad de ejercer la caridad, la piedad y la justicia, que es lo que las hace sentirse superiores a ti: al pedirles ayuda, subrayas la posición y el poder de ese tipo de individuo. Son lo bastante fuertes como para no necesitar nada de ti, salvo la oportunidad de sentirse superiores. Ese es el vino que los embriaga. Se mueren por financiar tu proyecto y relacionarte con los poderosos… siempre y cuando, por supuesto, todo se realice en público y por una buena causa (en general, cuanto más público haya, mejor). Por lo tanto, no todos pueden ser abordados con argumentos que apelen a su cínico egoísmo. Hay quienes retroceden ante ese tipo de argumentos, porque no quieren parecer motivados por cosas de esa índole. Necesitan oportunidades para demostrar en forma pública su buen corazón. 

No seas tímido. Concédeles la oportunidad. Al pedirles ayuda no los estafes ni te aproveches de ellos: en realidad dar (y que los vean dando) les causa gran placer. Deberás aprender a detectar las diferencias entre los poderosos de una y otra clase, y a determinar qué es lo que los motiva. Cuando emanan codicia, no apeles a la caridad. Cuando quieren parecer nobles y caritativos no apeles a la codicia. 

El camino mejor y más corto para hacer fortuna es hacer comprender a los demás, con toda claridad, que si promueven tus intereses beneficiarán los de ellos. 

Cuando hay que elegir entre un discurso sobre el pasado y un discurso sobre el futuro, la persona pragmática (práctica) siempre optará por el futuro y olvidará el pasado. A una persona pragmática siempre hay que hablarle de modo pragmático. Al final de cuentas, la mayoría de la gente es pragmática, pues muy rara vez actúa en contra de sus propios intereses. O acaso: ¿tú lo haces?

miércoles, 24 de marzo de 2021

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El cortesano perfecto…

Lic. Alfredo Castañeda Flores      Analista 

El cortesano perfecto, adulador e intrigante, prospera y alcanza su plenitud en un mundo en el cual todo gira en torno del poder y la habilidad política. Domina a la perfección el arte de la oblicuidad. Adula, se somete a sus superiores y reafirma su poder sobre los demás de la forma más encantadora y graciosamente indirecta y falsa. Aprende a aplicar las leyes del cortesano, y tu ascenso dentro de la corte no conocerá límites. 

Nunca es prudente hablar mucho de ti mismo o llamar demasiado la atención sobre tus acciones. Cuanto más hables sobre lo que haces, más sospechas despertarás. También generarás suficiente envidia entre tus pares como para inducirlos a la traición o a clavarte un puñal por la espalda. Ten, por lo tanto, mucho cuidado de pregonar tus logros a los cuatro vientos, y habla siempre menos sobre tu persona que sobre los demás. Es preferible pecar de modesto. 

No demuestres nunca que estás trabajando mucho. Tu talento debe dar la impresión de fluir de manera natural, con una facilidad que lleve a los demás a tomarte como un genio, no por un adicto al trabajo. Incluso cuando algo te exija mucho esfuerzo, hazlo parecer sencillo; a nadie le gusta ver sangre y sudor, que es otra forma de ostentación. Es mejor que se asombren al ver la facilidad con que obtienes tus logros, y no que se pregunten por qué te costarán tanto. 

Podrá parecer que tus superiores nunca se cansan de que los elogien, pero el exceso de algo –incluso de algo bueno- disminuye su valor. Además, tú despertarás sospechas entre tus pares. Aprende a halagar de forma indirecta: por ejemplo, desmerece tus propios aportes, para que la gestión de tu jefe parezca más importante y eficiente. 

No puedes exhibirte de forma demasiado descarada, y sin embargo deberás esforzarte por hacerte notar. Esta tarea requiere mucho arte. A veces, al principio es cuestión de hacerse ver, en el sentido literal. Presta atención a tu aspecto físico y luego encuentra la forma de crear un estilo y una imagen distintivos… pero sutilmente distintivos. 

La seudocreencia en la igualdad –la idea de que, al hablar y actuar de la misma manera con todos, sin distinción de rango, te conviertes en un ejemplo de educación—es un error terrible. Quienes se ubican por debajo de ti interpretarán tal actitud como una forma de condescendencia (y así es), y aquellos que se hallan por encima de ti e sentirán ofendidos, aunque quizá no lo admitan. Deberás cambiar tu estilo y forma de hablar de acuerdo con cada individuo con el que trates. Esto no es mentir, sino actuar, y la actuación es un arte, no un don de Dios. Aprende ese arte. Esto también vale para la gran diversidad de culturas que se encuentran en la corte moderna: nunca des por sentado que tus criterios de conducta y tus juicios tienen validez universal. La incapacidad de no adaptarse a otra cultura no sólo es el colmo de la barbarie, sino que te ubica en una posición desventajosa. 

Deberás hacer todo lo posible, y hasta mentir y hacer trampa, de ser necesario, para asegurarte de que la suerte que le cabe al portador de malas noticias recaiga en otros, nunca en ti. Lleva sólo buenas nuevas, y tu amo se sentirá feliz cuando te vea acercarte. 

El jefe no quiere tener un subordinado amigo, sino un subordinado a secas. Nunca lo encares con tono informal o amistoso como si ambos fueran amigos: esto es algo reservado con exclusividad a él. Si él decide tratarte de ese modo, adopta una actitud de cautelosa camaradería. De lo contrario, más te vale pecar de lo opuesto, y dejar en claro la distancia que hay entre los dos. 

Si bien esto parece obvio, suele haber momentos en que cierta forma de crítica es necesaria, y en qué no decir nada o no dar un consejo también haría peligrar tu posición. Sin embargo deberás aprender a impartir tu crítica o consejo de la forma más indirecta y cortes posible. Piénsalo dos o tres veces, hasta asegurarte de que tus palabras serán lo bastante prudentes. Es preferible  ser demasiado sutil que pecar de lo contrario. 

Nada irrita más al superior que tener que rechazar el pedido de un subordinado, pues ello genera culpa y resentimiento. Procura pedir favores lo menos posible y que sepas cuando detenerte. En lugar de convertirte en un suplicante, siempre es mejor ganarse los favores, de modo tal que el jefe los otorgue por voluntad propia. Y lo más importante de todo: no pidas favores para otros, y menos aún para un amigo. 

Al igual que un actor en una gran obra teatral, deberás aprender a llorar y a reír a voluntad y en el momento indicado. Deberás ser capaz tanto de disimular tu ira y frustración como fingir satisfacción y consenso. Deberás ser el amo de tu propio rostro. Denomínalo mentir, si quiere, pero si prefieres no involucrarte en este juego y ser siempre sincero y frontal, no te quejes si otros te califican de odioso y arrogante. 

Esto es fundamental. Una característica muy obvia de la naturaleza humana es huir de todo lo desagradable y ofensivo, mientras que el encanto y la promesa de disfrutar de algún tipo de placer nos atraen como la luz a las mariposas nocturnas. Conviértete en esa luz, y ascenderás hasta la cumbre. Dado que la vida contiene tantas cosas desagradables y los placeres son bastante escasos, te convertirás en algo tan indispensable como el pan de cada día. Esto podrá parecer obvio, pero a menudo lo obvio es ignorado o mal apreciado. 

Como podrás observar, amable lector, esto y más tiene que ver con la actitud de los políticos o poderosos, frente a los demás, y el por qué solo los que carecen de dignidad alcanzan niveles en la escalera del poder, no cualquiera está dispuesto a ser el arlequín o Patiño de otros. Tú decides.