lunes, 18 de enero de 2021

Partidos políticos (historia)

Diferentes facciones políticas que han luchado por el poder han existido desde hace siglos. Algunos ejemplos históricos que muestran un cierto protopartidismo serían los optimates y populares en el Senado Romano, los güelfos y gibelinos durante la Edad Media o los jacobinos y los girondinos en la Francia revolucionaria. Sin embargo, el moderno partido político como lo entendemos ahora surge en el siglo XIX en el Parlamento de Gran Bretaña con la organización estructural de los Tories y los Whigs en el Partido Conservador y Liberal respectivamente.[4]

Así, en la mayoría de naciones empiezan a surgir en principio dos grupos principales; los conservadores que buscaban preservar los privilegios de los grupos de poder, especialmente de las monarquías y aristocracias, y los liberales representantes de la pujante burguesía, ávida de nuevos espacios políticos e influencia de la que carecía, pues buscaban equiparar su nueva influencia económica a su influencia política ausente por ser en gran medida plebeyos.[5]​ Estas pugnas se dieron mayormente en Europa donde las fuerzas conservadoras respaldaban la autoridad de la nobleza, el clero y especialmente la monarquía en lo que se conoce como el Antiguo Régimen frente a las fuerzas liberales burguesas.[6][7][8]​ En algunos casos esto llevó a los distintos levantamiento sociales que removieron Europa con las múltiples revoluciones burguesas o revoluciones atlánticas, tales como la Revolución InglesaFrancesa, la unificación de Italia y Alemania, y las guerras de independencia de Estados Unidos y Latinoamérica.[9]​ Pero en otros países las reformas políticas se lograron por medios más pacíficos evitando así el derramamiento de sangre al punto de que muchos de estos países conservan hasta la fecha sus monarquías, aunque como figuras decorativas.

Esta lucha fue exportada a América tras la independencia, en donde los enfrentamientos entre liberales y conservadores tomaron un distinto matiz. Sin monarquía o nobleza que proteger, aun así existía una aristocracia criolla que recelaba de los cambios sociales y en América Latina la existencia de la Iglesia católica que, aliada a los conservadores, buscó mantener sus privilegios. A esto se enfrentaron los liberales de ideas vanguardistas que promovieron la secularización del estado y combatieron los privilegios clericales. Con excepción de Costa Rica (dominada enteramente por los liberales y sin un partido conservador realmente organizado[10]​) en el resto de América Latina se sucedieron cruentas guerras entre liberales y conservadores por la mayor parte del siglo XIX y principios del XX.[11][12][13]

Sin embargo, si bien los liberales a menudo promovieron derechos a las clases obreras, ya sea indirectamente porque las reformas políticas que requerían para democratizar la sociedad implicaban ampliar los derechos políticos al proletariado, o en algunos casos directamente por asequir a una postura más socio-liberal,[14]​ en la práctica las clases trabajadoras no contaban con representantes políticos propios en un principio. El surgimiento de los primeros partidos socialistas en Europa a raíz de las pésimas condiciones de la Revolución industrial cambió esto. Estos grupos organizados de trabajadores formaron la primera Asociación Internacional de Trabajadores conocida como La Internacional o Primera Internacional, mostrando el carácter internacionalista de la misma. Partidos socialistas comenzaron a surgir en distintos países, a menudo con características propias de su contexto. La unidad pronto se rompería principalmente en tres grandes grupos; los marxistas que abogaban por un cambio revolucionario violento de la sociedad para establecer la dictadura del proletariado[15]​ y que veían la participación electoral como algo meramente estratégico, los reformistas o socialdemócratas que consideraban que las reformas socialistas eran posibles por medios pacíficos y democráticos manteniendo el sistema parlamentario y la democracia liberal,[16]​ y los anarquistas que buscaban el desmantelamiento del Estado y de toda forma de autoritarismo en el mediano plazo y no tenían interés en lo electoral. Esta ruptura generó una división dentro de la organización obrera, sin embargo en la mayoría de países occidentales los socialistas democráticos empezaron a tener grandes éxitos electorales convirtiéndose rápidamente en uno de los partidos principales e incluso obteniendo el poder, casi siempre superando a los liberales que quedaron rezagados a una tercera fuerza[nota 1]​ o incluso a menos como sucedió en países como AlemaniaReino UnidoFrancia y Suecia.[17][18]​ Similarmente los comunistas además de una feroz persecución, no tendrían el mismo éxito electoral que los socialdemócratas en la mayoría de países occidentales, conforme distintos ciudadanos preferían opciones socialistas más moderadas. Aun así la existencia del «Partido Comunista» tuvo una función fundamental dentro de la teoría marxista y los movimientos de izquierda. Si bien la Revolución mexicana es a menudo reconocida como la primera[nota 2]​ revolución «social» propiamente dicha[19]​ (es decir, emanada de capas obreras o campesinas y no una revolución burguesa), es la Revolución rusa la primera que cambia realmente el panorama internacional con uno de los primeros gobiernos revolucionarios socialistas. En principio conformado por distintos grupos socialistas de variada ideología, pronto los marxistas-leninistas se imponen y nace la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas con el Partido Comunista de la Unión Soviética[20]​ como partido único.[21]​ El unipartidismo sería parte normal de los distintos regímenes absolutistas. También tendría una importante relevancia la existencia del partido entre los movimientos fascistas surgidos en Europa como el fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán y el salazarismo portugués.

