(1879-1919)
Nació
en San Miguel Anenecuilco, distrito de Villa de Ayala, Morelos, el 8 de agosto
de 1879. Formó parte de una típica familia campesina. Su infancia se desarrolló
a la par del latifundismo porfirista en Morelos. Hablante de náhuatl y de
español. De muy temprana edad advirtió las grandes injusticias que se cometían
en contra de quienes trabajaban la tierra. La reforma agraria fue su meta desde
entonces. Gozaba de un gran respeto por parte del campesinado del sur.
Protagoniza
la Revolución Mexicana desde 1910, encarnó la lucha por la mejora de las condiciones de las
clases menos favorecidas. En México fue conocido como el "Atila del
sur" pues encabezó la lucha agraria en su Estado natal de Morelos, en el
sur del país. A él se le atribuye el lema "la tierra es de quien la
trabaja".
Sus
adversarios consideraban que era simplemente un bandido roba-vacas que, con sus
salvajes huestes armadas, amenazaba vidas, honor, propiedades y a la misma
civilización.
En
1906 asistió a una junta de campesinos en Cuautla, para discutir la forma de
defender frente a los hacendados vecinos, las tierras del pueblo. En septiembre
de 1909 fue electo presidente de la junta de defensa de las tierras de
Anenecuilco; estudió los documentos que acreditaban los derechos de los pueblos
a sus tierras y empezó a perfilarse como líder de los campesinos.
El 10
de marzo de 1911, con 72 campesinos, apoyó el Plan de San Luis, propuesto por
Francisco Madero, y asumió la jefatura del movimiento maderista de Morelos.
Sin embargo, cuando Madero se hizo cargo de
la Presidencia de la República, el 7 de junio de 1911, entraron en desacuerdo
al Madero ordenar que los zapatistas entregaran sus armas y se licenciaran como
condición previa a la entrega de la tierra a los campesinos.
En
1897 Zapata fue arrestado por participar en una protesta contra la usurpación
de tierras campesinas. Al ser perdonado continuó agitando a los indígenas de la
región, por lo que fue incorporado al 9° Regimiento del ejército, bajo el mando
directo de Ignacio de la Torre, yerno del presidente Díaz.
En
1909 fue elegido presidente de la junta de defensa de las tierras de
Anenecuilco. Pocos meses después, concurrió a una reunión en Villa de Ayala
donde comentó el Plan de San Luís, y el 10 de marzo de 1911, también desde
Villa de Ayala, se lanzó a la lucha revolucionaria junto con otros 72
campesinos. Su consigna, "tierra y libertad", ha sido quizá la
más famosa de sus frases.
Mientras
tanto, la Revolución Mexicana llegaba a su apogeo. Francisco I. Madero, un
terrateniente del norte, había perdido las elecciones de 1910 frente al
dictador Porfirio Díaz y huido hacia Estados Unidos, donde se proclamó
presidente y retornó a México. Zapata decidió apoyar a Madero, y en 1911,
sitiaron la ciudad de Cuautla y cerraron el camino hacia la Capital. Una semana
más tarde, Porfirio Díaz huyó del país y designó a un presidente sustituto.
Mientras tanto, Emiliano Zapata y un ejército de 5 mil hombres tomaron la
ciudad de Cuernavaca, Morelos.
El Plan de Ayala
Con
la ayuda de un maestro, Otilio Montaño, Zapata preparó el Plan de Ayala, el
cual declaraba a Madero incapaz de cumplir con los objetivos de la Revolución.
Se fijaron la meta de recuperar las tierras ejidales quitándoles un tercio a
los terrenos de las haciendas y repartiéndolas entre las comunidades. Aquellos
hacendados que se rehusaran a aceptar el plan verían sus tierras expropiadas
sin compensación.
En
el transcurso de sus campañas, Zapata distribuyó las tierras. Ordenó
ejecuciones y expropiaciones. Implementó tácticas de guerrilla. Los salarios de
los miles de hombres que formaban las huestes zapatistas provenían de los
impuestos a las regiones de provincia o de la extorsión a los ricos. Sus armas
provenían de lo que capturaban de las tropas federales.
Al
caer Huerta, Zapata invitó a los Constitucionalistas a aceptar su Plan de Ayala
y les advirtió que continuaría peleando por su cuenta hasta que el plan se
cumpliera.
Los líderes se unen
Pancho
Villa y Emiliano Zapata acudieron al llamado de Carranza para reunir a todos
los líderes revolucionarios, con la condición que la asamblea se realizara en
Aguascalientes y no en la Ciudad de México. En dicha asamblea, los villistas y
zapatistas eligieron al General Eulalio Gutiérrez como presidente provisional,
decisión que los carrancistas rechazaron. Como consecuencia, se desató una
guerra. Pancho Villa aceptó el Plan de Ayala y decidió unir fuerzas con Zapata
hasta que hubiera un presidente civil en el Palacio de Gobierno.
Al
mismo tiempo que Zapata implementaba su reforma agraria, la guerra continuaba.
Ocupó la ciudad de Puebla y ganó varias batallas, apoyado por soldados
profesionales que se habían unido a su causa. Sin embargo, cuando en 1917
Carranza derrotó a Pancho Villa, Zapata se vio aislado. Venustiano Carranza
convocó a una asamblea constitucionalista, pero no invitó a Zapata. En dicha
convención se aprobó la nueva Constitución y se designó a Carranza como
presidente.
