Fausto Alzati
Asimismo, en 17 estados del país, habrá elecciones locales, esto es, en 9 de ellos, se elegirá gobernador, diputados locales y ayuntamientos, en 7, sólo diputados locales y/o presidencias municipales y en el Distrito Federal, habrá votaciones para las 16 delegaciones y la Asamblea Legislativa (son denominados así, porque aún no es reconocido como un Estado de la Federación, pero realmente hacen la función de alcaldes y diputados locales como los de las 31 Entidades federativas)
Todos, absolutamente todos, en más de alguna ocasión, nos hemos hecho la misma pregunta, respecto a algunas autoridades de cualquiera de los niveles de gobierno mexicano: federal, estatal o municipal, ¿Cómo eligen los partidos políticos en México a sus candidatos?
Y la verdad es que si no nos interesa más allá de una simple duda ese tema, lo olvidamos y no vamos más allá, buscando una posible conexión entre los diferentes actores políticos nacionales.
Sin embargo, a los pocos que, por curiosidad, por bagaje cultural, por interés ideológico o por necesidad, nos llega a interesar descubrir porqué determinado individuo o grupo, logra determinada posición política, en un alto porcentaje, llegamos al fondo de la realidad.
Es cierto, amable lector, en cualquier nivel de gobierno, sabemos, vemos, conocemos, o escuchamos de cada integrante de los órganos de gobierno, sea ejecutivo, legislativo o judicial, que no saben ni conocen nada del área, cargo, puesto o comisión que desempeñan y con altos salarios y demás prerrogativas, a costa del erario público y su función se ve envuelta en situaciones negativas y pocas, muy pocas positivas.
No intento exhibir a nadie, muchos conocemos a los gobernantes actuales, a los pasados y a los que pretenden serlo este 7 de junio que serán las votaciones, simplemente te muestro parte del análisis que durante algún tiempo he observado en los distintos candidatos, suspirantes y aspirantes a algún puesto de elección popular o para incrustarse en la administración pública, con un buen nivel de mando y decisión.
Existe el dicho, en cualquier área o dependencia de gobierno de que todos los que laboran ahí (o sería mejor decir, cobran) son licenciados, ingenieros y señoritas, claro que lo dicen de manera sarcástica, pero muchas veces el sarcasmo encierra una gran verdad. Porque, te pregunto, ¿alguna vez te ha atendido un servidor público que no se atribuya una profesión?, quizás sí, pero son escasos los honestos que se muestran a los demás como lo que son, la mayoría intenta aparentar lo que no es y además se inventan grados académicos que desconocen.
¿Recuerdas a Fausto Alzati, secretario de Educación Pública nombrado por Ernesto Zedillo Ponce de León? Renunció a los pocos días por atribuirse blasones académicos que no demostró. Ese caso fue muy sonado por el nivel de dependencia que ocupó, sobretodo porque es la encargada de velar por la educación de los mexicanos, además de que fue exhibido por quien a la postre fue beneficiado con su caída, pero cuántos funcionarios de nivel inferior jamás son denunciados por usurpación de profesión, muchos. Y nosotros los ciudadanos, con un poco de análisis y astucia podemos reconocer a esos ignorantes que están ocupando una función pública (ejecutiva, legislativa o judicial) por alguno de estos factores:
1.- El principal, por ser familiares, entiéndase en cualquiera de sus clases, consanguínea, afinidad y adopción, aquí los hay astutos que disimulan el nepotismo, con su homónimo de municipio, estado o dependencia, intercambian familiares, y la mayoría que demuestran un alto grado de imbecilidad y los incluyen en la nómina propia, sintiéndose intocables.
2.- El amiguismo, aquí influyen tres clases: el cerebro, el bueno para el trabajo y que siempre está abajo; el de las juergas, el que invita a los posicionados a fiestas, borracheras, antros, tugurios a cambio de favores y el de los conectes, el que conoce a los servidores clave, los que mueven los hilos en un municipio, un estado o en el país. Y cualquiera de estos ocupa puestos importantes, de los que solo el primer grupo realmente sabe, conoce, trabaja y normalmente, ocupan los niveles más bajos, normalmente por periodos cortos, porque los de arriba temen verse superados, pero los mantienen porque y mientras los necesitan.
3.- El compadrazgo, aquí pertenecen esos individuos que buscan esta relación con los políticos, porque saben que alguna vez serán beneficiados, con alguna prebenda política sin tener la capacidad, probidad y experiencia, pero tienen a su compadre para que los mueva a donde vaya, al fin de cuentas son iguales de ignorantes, incapaces e incompetentes.
4.- El sexo, para muchos es un tabú y tratan de ocultar que ocupan alguna posición, cargo o comisión política mediante las relaciones sexuales, pero es una práctica frecuente y tan real, aunque la intenten equiparar al acoso, pero solo cuando se quiere perjudicar a algún adversario político, ahí, hacen uso de los avances tecnológicos y surgen los audios o videos, donde los medios informativos afines, se prestan para darles publicidad. El sexo no es privativo de hombres o mujeres, sino que incluye a ambos, porque existen heterosexuales, homosexuales, lesbianas, bisexuales y sobretodo, muchos, pero muchos hombres y mujeres ambiciosos, dispuestos a alcanzar cualquier cosa, aún a costa de sacrificar su dignidad humana, toman el camino aparentemente, más fácil, en lugar de prepararse física, mental, intelectual y moralmente, con el firme propósito e interés de ingresar a un mundo donde abundan los vicios y sobretodo, los excesos que tarde o temprano les cobrará la factura. No hay peor error que dejar la felicidad personal en manos de algo que denigra al ser humano.
Así que estimado amigo, no te dejes impresionar con o por ningún candidato o servidor público, porque, salvo honrosas excepciones, la inmensa mayoría llegó a ese lugar, por alguno de estos caminos y sinceramente, eso no resulta digno de andar presumiendo y mucho menos los autoriza para tratar con prepotencia a los demás ciudadanos que somos los verdaderos patrones de esa llamada clase política, que en realidad, por sus actos, actividades y sobretodo, consecuencias, no merecen ser admirados, mucho menos idolatrados, porque bajo ninguna circunstancia son superiores a nosotros.
Están ahí por su ignorancia, su incapacidad y sobre todo por su forma camaleónica de alabar, aplaudir y siempre darle la razón al que los mantiene ganando sueldos inmerecidos, y en algún momento sirven para cargar con las culpas de sus jefes, pero muy pocas veces por eficientes.