A menudo la felicidad es un bien que se escapa, que se escurre entre las manos, por ello tengo la necesidad de ser feliz el mayor tiempo posible. Yo decido empezar a ser feliz, descubro que éste es un bien que nos llega a cuentagotas y que se atesora. Por ello estoy esplendorosamente feliz, porque he comenzado a serlo y me siento así.
Vivo en armonía con todo el planeta. Siempre tomo el camino correcto. Estoy consciente de cada instante de mi vida. Transmito amor a todo mi cuerpo, mis células y todo el Universo. Soy eternamente joven de espíritu.
Tengo presente lo mucho que el cosmos me necesita. Me vivo disfrutando la vida. Elijo el amor como meta de felicidad. Veo el mundo desde la inocencia y en cada momento soy libre para decidir.
No necesito sufrir para conseguir la felicidad. Decido liberarme del pasado. Me perdono y entiendo que lo sucedido fue para crecer espiritualmente. Hoy la alegría que fluye en mí es el poder que brota desde mi centro. Me vivo bondadoso y tierno con el mundo que me rodea.
Dejo que la vida fluya a través de mí. Mi hogar es el Universo. Estoy siempre a salvo y protegido. Me doy permiso para estar en paz y comprendo que la felicidad está al alcance de todos.
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