domingo, 17 de mayo de 2015

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El estafador…
La conducta de estafa figura dentro de los delitos contra la propiedad. Este delito presenta una serie de peculiaridades que lo separan de las restantes conductas punibles. Particularmente en esta conducta delictiva falta la percepción de la peligrosidad general que alarma en los delitos de violencia. Esto es debido a que el estafador actúa mediante medios como el engaño, el artificio y el enredo.
Lombroso, refiriéndose al estafador, decía: "Tiene un aspecto y un carácter agradable que le es necesario para conquistar la simpatía y la confianza indispensables para una más fácil realización de su delito".
El estafador por su comportamiento seguro, por la facilidad y naturalidad con que expone sus invenciones, sus engaños, llega fácilmente a persuadir y a convencer incluso a personas inteligentes. La fascinación de su personalidad radica en la fuerza de autosugestión para convencerse a sí mismo de la verdad de sus palabras y de sus hechos. Se puede observar que obtiene cierta satisfacción colocándose en una posición social elevada, tal como la de un alto oficial del ejército, un comandante o un profesional sobresaliente.
El estafador es la contrafigura del individuo sospechoso que se presenta pobremente vestido y que no tiene meta ni ocupación fija, por ejemplo, el vagabundo. Para el estafador es necesario brindar una imagen que represente un estatus social elevado.
Prepara cuidadosamente los dispositivos engañosos, vestimenta, medios de movilidad, relaciones con personas vinculadas a altas esferas socioeconómicas y políticas y también utiliza instrumentos como fotografías, falsos telegramas, cartas comerciales, reconocimientos, pasaportes, cartas de recomendación, etcétera. Esta imagen de solvencia que desea exhibir tiene el efecto de que se rechacen las sospechas hacia él.
Se señala que el estafador (impostor) siempre busca una identidad para justificar su narcisista concepción de sí mismo, pero que a la vez niega su propia identidad. Necesita satisfacer fantasías de grandeza y actuando y tratando de demostrar su concordancia y semejanza con el ideal del yo.
El estafador asume identidades de otros, debe enmascararse para poder concretar su fantasía. Realiza esa conducta debido a que su propio yo es desvalorizado y por eso elige y usurpa el nombre de otro (real o imaginado) quien cumple los requisitos de su propio ideal.
Por lo común es inteligente, observador y entre sus rasgos más acentuados encontramos una imaginación exuberante, un sentido exagerado de la propia personalidad y una gran avidez. Otra de las características que presenta es su capacidad para utilizar el lenguaje verbal como técnica de acción sobre los demás.
El estafador explota la credulidad humana a través de sus mecanismos de seducción y engaño. Es difícil que dejen de estafar pese a los tratamientos o a las sentencias. Evidentemente el engaño es su forma de vida. Percibimos frente a este hecho una falta de control social al engañar a las víctimas. Existe una disminución de sus normas, falta de consideración e insensibilidad ante la situación del otro.
El estafador herido profundamente en su narcisismo utiliza una técnica especial para enfrentar la decepción. Crea situaciones en que todos lo quieren y confían en él. Engaña precisamente a quien agradó. Busca inconscientemente el castigo. El estafador no quiere realmente amor, quiere sólo pruebas de que puede provocar amor y confianza para reparar su narcisismo. El sentido de culpa es solucionado por su búsqueda inconsciente del castigo.
Generalmente, los estafadores provienen de familias de estatus socioeconómico y cultural medio. El núcleo familiar primario presentaba irregularidades, dándose situaciones de pérdida o separación de uno de los padres. Han tenido una infancia desfavorable, por lo general con una educación rígida y estricta, es decir, padres que los frustraban con prohibiciones severas.
Se manifiesta que la privación emocional, la combinación de indulgencias y severa disciplina de los padres, la situación de sobreprotección materna, equivalente para ellos a la privación, y un padre despótico que tiraniza a los hijos y a la madre, son situaciones que incrementan el narcisismo infantil y dificultan la adaptación a la realidad y las relaciones objetales. El padre despótico aumenta la pasividad y facilita la identificación narcisista, favoreciendo el desarrollo patológico. Enfermedad, daño o muerte del padre interrumpe la maduración del yo. La frustración intensa aparece como consecuencia de perder el objeto por haberlo abandonado, lo que cimentar su creencia en la desvalorización del yo.
Como podrás observar amable lector, las dificultades en la adaptación social de los estafadores se acentuada en la tarea que emprendían (carencia de un trabajo estable) y en las relaciones con los demás (relaciones interpersonales superficiales)
El estafador prefiere actuar solo o con un solo cómplice. El lugar de comisión del hecho delictivo, es por lo común, una casa de negocio.
En cuanto a los medios utilizados para cometer el delito, el estafador no usa armas, sus instrumentos principales son su seducción, su habilidad para convencer a la víctima. El estafador, es siempre estafador, difícilmente comete otros crímenes como el robo, el hurto, el homicidio. Rechaza la violencia a la que considera innecesaria porque, además, su yo no es suficientemente agresivo.
Espero que lo anterior te ayude para no caer en las redes de estos individuos, que aun cuando no son violentos, sí afectan tu patrimonio y no tienes necesidad de formar parte de la estadística, si lo detectas a tiempo.

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