Este ha sido un año muy difícil para la mayoría de los mexicanos. El problema es que el 2014 se vislumbra que puede ser aun peor.
Este año que esta a un mes de concluir, México sufrió de una fuerte desaceleración económica. Hubo menos inversiones, se creó un menor numero de empleos, aumentaron las presiones económicas sobre los ciudadanos. En parte, el problema vino de fuera, pero también lo provocaron las pésimas políticas económicas implementadas por el actual gobierno.
Había la esperanza de que las reformas estructurales generarán un nuevo dinamismo económico. Pero si bien algunas de las reformas son positivas (al menos en el papel), el impacto que se espera de una miscelánea fiscal regresiva, que aumenta nuevamente los impuestos a las empresas y a las personas cautivas del sistema fiscal, y que crea nuevas cargas que dificultan la creación de empleos formales, hace suponer que las cosas pueden empeorar aun más.
Los aumentos de impuestos que se han decretado para el 2014 tendrán un impacto muy fuerte para las empresas y para las personas físicas en el país. Los recursos disponibles para realizar nuevas inversiones caerán, se los quedará un gobierno que tradicionalmente ha sido menos eficiente que el sector privado.
Para compensar los efectos negativos de la miscelánea fiscal, el gobierno está aumentando su gasto un nueve por ciento, pero lo está haciendo no solo con la nueva recaudación, sino aumentando de forma importante el déficit de presupuesto. El problema es que el déficit genera deuda que tendremos que pagar los contribuyentes. los requerimientos financieros del sector publico, que es la nueva deuda publica que habrá que contratar, representa el cuatro por ciento del producto interno bruto. Esto significa que el dieciséis por ciento del gasto publico se está financiando con deuda y no con ingresos sanos del gobierno.
Sin embargo, ningún país puede crecer indefinidamente golpeando a sus contribuyentes y contratando deuda. Se esperan tiempos difíciles para los ciudadanos, pero más para el gobierno, si no cambian sus políticas publicas ineficientes y ese grupo de funcionarios ignorantes que solo cobran, pero desconocen las necesidades de una población hábida de crecimiento económico. No impuestos y mentiras.
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