NUESTRA IDIOSINCRASIA.
Este análisis general es del mexicano, cualquier similitud con otros países, es solo coincidencia.
La idiosincrasia nacional es la del valem…, el mexicano está acostumbrado a hacer lo que quiera y no le importa afectar el derecho del vecino, piensa que tiene derecho a hacer y deshacer, a diestra y siniestra, violentando frecuentemente las reglas de urbanidad y buenos modales. Actuando de forma prepotente y no es exclusivo de un sexo, ya que desafortunadamente, las mujeres ocupan un sitio importante en ésta estadística negativa.
Al margen de lo anterior, es muy dado a vivir los momentos, se jacta de tener amigos o poder, aunque sólo sea momentáneo o vicario. Le importa seguir al poderoso, lo adula a más no poder para sacar el mayor provecho, busca su amistad por condición, no por convicción, ya que ésta solo dura mientras dura el cargo, empleo o comisión. Y cuando el personaje cae en desgracia, no lo vuelven a buscar, olvidándose de todo lo que les ayudó.
Tienen la necesidad de creer en algo, lo que piensan que los libera de sus pifias y errores, porque tienen la mala costumbre de achacárselos a otro, quedando limpios de cualquier culpa, aunque sus argumentos sean burdos y falaces a la vista de los demás.
Crean ídolos de barro, que ellos mismos se encargan de romper cuando ya no les son de utilidad.
Pero una vez que los demás se dan cuenta de su actuar cotidiano, la mayoría termina en desgracia, sin amistades y con el desprecio de muchos. Si lograron amasar una fortuna para vivir el resto de su vida, que bueno, pero la mayoría se dan una vida de lujos que no merecen y terminan en la pobreza, con deudas económicas por todos lados y peor aún, con una enorme deuda moral que no los deja vivir el resto de sus vidas.
Es triste aceptarlo, pero esa es la manera de actuar de la mayoría, no importa el nivel cultural, económico y social. Si tienen un cargo importante o dinero suficiente, todos lo saludan, es invitado a fiestas y reuniones, claro mientras le dura, pero una vez concluida la gestión o encargo, son escasos los que le reconocen y curiosamente, son aquellos a los que no se les dio nada, solamente se les escuchó o se les brindó un saludo.
Para estos, todo lo extranjero es superior a lo nuestro, pero se olvidan que en todos los países hay las nefastas divisiones de clases y no por el hecho de ser otra cultura es mejor.
El nacional es proclive a quejarse de todo, pero no hacen nada para cambiar las cosas, o cuando se cometen arbitrariedades y/o abusos, se les olvida que ellos en algún momento contribuyeron a que esa bola de nieve hoy se haya convertido en un iceberg.
En los trabajos no dan un extra, se limitan a hacer lo que les piden y nunca están satisfechos con el empleo, buscan más, pero no brindan más para conseguirlo.
Así es parte de nuestra idiosincrasia, nuestra forma de ser y actuar día a día, la que siempre negamos porque para el mexicano no hay un ser más perfecto en el universo que él mismo. Aunque aclaro que hay sus honrosas excepciones y para ellos va mi sincero reconocimiento, porque son lo que deberíamos ser todos, un ser humano perfectible, pero sobretodo, honesto y feliz.
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