Ignorancia y
picardía.
Es tan común, escuchar que la gente más grosera,
corriente y vulgar es más buena, pero como todo, es cuestión de enfoques y de
quien lo diga, porque generalmente, quien opina esto, es porque se encuentra
inmersa en el saco de las llamadas picardías mexicanas.
La escasa cultura y preparación intelectual, trae
como resultado un pobre lenguaje, repetir seguido las mismas palabras, las
mismas frases usadas por los demás y por consiguiente, el uso indiscriminado de
groserías, insultos y palabras altisonantes (malas palabras dirían los
antiguos). Una de las características generales por las que en el extranjero se
conocen a los mexicanos, y dentro del país, la zona de Alvarado, Veracruz,
aunque esto no es privativo de una región, solo que se está acostumbrado a
etiquetar muchas cosas y los primeros que se dieron a conocer fueron los
alvaradeños. Digamos que el resto del país, es una sociedad dotada de una falsa
hipocresía.
Quienes nos enseñaron a eso, son los
conquistadores españoles, ellos son más leperos y simplones que nosotros, ellos
no guardan las palabras disfrazándolas en eufemismos como aquí sucede.
Recordarás, amable lector, que mamón y sus derivados es el más reciente
obsequio de ellos para nosotros, lo dieron a conocer en la década de los
ochentas del siglo pasado, por medio de un grupo de rock llamado Hombres G,
dentro de su éxito devuélveme a mi chica, a partir de ahí, su uso diario se
incrementó hasta nuestros días. Sin embargo, el presente análisis, no aplica
para los nativos de la madre patria, porque como dijera la nana Goya, esa es
otra historia.
Sobra decir, que toda regla general, tiene sus
excepciones.
Regresando al tema indicado, los mexicanos
queremos disfrazar las palabras con el doble sentido, los albures, con esas acciones
la ignorancia se divierte, según ellos, burlándose y engañando a los demás,
especialmente a los extranjeros que desconocen las reglas propias, no oficiales
de nuestro lenguaje, pero como sucede en muchos casos, la realidad es otra.
Somos un país, en apariencia, solidario,
respetuoso, etc., pero la realidad es todo lo contrario, internamente, entre
nosotros, somos racistas, egoístas, envidiosos, pero principalmente, somos
flojos, desobligados, sin metas claras, ni objetivos precisos, una de las palabras
adoptadas y adaptadas en nuestro léxico diario es naco, se usa con sus
derivados, para humillar, para sobajar a cosas y personas, sin darse cuenta,
que el que se denigra, es quien lo pronuncia. Basta ya de esas ideas de
inferioridad, es tiempo de ir modificando el ser y el actuar de todos los
mexicanos, porque estamos dentro de un hoyo sin salida, donde solo se dan
vueltas y quedamos más sucios que los demás.
Es tiempo de volvernos únicos, auténticos,
distintos, diferentes, pero en el mejor de los sentidos y aspectos, esto no
significa aparentar lo que no somos y mucho menos tenemos, no por insultar a
nuestros hermanos de raza, a las autoridades
gubernamentales, a las instituciones públicas, privadas, educativas,
jurídicas, vamos a ser mejores, al contrario, eso nos hunde más como seres
humanos, como Nación, debemos dejar de repetir improperios, peladeces, eso es
digno de las llamadas subculturas (menor que), somos una nación con historia,
con cultura, con tanto, pero no lo compartimos con el mundo, compartimos lo
malo, ese es otro defecto que se tiene, nos gusta gritar al mundo que solo
cosas malas ocurren en el país, en el estado, en el pueblo, en el rancho, pero
los logros, los aciertos, a muchos se les olvidan, recuerda que nada es
completamente bueno, ni totalmente malo, es una dualidad entre ambos polos,
entre ambos extremos.
En México, una persona que abusa de las
agresiones, palabras inapropiadas, forma parte de la estadística de la
ignorancia, de la incultura, de la falta de educación, claro que todos las
sabemos y conocemos, pero hay espacios y lugares para expresarlas, queda claro
que no vamos a cambiar teniéndolas presentes.
La educación oficial, está muy demeritada, porque
los que la imparten, son verdaderos analfabetas, en el aspecto funcional, pero
debemos empezar por nosotros mismos, de ahí extenderlo a nuestra pareja, hijos,
familiares, amigos, compañeros de trabajo o actividad, conocidos y
principalmente, en nuestro lenguaje diario, es necesario dejar de usar de forma
indiscriminada tantas palabras soeces y algunas normales, porque su significado
se pierde cuando hay algo en contrario: siempre, todo (s), nunca, adiós, etc.
que existen, pero su significado no es correcto en la forma cotidiana que se
utilizan. Verbigracia: (siempre gano, siempre pierdo, no es posible) (todos se
están cambiando a la izquierda, tampoco) (nunca he sido feliz, no aplica)
(adiós, es para siempre o por lo menos, se usa cuando vas a dejar de ver a
alguien por años, o no tienes la certeza de volverlo a ver). Créeme amable
lector, que sin que obtengas una recompensa a corto, mediano o largo plazo, te
sentirás mejor y aunque suene repetitivo, nuestro país tomará un rumbo
distinto, y los extranjeros nos mirarán, hablarán y tratarán mejor.