Durante los años 30 Moscú, mediante la Internacional Comunista que controlaba a todos los partidos comunistas del mundo, promovió la creación de los «Frentes Populares» que buscaban la alianza entre los comunistas y otros partidos antifascistas por medio de coaliciones electorales. Si bien esta dinámica dependería también de las relaciones de momento que tuviera Rusia con la Alemania nazi. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y el desprestigio general del fascismo, los partidos de extrema derecha sufrieron una debacle que los excluyó del poder en la mayoría de países, sin dejar de existir. Sin embargo, la principal confrontación ideológica durante la guerra fría fue entre el capitalismo y el comunismo.

Aquí irían mostrándose ya dos características que acompañarían a menudo a los partidos políticos durante el siglo XX; la existencia de las «Internacionales», es decir, redes internacionales de partidos políticos así como distintos foros, congresos y asambleas tales como la Internacional Socialista, la Internacional Demócrata de Centro, la Internacional Liberal, la Internacional Comunista, etc., y la creación de coaliciones electorales para lograr acceder al poder sin dividir el voto entre electorados similares. Ambas preexistentes desde el siglo XIX pero que tomaron fuerza en el siglo XX.[22][23]

En América las luchas obreras llegaron más tardíamente que en Europa. Los movimientos políticos obreros se organizaron principalmente a principios del siglo XX, sin embargo con excepción de Estados Unidos, en la mayoría de países americanos los partidos socialdemócratas lograron posicionarse como una de las principales fuerzas políticas como sucedió en Europa. Otra influencia importante fue de la Democracia Cristiana surgida de la Doctrina social de la Iglesia[24][25]​ y que tanto en Europa como en América Latina representó a menudo una de las fuerzas políticas más relevantes de cada país. En muchos países de Latinoamérica y Europa se formó un bipartidismo entre socialdemócratas y demócrata cristianos similar al previamente existente entre conservadores y liberales; Colombia (PC y PL), Venezuela (COPEI y AD), Costa Rica (PLN y PUSC), Argentina (PJ y UCR). Los movimientos de izquierda radical también hicieron su aparición y la represión de los mismos aunado a sus grupos armados a menudo llevó a cruentas guerras civiles y conflictos bélicos con acciones cuestionables de ambos bandos. Aun así la dinámica de los partidos políticos en la mayor parte del mundo occidental se vio directamente influenciada por la Guerra Fría viéndose enfrentados entre los partidos que se posicionaban a favor de una u otra de las grandes superpotencias en conflicto. Esto también generó el nacimiento de movimientos políticos que se proclamaban a sí mismos como una alternativa entre capitalismo y comunismo, tales como la socialdemocracia, la democracia cristiana, el socialismo cristiano[26]​ y el eurocomunismo.[27]

Incluso en los Estados Unidos, aun con el no surgimiento nunca de un partido socialista de relevancia política, la posición más a la derecha o izquierda de los dos partidos principales Demócrata y Republicano ha variado considerablemente con el tiempo, aunque actualmente se define al Republicano como conservador y al Demócrata como socio-liberal. La existencia de estos dos grandes bloques políticos ha hecho que ambos sean tremendamente variopintos ideológicamente con grupos y facciones internas muy diversas (por ejemplo libertariosconservadores tradicionales y fundamentalistas religiosos en el Republicano, así como liberales clásicosliberales progresistas, socialdemócratas, ecologistas e incluso socialistas democráticos en el Demócrata) por cuanto muchos grupos de interés encuentran más fácil participar dentro de alguno de los dos partidos ya existentes que formar uno nuevo.[28][29]

Finalmente y tras la guerra fría, habiendo reducido las tensiones ideológicas, nuevos partidos políticos empiezan a surgir. Los movimientos ecológicos empiezan a buscar influir políticamente en especial ante la preocupación general hacia el medio ambiente que surge desde los años setentas y ochentas,[30]​ creando los Partidos Verdes. Movimientos ciudadanos de protesta, antisistema y libertarios empiezan a organizarse en fuerzas políticas novedosas y que a menudo no pueden clasificarse fácilmente en las ideologías clásicas como los Partidos Piratas,[31][32]​ los movimientos de indignadosanimalistas y los propulsores de la democracia líquida[33][34][35]​ y la directa.[36][37]​ Esto al punto de que algunos teóricos han incluso propuesto la eliminación de los partidos políticos por obsoletos. En todo caso, en la mayor parte del mundo occidental la organización política ciudadana sigue pasando por la constitución de partidos políticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario