LA VUELTA A CASA.
Personajes: Cristian, Madre de Cristian, Padre de Cristian, Hermano de Cristian,
Director, Profesora, Amador.
Es muy
temprano, a lo lejos un reloj anuncia con sus incesantes campanadas que son las
nueve de la mañana. Una procesión de niños y jóvenes anda por la calle con
prisa para no llegar tarde al colegio. Entre ellos, vemos un niño que anda
apartado del resto de chicos, cabizbajo y a paso lento, sumido en sus
pensamientos. Justo delante, un grupo de chicos camina junto, y parece que
prepara algo en contra de Cristian.
Amador:
(Sobresaliendo como el más alto del grupo de chicos y acercándose a grandes y
desgarbadas zancadas a Cristian)
– ¡Mirad a quién tenemos detrás chicos, Cristian el gafotas!
Narrador: (Cristian ignora las palabras de Amador y continua
andando como si nada hubiera pasado)
Amador: (Empujando por los hombros a Cristian con tal
intensidad y fuerza que casi le tira contra el suelo)
– ¡No me ignores, piojoso! Quizá estás demasiado dormido aún para entender
lo que te digo, ¿no es así?
Narrador: (El grupo
de chicos estalla en grandes carcajadas y comienzan a cuchichear entre sí,
ignorando a Cristian que ha comenzado a andar a pasos más rápidos)
(Nos
encontramos ahora dentro de una típica aula de clase, donde un numeroso grupo
de chicos y chicas están sentados en sus pupitres mientras la profesora explica
con aire severo y desde la pizarra la lección del día. Entre los pupitres más
alejados, encontramos sentado al final a Cristian, que dibuja y garabatea en su
cuaderno sin prestar atención)
Profesora: (Volviéndose a sentar en su silla)
– Muy bien chicos, vamos ahora a hablar de los deberes que os mandé para la
tarde de ayer. ¿Algún voluntario? parece que no. Elegiré por orden de lista:
Aguilar, Cristian. ¿Podrías leer tu redacción al resto de los compañeros y a
mí?
Cristian: (Como
despertando de un sueño)
– Lo siento señorita, no he hecho los deberes.
Profesora: (Cruzada de brazos y mirando con gesto de enfado a
Cristian)
– Lo imaginaba, ya van casi tres días seguidos que no has hecho ninguna de
las tareas que he mandado para casa. Voy a tener que hablar con tus padres otra
vez.
Narrador: (Nos
encontramos ahora en un despacho, con grandes estanterías repletas de libros y
con una ventana que da a un patio exterior donde podemos ver a un grupo de
niños jugando. Reunidos están los padres de Cristian y el director del colegio,
que parecen muy preocupados por el estado del joven)
Director: (Apoyando los
brazos en la mesa)
– Muy bien, ¿Cómo están? hacía poco que no les veía por aquí. Parece que
Cristian ha vuelto a hacer de las suyas. Veamos la queja que nos hizo llegar la
profesora de Lengua.
Madre de Cristian:
– ¡Ay este chico, es un desastre! no sabemos que hacer ya con él.
Director:
– Parece que Cristian volvió a dejar de lado sus deberes, y ha estado yendo
a clase sin prestar atención a las lecciones.
Padre de Cristian:
– ¿Qué es lo que nos recomienda, Director?, en casa prácticamente no le
vemos nunca, se encierra en su habitación. Hemos intentado hablar con él, pero
desde que su hermano mayor se fue de casa no ha vuelto a ser el mismo.
Director:
– En el colegio somos conscientes de que el chico está atravesando una
época de su vida muy complicada, pero no podemos abandonarle a su suerte. Y
seamos sinceros, entre los chicos de su clase no es que sea precisamente muy
popular.
Padre de Cristian:
– Lo sé, Director. Apenas sale de casa, y no tiene amigos. Siempre estaba
con su hermano, y ahora que se ha ido, parece que no le importamos el resto de
los humanos.
Madre de Cristian:
– Intentaré hablar con él de nuevo, sin embargo estoy tan desesperada y sin
energías que no sé si conseguiré algún efecto en él. Disculpe a nuestro hijo,
cuando llegue a casa estaré pendiente de él para que haga los deberes todos los
días.
Director:
– De acuerdo, hablaré con la profesora de Lengua y le haré saber que
ustedes ya han hablado conmigo.
Narrador: (Nos encontramos
ahora en casa de Cristian, en la cocina, donde el chico está tomando la cena en
compañía de sus padres)
Padre de Cristian:
(Con la mirada perdida)
– Vamos hijo, tienes que esforzarte más en el colegio ¿si no que harás el
día de mañana?
Madre de Cristian:
– Yo te ayudaré a hacer los deberes todos los días, pero no puedes dejarlos
sin hacer porque los profesores se molestan, ¿de acuerdo?
Narrador: (De repente y rompiendo el silencio que reinaba en
la cocina, se abre la puerta del patio y aparece un chico joven, con el pelo
largo, desaliñado, y con una gran mochila a su espalda)
Cristian: (Muy sorprendido y levantándose a abrazarle)
– ¡Hermano, por fin has vuelto!
Madre de Cristian: (Con lágrimas en los ojos)
– ¡Hijo!
Padre de Cristian:
(Con alegría en la mirada pero con gesto severo)
– ¿Por fin has decidido volver de tu escapada, no?
Hermano de Cristian:
(Muy emocionado)
– Quiero pediros disculpas a todos, prometo que a partir de ahora estaremos
todos siempre juntos. No volveré a hacer ninguna locura. ¿Qué tal en el
colegio, enano? ¿te siguen molestando aquellos matones? no te preocupes, ahora que he vuelto
se arrepentirán de todo lo que te han hecho.
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