Aceptar y ejercer tu responsabilidad personal implica
deshacerte del salvavidas que medio te mantiene a flote y probarte que eres
capaz de hacerlo por ti mismo, y más aún, que eres capaz de avanzar en la
dirección que tu deseabas.
Tu decides: si sigues responsabilizando a los demás de
tus desventuras, permites que un: “Así soy yo” “¿Qué quiere que haga?” te
detenga, continúas actuando conforme a lo que te indican los demás, aceptas que
otras personas sean las que te digan que está bien y que está mal.
Pero… por favor, no te quejes cuando no consigas lo que
quieres. Las personas, aún las que te aman, no saben a donde vas.
Esa decisión, es solo tuya, ejercerla es aceptar que tu
vida tiene una razón de ser y que es tu responsabilidad encontrarla, como tuya
será también, la satisfacción de haberla alcanzado.
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