Ahora díganme, ¿vale la pena combatir una guerra tan insensata a causa de una esposa infiel? Preguntó el rey.
El general se sintió incómodo cuando se dio cuenta que la pregunta estaba dirigida a él. Miró a su alrededor y descubrió que todos los ojos estaban fijos en él.
No, su majestad, respondió sin pensarlo más, se sintió tenso y quería retirarse.
Sintiendo su descompostura, el rey dijo: muy bien, general, puede retirarse.
El general abandonó la corte rápidamente.
La mirada del rey cayó sobre su hermano más joven, quién parecía estar visiblemente desilusionado. Había esperado que el rey le confiara los asuntos de estado y dirigiese el ejército a Hail. Siempre había codiciado el trono, pero temía conspirar en contra de su poderoso hermano mayor.
Si la guerra se hubiese desatado, él podría haber sido el rey por décadas. Y siempre cabía la posibilidad de que el rey resultase muerto en batalla. Y si eso no sucedía, podía conspirar para hacerlo asesinar y declararse rey él mismo.
Pero la decisión del rey había acabado con sus ambiciones.
Una sonrisa se dibujó en el rostro del rey, parecía haber leído los pensamientos de su hermano.
Una discusión. ¿Que te inspiró a escribir esta parábola? Preguntó Ana.
La guerra de Troya, respondió Alejandro. Es decir, esa guerra fue combatida por una sola mujer, Elena de Troya. Si consideran las guerras combatida s, la mayoría de ellas han sido peleadas ya sea por la gloria personal o por mujeres hermosas. Rara vez han tenido sentido para los pueblos.
Pienso que el rey es una persona muy ecuánime y práctica que claramente considera los dolores y beneficios antes de tomar una decisión, dijo Ana. La estabilidad emocional o consistencia en los Estados de ánimo es algo que no encuentro a menudo en muchos líderes. Con frecuencia sus decisiones y lo que dicen son distorsionados por sus emociones y cambios de estado de ánimo.
En otras palabras, la inteligencia emocional, dijo Ricardo. Es la inteligencia emocional lo que ayudó al rey a tomar una decisión conductual racional. Las decisiones de negocios a menudo son guiadas por ganancias a corto plazo. La ambición, los sentimientos y las emociones personales a menudo nublan y distorsionan la visión a largo plazo y de interponen en el camino a tomar decisiones que sean en el interés de la organización.
Ricardo, ¿piensas que la inteligencia emocional es el triunfo de la cabeza sobre el corazón? Preguntó Alejandro.
¿No es así al menos en este caso? Preguntó Ricardo.
No estoy de acuerdo, dijo Alejandro. No de trata ni del triunfo de la cabeza sobre el corazón, ni del corazón sobre la cabeza, es la intersección de ambos. El rey utiliza sus emociones para ayudarse a pensar, y luego utiliza ese pensamiento para analizar sus emociones. Por lo tanto está consciente de sus emociones y de sus actos sobre éstas de una manera racional.
Huuum... ya entiendo. Hay que estar conscientes de las emociones y aceptarlas, ni suprimirlas ni guardarlas. Pero antes de sucumbir a nuestros instintos y emociones debemos preguntar, como lo hizo el rey, si vale la pena, dijo Alejandro.
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