viernes, 22 de mayo de 2015

Obrita teatral.


LA VUELTA A CASA.
Personajes: Cristian, Madre de Cristian, Padre de Cristian, Hermano de Cristian, Director, Profesora, Amador.

Es muy temprano, a lo lejos un reloj anuncia con sus incesantes campanadas que son las nueve de la mañana. Una procesión de niños y jóvenes anda por la calle con prisa para no llegar tarde al colegio. Entre ellos, vemos un niño que anda apartado del resto de chicos, cabizbajo y a paso lento, sumido en sus pensamientos. Justo delante, un grupo de chicos camina junto, y parece que prepara algo en contra de Cristian.

Amador: (Sobresaliendo como el más alto del grupo de chicos y acercándose a grandes y desgarbadas zancadas a Cristian)

– ¡Mirad a quién tenemos detrás chicos, Cristian el gafotas!

Narrador: (Cristian ignora las palabras de Amador y continua andando como si nada hubiera pasado)

Amador: (Empujando por los hombros a Cristian con tal intensidad y fuerza que casi le tira contra el suelo)

– ¡No me ignores, piojoso! Quizá estás demasiado dormido aún para entender lo que te digo, ¿no es así?

Narrador: (El grupo de chicos estalla en grandes carcajadas y comienzan a cuchichear entre sí, ignorando a Cristian que ha comenzado a andar a pasos más rápidos)

(Nos encontramos ahora dentro de una típica aula de clase, donde un numeroso grupo de chicos y chicas están sentados en sus pupitres mientras la profesora explica con aire severo y desde la pizarra la lección del día. Entre los pupitres más alejados, encontramos sentado al final a Cristian, que dibuja y garabatea en su cuaderno sin prestar atención)

Profesora: (Volviéndose a sentar en su silla)

– Muy bien chicos, vamos ahora a hablar de los deberes que os mandé para la tarde de ayer. ¿Algún voluntario? parece que no. Elegiré por orden de lista: Aguilar, Cristian. ¿Podrías leer tu redacción al resto de los compañeros y a mí?

Cristian: (Como despertando de un sueño)

– Lo siento señorita, no he hecho los deberes.

Profesora: (Cruzada de brazos y mirando con gesto de enfado a Cristian)

– Lo imaginaba, ya van casi tres días seguidos que no has hecho ninguna de las tareas que he mandado para casa. Voy a tener que hablar con tus padres otra vez.

Narrador: (Nos encontramos ahora en un despacho, con grandes estanterías repletas de libros y con una ventana que da a un patio exterior donde podemos ver a un grupo de niños jugando. Reunidos están los padres de Cristian y el director del colegio, que parecen muy preocupados por el estado del joven)

Director: (Apoyando los brazos en la mesa)

– Muy bien, ¿Cómo están? hacía poco que no les veía por aquí. Parece que Cristian ha vuelto a hacer de las suyas. Veamos la queja que nos hizo llegar la profesora de Lengua.

Madre de Cristian:

– ¡Ay este chico, es un desastre! no sabemos que hacer ya con él.

Director:

– Parece que Cristian volvió a dejar de lado sus deberes, y ha estado yendo a clase sin prestar atención a las lecciones.

Padre de Cristian:

– ¿Qué es lo que nos recomienda, Director?, en casa prácticamente no le vemos nunca, se encierra en su habitación. Hemos intentado hablar con él, pero desde que su hermano mayor se fue de casa no ha vuelto a ser el mismo.

Director:

– En el colegio somos conscientes de que el chico está atravesando una época de su vida muy complicada, pero no podemos abandonarle a su suerte. Y seamos sinceros, entre los chicos de su clase no es que sea precisamente muy popular.

Padre de Cristian:

– Lo sé, Director. Apenas sale de casa, y no tiene amigos. Siempre estaba con su hermano, y ahora que se ha ido, parece que no le importamos el resto de los humanos.

Madre de Cristian:

– Intentaré hablar con él de nuevo, sin embargo estoy tan desesperada y sin energías que no sé si conseguiré algún efecto en él. Disculpe a nuestro hijo, cuando llegue a casa estaré pendiente de él para que haga los deberes todos los días.

Director:

– De acuerdo, hablaré con la profesora de Lengua y le haré saber que ustedes ya han hablado conmigo.

Narrador: (Nos encontramos ahora en casa de Cristian, en la cocina, donde el chico está tomando la cena en compañía de sus padres)

Padre de Cristian: (Con la mirada perdida)

– Vamos hijo, tienes que esforzarte más en el colegio ¿si no que harás el día de mañana?

Madre de Cristian:

– Yo te ayudaré a hacer los deberes todos los días, pero no puedes dejarlos sin hacer porque los profesores se molestan, ¿de acuerdo?

Narrador: (De repente y rompiendo el silencio que reinaba en la cocina, se abre la puerta del patio y aparece un chico joven, con el pelo largo, desaliñado, y con una gran mochila a su espalda)

Cristian: (Muy sorprendido y levantándose a abrazarle)

– ¡Hermano, por fin has vuelto!

Madre de Cristian: (Con lágrimas en los ojos)

– ¡Hijo!

Padre de Cristian: (Con alegría en la mirada pero con gesto severo)

– ¿Por fin has decidido volver de tu escapada, no?

Hermano de Cristian: (Muy emocionado)

– Quiero pediros disculpas a todos, prometo que a partir de ahora estaremos todos siempre juntos. No volveré a hacer ninguna locura. ¿Qué tal en el colegio, enano? ¿te siguen molestando aquellos matones? no te preocupes, ahora que he vuelto se arrepentirán de todo lo que te han hecho.

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