domingo, 7 de junio de 2015

Emiliano Zapata Salazar.



(1879-1919)
Nació en San Miguel Anenecuilco, distrito de Villa de Ayala, Morelos, el 8 de agosto de 1879. Formó parte de una típica familia campesina. Su infancia se desarrolló a la par del latifundismo porfirista en Morelos. Hablante de náhuatl y de español. De muy temprana edad advirtió las grandes injusticias que se cometían en contra de quienes trabajaban la tierra. La reforma agraria fue su meta desde entonces. Gozaba de un gran respeto por parte del campesinado del sur.

Protagoniza la Revolución Mexicana desde 1910, encarnó la lucha por la mejora de las condiciones de las clases menos favorecidas. En México fue conocido como el "Atila del sur" pues encabezó la lucha agraria en su Estado natal de Morelos, en el sur del país. A él se le atribuye el lema "la tierra es de quien la trabaja".

Sus adversarios consideraban que era simplemente un bandido roba-vacas que, con sus salvajes huestes armadas, amenazaba vidas, honor, propiedades y a la misma civilización.

En 1906 asistió a una junta de campesinos en Cuautla, para discutir la forma de defender frente a los hacendados vecinos, las tierras del pueblo. En septiembre de 1909 fue electo presidente de la junta de defensa de las tierras de Anenecuilco; estudió los documentos que acreditaban los derechos de los pueblos a sus tierras y empezó a perfilarse como líder de los campesinos.

El 10 de marzo de 1911, con 72 campesinos, apoyó el Plan de San Luis, propuesto por Francisco Madero, y asumió la jefatura del movimiento maderista de Morelos.
Sin embargo, cuando Madero se hizo cargo de la Presidencia de la República, el 7 de junio de 1911, entraron en desacuerdo al Madero ordenar que los zapatistas entregaran sus armas y se licenciaran como condición previa a la entrega de la tierra a los campesinos.
En 1897 Zapata fue arrestado por participar en una protesta contra la usurpación de tierras campesinas. Al ser perdonado continuó agitando a los indígenas de la región, por lo que fue incorporado al 9° Regimiento del ejército, bajo el mando directo de Ignacio de la Torre, yerno del presidente Díaz.

En 1909 fue elegido presidente de la junta de defensa de las tierras de Anenecuilco. Pocos meses después, concurrió a una reunión en Villa de Ayala donde comentó el Plan de San Luís, y el 10 de marzo de 1911, también desde Villa de Ayala, se lanzó a la lucha revolucionaria junto con otros 72 campesinos. Su consigna, "tierra y libertad", ha sido quizá la más famosa de sus frases.

Mientras tanto, la Revolución Mexicana llegaba a su apogeo. Francisco I. Madero, un terrateniente del norte, había perdido las elecciones de 1910 frente al dictador Porfirio Díaz y huido hacia Estados Unidos, donde se proclamó presidente y retornó a México. Zapata decidió apoyar a Madero, y en 1911, sitiaron la ciudad de Cuautla y cerraron el camino hacia la Capital. Una semana más tarde, Porfirio Díaz huyó del país y designó a un presidente sustituto. Mientras tanto, Emiliano Zapata y un ejército de 5 mil hombres tomaron la ciudad de Cuernavaca, Morelos.

El Plan de Ayala

Con la ayuda de un maestro, Otilio Montaño, Zapata preparó el Plan de Ayala, el cual declaraba a Madero incapaz de cumplir con los objetivos de la Revolución. Se fijaron la meta de recuperar las tierras ejidales quitándoles un tercio a los terrenos de las haciendas y repartiéndolas entre las comunidades. Aquellos hacendados que se rehusaran a aceptar el plan verían sus tierras expropiadas sin compensación.

En el transcurso de sus campañas, Zapata distribuyó las tierras. Ordenó ejecuciones y expropiaciones. Implementó tácticas de guerrilla. Los salarios de los miles de hombres que formaban las huestes zapatistas provenían de los impuestos a las regiones de provincia o de la extorsión a los ricos. Sus armas provenían de lo que capturaban de las tropas federales.

Al caer Huerta, Zapata invitó a los Constitucionalistas a aceptar su Plan de Ayala y les advirtió que continuaría peleando por su cuenta hasta que el plan se cumpliera.

Los líderes se unen

Pancho Villa y Emiliano Zapata acudieron al llamado de Carranza para reunir a todos los líderes revolucionarios, con la condición que la asamblea se realizara en Aguascalientes y no en la Ciudad de México. En dicha asamblea, los villistas y zapatistas eligieron al General Eulalio Gutiérrez como presidente provisional, decisión que los carrancistas rechazaron. Como consecuencia, se desató una guerra. Pancho Villa aceptó el Plan de Ayala y decidió unir fuerzas con Zapata hasta que hubiera un presidente civil en el Palacio de Gobierno.

Al mismo tiempo que Zapata implementaba su reforma agraria, la guerra continuaba. Ocupó la ciudad de Puebla y ganó varias batallas, apoyado por soldados profesionales que se habían unido a su causa. Sin embargo, cuando en 1917 Carranza derrotó a Pancho Villa, Zapata se vio aislado. Venustiano Carranza convocó a una asamblea constitucionalista, pero no invitó a Zapata. En dicha convención se aprobó la nueva Constitución y se designó a Carranza como presidente.

