REFLEXIONA CIUDADANO
Los políticos no son bien vistos por el
ciudadano, entre ellos hay personas honestas que fincan su quehacer en
principios y valores apreciables y que procuran que su actividad redunde en
bien para su prójimo. Pero estos son garbanzo de a libra, y apenas se les podrá
encontrar con la lámpara de Diógenes, si antes no se la roba alguno de la
inmensa mayoría que forman los demás. El ejercicio de la política se ha
degradado en México por la existencia de una viciosa legislación que viene desde
los tiempos del PRI, para mal ocultar su monopolio, debía dar una apariencia de
ejercicio democrático y favorecer con migajas de poder a otros partidos nacidos
de la simulación y la mentira. Los cambios que en el país ha habido no han
alterado el estatus de esas organizaciones que sólo pueden vivir por las
alianzas que pactan con los partidos grandes, pues de otra manera
desaparecerían fatalmente. Partidos hay que son propiedad particular de una
sola persona (PT, Movimiento Ciudadano) o de una familia (PVEM) y que a mas de
ser lucrativos negocios venden sus votos –reales o verdaderos- como en subasta
pública o mercado, al que les de más chambas. Por otra parte, y eso en relación
con todos los partidos ha nacido una casta parasitaria, una inmensa burocracia
política que cuesta mucho al ciudadano y que ningún beneficio aporta. Deben
desaparecer esas mentiras políticas, debe disminuirse el número de diputados
locales, federales y senadores y podar los cuerpos edilicios de los
ayuntamientos, donde por la necesidad de la representación a todos los
partidos, partiditos, partidillos y partiduchos nacionales y locales, ha
florecido también una espesa jungla de síndicos y regidores que cuestan mucho
al desmedrado erario de las comunidades por los jugosos sueldos que a sí mismos
se fijan y los suculentos bonos que con cualquier pretexto se atribuyen. Somos
un país pobre con partidos ricos y políticos riquísimos. Cuando haya en México
una auténtica y plena democracia esas ficciones ya no tendrán razón de ser; se
cambiarán las amañadas leyes que los partidos hicieron para beneficiarse y los
políticos servirán verdaderamente al pueblo en vez de servirse de él.
Para fabricar a un candidato potencial,
a un cargo de elección popular se disponen recursos públicos para apuntalar su
imagen, se usa el aparato del estado a favor de ese aspirante y él mismo ocupa
el cargo para promover su imagen, reforzar la audiencia clientelar y amarrar
los votos potenciales de sus beneficiados. Aparte de uso de recursos públicos
para fabricar su candidatura.
El gobierno utiliza el hostigamiento
como medida de coerción. El chantaje emocional es una de las fuentes de tortura
sofisticada.
Se está entregando la propiedad del país
a un pequeño grupo que se ha apoderado de los principales negocios y ha
impedido que los beneficios que produce el esfuerzo social se filtren a las
capas populares. El rico es cada día más rico y el pobre es cada día más pobre,
nos espanta el populismo irresponsable que algunos grupos esgrimen y el
fundamentalismo dogmático que otros pregonan.
Hace falta alguien que tenga oficio
político, que cuente con equipo probado para gobernar, que tenga experiencia de
partido, legislativa y de gobierno. Entre los contendientes solo hay uno con
estas características, que el pueblo no se encandile con falsas promesas
insostenibles, ni escoja a quienes quieren polarizar aún más los ingresos de la
población. Que impere la civilidad.
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