Las
tensiones entre Zapata y Carranza no cedieron. El 10 de abril de 1919, el
Coronel Jesús Guajardo fue enviado por el gobierno constitucional a infiltrarse
en las filas de Zapata. Guajardo organizó una reunión "secreta" con
Zapata en la Hacienda Chinameca en Morelos, haciéndole creer que quería unirse
a los agraristas. Zapata fue muerto a tiros en dicho lugar por tropas
carrancistas. Su cuerpo fue puesto sobre una mula y dejado sobre la calle. Hoy
día yace sepultado en Cuautla, Morelos.
El
Coronel Guajardo fue nombrado general y recompensado con $52,000 pesos.
Inconforme
con la posición de Madero, Zapata proclamó su Plan de Ayala el 25 de noviembre
de 1911, apoyándolo en el lema "Tierra, Justicia y Ley".
En
este plan se enfatizaba el carácter agrario de la lucha, se exigía la
repartición de latifundios, la devolución de terrenos, montes y aguas a los
pueblos o ciudadanos que habían sido despojados de ellos; se exigía la
redención de la raza indígena; se desconocía a Madero y se postulaba que la
lucha armada era el único medio de obtener la justicia.
A las
tropas del sur, bajo el mando de Zapata, se les denominó Ejército Libertador
del Sur.
En
1919 murió asesinado en una emboscada organizada por un agente de Carranza, lo
que causó una enérgica condena de la opinión pública y de gran parte de los
propios sectores constitucionalistas. Considerado por sus enemigos un simple
saqueador, Zapata ha sido idolatrado por los campesinos y por la gente del
pueblo como reformador revolucionario y héroe; su vida ha inspirado
innumerables leyendas y corridos populares.
A
finales de noviembre la poderosa División del Norte de Pancho Villa y el
Ejército Libertador del Sur entraron en la Ciudad de México y el movimiento
zapatista alcanzaba así fama nacional.
Tenía
veintitrés años cuando apoyó a la Junta de Cuautla en sus reivindicaciones por
los ejidos de Morelos, su estado natal. La persecución desatada contra la Junta
por el régimen porfirista lo llevó a Cuernavaca y luego a México como
caballerizo del ejército. De regreso en Morelos, Emiliano Zapata retomó la
defensa de las tierras comunales y, en 1909, fue designado jefe de la Junta de
Ayala.
Al
frente de un pequeño grupo armado, Zapata ocupó las tierras del Hospital y las
distribuyó entre los campesinos. Mientras el gobernador de Morelos,
representante de los intereses de los terratenientes, enviaba fuerzas contra
él, Genovevo de la O se sublevó en Cuernavaca.
En
marzo de 1911 Zapata se adhirió al plan de San Luís Potosí proclamado por
Madero y, a la muerte de Torres Burgos, fue designado «jefe supremo del
movimiento revolucionario del Sur».
Tras
la caída de Porfirio Díaz, pronto aparecieron las discrepancias entre Zapata,
quien reclamaba el inmediato reparto de las tierras de las haciendas entre los
campesinos, y Madero, que por su parte exigía el desarme de las guerrillas.
Elegido
Madero en 1911, y ante el fracaso de nuevas conversaciones, Zapata elaboró en
noviembre del mismo año el plan de Ayala, en el que declaraba a Madero incapaz
de cumplir los objetivos de la revolución y anunciaba la expropiación de un
tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una compensación, si se
aceptaba, y por la fuerza en caso contrario.
Los
que se adhirieron al plan, que eligieron jefe de la revolución a Pascual
Orozco, enarbolaron la bandera de la reforma agraria como prioridad y
solicitaron la renuncia del presidente. Las fuerzas gubernamentales obligaron a
Zapata a retirarse a Guerrero, pero el asesinato de Madero en febrero de 1913
por orden de Huerta cambió la situación. Zapata rechazó la oferta de Huerta de
unirse a sus fuerzas y apoyó a los constitucionalistas de Carranza contra los
huertistas. Nombrado jefe de la revolución en detrimento de Orozco, que había
sido declarado traidor, consiguió derrotar a Huerta (1913).
En la
convención de Aguascalientes de octubre de 1914 se concretó la alianza de
Zapata y Pancho Villa, representantes del revolucionarismo agrario, contra
Carranza, de tendencia moderada. Si bien ambos entraron poco después en la
capital, su incapacidad política para dominar el aparato del Estado y las
diferencias que surgieron entre los dos caudillos, a pesar de que Villa había
aceptado el plan de Ayala, alentaron la reacción carrancista.
Perseguido
por Pablo González, Zapata se hizo fuerte en Morelos, mientras que Villa era
derrotado en el norte. El aporte de algunos intelectuales como Díaz Soto y Gama
y Pérez Taylor dio solidez ideológica al movimiento agrarista y ello permitió a
los zapatistas organizar administrativamente el espacio que controlaban.
En este sentido, el gobierno de Zapata creó comisiones agrarias, estableció la primera entidad de crédito agrario en México e intentó convertir la industria del azúcar de Morelos en una cooperativa. William Gates, enviado de Estados Unidos, destacó el orden de la zona controlada por Zapata frente al caos de la El coronel Jesús Guajardo traicionó y asesinó al líder agrarista tras atraerlo a un encuentro secreto en la h a, en Morelos.
En este sentido, el gobierno de Zapata creó comisiones agrarias, estableció la primera entidad de crédito agrario en México e intentó convertir la industria del azúcar de Morelos en una cooperativa. William Gates, enviado de Estados Unidos, destacó el orden de la zona controlada por Zapata frente al caos de la El coronel Jesús Guajardo traicionó y asesinó al líder agrarista tras atraerlo a un encuentro secreto en la h a, en Morelos.
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