Las tensiones entre Zapata y Carranza no cedieron. El 10 de abril de 1919, el Coronel Jesús Guajardo fue enviado por el gobierno constitucional a infiltrarse en las filas de Zapata. Guajardo organizó una reunión "secreta" con Zapata en la Hacienda Chinameca en Morelos, haciéndole creer que quería unirse a los agraristas. Zapata fue muerto a tiros en dicho lugar por tropas carrancistas. Su cuerpo fue puesto sobre una mula y dejado sobre la calle. Hoy día yace sepultado en Cuautla, Morelos.

El Coronel Guajardo fue nombrado general y recompensado con $52,000 pesos.

Inconforme con la posición de Madero, Zapata proclamó su Plan de Ayala el 25 de noviembre de 1911, apoyándolo en el lema "Tierra, Justicia y Ley".

En este plan se enfatizaba el carácter agrario de la lucha, se exigía la repartición de latifundios, la devolución de terrenos, montes y aguas a los pueblos o ciudadanos que habían sido despojados de ellos; se exigía la redención de la raza indígena; se desconocía a Madero y se postulaba que la lucha armada era el único medio de obtener la justicia.

A las tropas del sur, bajo el mando de Zapata, se les denominó Ejército Libertador del Sur.

En 1919 murió asesinado en una emboscada organizada por un agente de Carranza, lo que causó una enérgica condena de la opinión pública y de gran parte de los propios sectores constitucionalistas. Considerado por sus enemigos un simple saqueador, Zapata ha sido idolatrado por los campesinos y por la gente del pueblo como reformador revolucionario y héroe; su vida ha inspirado innumerables leyendas y corridos populares.

A finales de noviembre la poderosa División del Norte de Pancho Villa y el Ejército Libertador del Sur entraron en la Ciudad de México y el movimiento zapatista alcanzaba así fama nacional.

Tenía veintitrés años cuando apoyó a la Junta de Cuautla en sus reivindicaciones por los ejidos de Morelos, su estado natal. La persecución desatada contra la Junta por el régimen porfirista lo llevó a Cuernavaca y luego a México como caballerizo del ejército. De regreso en Morelos, Emiliano Zapata retomó la defensa de las tierras comunales y, en 1909, fue designado jefe de la Junta de Ayala.

Al frente de un pequeño grupo armado, Zapata ocupó las tierras del Hospital y las distribuyó entre los campesinos. Mientras el gobernador de Morelos, representante de los intereses de los terratenientes, enviaba fuerzas contra él, Genovevo de la O se sublevó en Cuernavaca.

En marzo de 1911 Zapata se adhirió al plan de San Luís Potosí proclamado por Madero y, a la muerte de Torres Burgos, fue designado «jefe supremo del movimiento revolucionario del Sur».

Tras la caída de Porfirio Díaz, pronto aparecieron las discrepancias entre Zapata, quien reclamaba el inmediato reparto de las tierras de las haciendas entre los campesinos, y Madero, que por su parte exigía el desarme de las guerrillas.

Elegido Madero en 1911, y ante el fracaso de nuevas conversaciones, Zapata elaboró en noviembre del mismo año el plan de Ayala, en el que declaraba a Madero incapaz de cumplir los objetivos de la revolución y anunciaba la expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una compensación, si se aceptaba, y por la fuerza en caso contrario.

Los que se adhirieron al plan, que eligieron jefe de la revolución a Pascual Orozco, enarbolaron la bandera de la reforma agraria como prioridad y solicitaron la renuncia del presidente. Las fuerzas gubernamentales obligaron a Zapata a retirarse a Guerrero, pero el asesinato de Madero en febrero de 1913 por orden de Huerta cambió la situación. Zapata rechazó la oferta de Huerta de unirse a sus fuerzas y apoyó a los constitucionalistas de Carranza contra los huertistas. Nombrado jefe de la revolución en detrimento de Orozco, que había sido declarado traidor, consiguió derrotar a Huerta (1913).

En la convención de Aguascalientes de octubre de 1914 se concretó la alianza de Zapata y Pancho Villa, representantes del revolucionarismo agrario, contra Carranza, de tendencia moderada. Si bien ambos entraron poco después en la capital, su incapacidad política para dominar el aparato del Estado y las diferencias que surgieron entre los dos caudillos, a pesar de que Villa había aceptado el plan de Ayala, alentaron la reacción carrancista.

Perseguido por Pablo González, Zapata se hizo fuerte en Morelos, mientras que Villa era derrotado en el norte. El aporte de algunos intelectuales como Díaz Soto y Gama y Pérez Taylor dio solidez ideológica al movimiento agrarista y ello permitió a los zapatistas organizar administrativamente el espacio que controlaban.

En este sentido, el gobierno de Zapata creó comisiones agrarias, estableció la primera entidad de crédito agrario en México e intentó convertir la industria del azúcar de Morelos en una cooperativa. William Gates, enviado de Estados Unidos, destacó el orden de la zona controlada por Zapata frente al caos de la El coronel Jesús Guajardo traicionó y asesinó al líder agrarista tras atraerlo a un encuentro secreto en la h a, en Morelos.

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