Mucho se ha escrito y hablado de los caudillos de la Independencia de México, sobre todo de Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Ignacio Allende, Vicente Guerrero, Hermenegildo Galeana, Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo, pero poco, o casi nada, del cura Mariano Matamoros, quien además de ser el brazo derecho de Morelos, se le consideró el segundo hombre de mayor importancia del Ejército Insurgente después del Generalísimo José María Morelos y Pavón, por ser un estratega militar, inteligente y un hombre ejemplar, disciplinado y honrado, que castigaba con mano firme aquellos elementos de su tropa que abusaban de las mujeres y los ancianos, robaban al enemigo o saqueaban propiedades.
Tan significativo y de gran valía fue Mariano Antonio Matamoros Guridi para el cura Morelos y Pavón, que cuando fue derrotado y hecho prisionero por las fuerzas realistas al mando de Ciriaco de Llano y Agustín de Iturbide, en la hacienda de PURUARAN, Michoacán, el 5 de enero de 1814, y posteriormente sentenciado a muerte, el Generalísimo propone al Virrey Calleja el canje de 200 prisioneros del Batallón de Asturias por su "brazo derecho". Hecho que no pudo ser consumado.
La escritora Silvia Molina en una espléndida narrativa -la primera novela que se escribe sobre Mariano Matamoros- nos relata al gran comandante en jefe de las provincias de Tecpan, Oaxaca, México, Puebla y Tlaxcala y jefe militar sucesor a la muerte de José María Morelos y Pavón, en su libro denominado Matamoros, El Resplandor en la Batalla.
La escuela primaria en la que cursé mis estudios (valga la redundancia) primarios, lleva el nombre de este gran personaje. Al que la historia poco favor le hace. Y tu amable lector ¿Has oído hablar de él?
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