Agradecimiento mexicano.
En
esta oportunidad quiero analizar el valor que está ausente de la idiosincrasia
del mexicano, ese que pocas, muy pocas veces se observa en ciertas personas y
que, por lo general, quienes lo usan, son los más exitosos en su vida diaria:
El agradecimiento.
En
muchas áreas de la vida, estudios, libros, doctrina y opiniones, se menciona
que el principal valor para ser felices, tener riqueza espiritual y económica,
es el agradecimiento, debemos ser agradecidos en todo y con todos siempre. Es
uno de los pocos valores que no se deben escatimar, porque muchas acciones que
vivimos otras personas, están haciendo un esfuerzo para hacernos sentir mejor,
se desprenden de algo personal para otorgarlo a nosotros, generalmente es
atención, tiempo, eso, es lo más valioso que todo ser humano tiene. Y aunque
generalmente la mayoría lo pierda en tonterías o banalidades, genera mucha
valía cuando se les brinda a los demás. Simplemente para responderte una
pregunta, para escuchar tus comentarios, para oír tus penas, quejas y
sinsabores. Eso, es digno de agradecimiento.
Como
en muchas cosas, hay niveles de actos que deben motivar agradecimiento, además
de prestar atención, los préstamos de dinero, de bienes y servicios, de
acciones con y sin necesidad, etc.
Ofrecer
empleo a una persona, es sinónimo de agradecimiento, por lo tanto, si
encuentras otra opción mejor, sea en lo económico, de menor tiempo, más cercano
a tu domicilio, lo mínimo que debes hacer para mostrar tu grandeza es avisar
con el tiempo suficiente para que la empresa, el jefe o patrón, pueda conseguir
y/o capacitar a quien ocupará tu lugar, aunque es éticamente aceptable, hacerlo
por lo menos una semana antes.
Pero
el mexicano, al carecer de los valores primordiales, no avisa y simplemente ya
no se presenta, esto es lo peor que el desagradecido puede hacer, porque,
aunque de momento, sienta que no le debe nada a su empleador, en un futuro, se
dará cuenta que es un perdedor, porque cerró una puerta que quizás algún día
necesitará. La filosofía popular señala que la vida es una rueda de la fortuna,
donde a veces estamos arriba, otras en medio y algunas abajo, y es verdad, pero
pocos, muy pocos, entendemos su profundidad.
Unos
cuantos, hacen saber que se van, el último día que laboran, al cobrar su
jornal, semana, quincena o mes, y aunque no es lo correcto, por lo menos se
agradece el gesto, así ya no se está con la zozobra de que algo les haya pasado
por no llegar a laborar. Esto, amable lector, es ser malagradecido, porque aun
cuando nadie es indispensable y todos tenemos la libertad de buscar lo que se
adapte mejor a nuestra vida, si se debe tener la decencia de avisar con un
tiempo razonable. Además de lo indicado, eso genera pérdidas para las empresas
y negocios, porque tienen que volver a capacitar nueva gente porque esto es más
frecuente de lo esperado, se pierde tiempo por realizar el papeleo para bajas y
altas, del personal.
Lo
mismo sucede, cuando a la gente se le brinda, demasiada confianza, porque tiene
un oficio, una industria y se le apoya recomendándola con las amistades para
que extienda su cartera de clientes, incrementando sus ventas. De pronto notas
que tus amistades se alejan de ti, porque esa persona se ha encargado de mal
recomendarte con ellas. Por un lado, está bien, porque alguien que a la primera
oportunidad, le cree a gente que acaba de conocer, dudando de ti, que tiene más
tiempo de tratarte, es mejor hacerla a un lado, pero por otro lado, que poca
sensibilidad de quien se benefició gracias a ti.
Y
la peor gente, es aquella a la que se le presta alguna ocasión dinero, porque
te agarró en tus 5 minutos, porque te convenció, incluso al grado de llorar
frente a ti, por X o Y situación, real o inventada y que no volverás a ver ese
dinero en tu vida, y no solo eso, sino que además, según el grado de amistad o acercamiento contigo, y
por ende, lo que hayan comentado juntos, lo utiliza para andar mal informando a
la gente que te conoce, obviamente en tu contra. Esa es la peor variable del
malagradecido, porque normalmente, se le presta dinero a la gente que es más
cercana a ti y después hasta te sientes incómodo de vivir donde vives, porque
el sujeto es tu vecino, es de tu familia, lo sentías tu amigo y ahora se
convirtió en tu peor enemigo, en tu peor agente de relaciones sociales, claro,
solo con la gente que es igual que él, porque quien tiene cinco centímetros de
frente y algunas neuronas vivas, jamás dudará de ti. Solo dudan los
malagradecidos e ignorantes.
Por
eso es importante, saber a quién le vas a prestar dinero y sobre todo si tiene
la capacidad mental y económica para devolvértelo. Pero lo más importante es
saber a quién le debes prestar tu atención, porque recuerda que pocos, muy
pocos, en verdad son dignos de recibirla, aunque no pierdas más que tu tiempo. Sólo
acuérdate que el tiempo jamás regresa, es algo que pasa y pasa pronto, piensa
que por salud mental, es mejor perderlo en trivialidades, que perderlo con
gente malagradecida que toda su vida es fracaso, pobreza, tristeza y
simulación. ¡¡¡Aléjate de ellos!!!
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