SOLUCIONA TU DEPRESIÓN Y SÉ FELIZ
Este
problema lo sufren todo tipo de personas en algún momento de su vida, cuando se
enferman, cuando pierden un familiar o simplemente por cambios emocionales. Hay
personas que poseen bienes, familia, dinero y estabilidad y aun así sufren la
depresión a punto de suicidarse.
Un
sicólogo afirmó “Todos sin excepción, nos sentimos deprimidos a veces. Es
perfectamente normal”. En cierta medida puede esperarse depresión porque es una
enfermedad emocional, desde los países más pobres hasta los del primer mundo
tienen un problema de suicidios, debido a esta enfermedad. Señal de que son
muchas las personas que la padecen.
La
depresión progresa a un ritmo alarmante y es tan antigua como el hombre. El
primero que describió la depresión fue Hipócrates y otro médico griego llamado
Arteo y coincidieron en que se trata de personas tristes, desanimadas,
malhumoradas, se muestran perturbados y sufren de insomnio. Se quejan de la
vida y muestran deseos de morir. Se miran como personas malqueridas, olvidadas
por las personas y hasta olvidadas de Dios, son descuidadas, flojas y miedosas.
Detalles.
Genio
abatido, triste, desalentado. Se dan a sí mismos fuertes palizas mentales, se
creen menos de lo que valen, sienten deseos de morirse, siente agitación, están
muy inquietos, pueden perder peso y apetito, pero sobretodo, sufren de
insomnio.
Les
parecen demasiado grandes sus errores (pecados), como para merecer el perdón.
Éstas son características típicas conocidas por los médicos y lo grave es que después de más de dos mil años de investigación seguimos en las mismas condiciones de incapacidad de curar este mal porque la gente no acepta que está enferma y por lo tanto no puede verse libre de este mal.
Les
da a todos en cualquier época, por supuesto que no todos los casos son graves,
ni llegan todos al suicidio. En alguna oportunidad experimentan en mayor o
menor grado un ataque de depresión, que es lo mismo que un decaimiento de
ánimo.
Las
frases más comunes usadas: “Nadie me quiere”, “tengo flojera”, “ya me tienen
harto…”, “no me gusto”, “soy malo”, “me levanté con el izquierdo”, “maldito el
día en que nací”, “es que soy pobre”, “es que cuando yo era niño…”. Y así podríamos
enumerar muchas, que son solo pretextos para no ser feliz o para manipular a
los demás o que viven a su lado, también lo hacen para conseguir algo, como se
dan cuenta de que les funcionan sus chantajes, entonces se vuelve un arma a su
favor y tienen la cabeza llena de pensamientos negativos y suposiciones, que
lejos de ayudarles, los hunden más en la depresión. Hay una diferencia entre no
sentirse feliz y estar mentalmente enfermo. Sin embargo, aunque la depresión se
presente en las formas más simples, puede empañar y quitar la alegría de la
vida y por eso hay que saber alejarla a tiempo.
La
depresión es un mal universal afecta a pobres, a ricos y a todo tipo de
personas, en cualquier momento, ninguna profesión está exenta de depresión. La
hallamos en taxistas, banqueros, empleados, profesores, poetas, cantantes, músicos,
desde el millonario hasta el mendigo. El mayor problema es reconocer que sufren
de depresión porque lo equiparan a una debilidad mental. Eso no es cierto, ya
que las personas con más elevado poder intelectual son las más susceptibles a
padecerla, la han padecido grandes personajes, incluido Jesús quien en el Monte
de los Olivos, sudó sangre de tanto miedo y tristeza.
La
vida es algo impredecible y cada ser humano, llega a experimentar infelicidad
en alguna época de su vida; esto se debe a que todos estamos hambrientos de
felicidad y el que suceda algo desagradable nos hace sentir que la estamos
perdiendo y al mismo tiempo nos sentimos deprimidos. Para muchas personas la
felicidad es un lujo, ya que relacionan a la felicidad con bienes materiales, dinero
o personas, siendo que ésta no depende de las circunstancias, sino de la
actitud que tengamos hacia esas circunstancias y sentimientos. Hay
temperamentos que experimentan mucho el sentimiento de pesimismo y amargura y
son quienes tienen gran peligro de vivir siempre deprimidos. Es ilusorio creer
que algún ser humano pueda sentirse feliz cuando pasa por un momento de
tristeza y a todos nos sucede frecuentemente. Eso es algo que debemos aceptar y
entender para no permanecer en la depresión.
Algunos
dicen que es su suerte, sus condiciones, su vida y no hay manera de hacerles
entender que es su actitud. Es el momento en que definimos que les gusta vivir
deprimidos y no tienen probabilidades de curarse de esta enfermedad. Eso se
llama fatalismo.
Nosotros
conocemos gente feliz, contenta, optimista, aun estando en las peores
situaciones, pero que han convertido en alegría todas sus preocupaciones y
desdichas, y todo porque descubrieron el secreto: que lo que produce la
depresión no son las circunstancias malas, sino la actitud mental que tenemos
ante esas circunstancias.
Mientras
no cambies de actitud mental, la depresión es incurable. Por eso cada vez que
te llegue un pensamiento negativo debes convertirlo a positivo o buscarle el
lado bueno, como quien dice, de entre lo peor es lo mejor. Puede producir más
depresión lavar ropa con angustia, que resolver un problema de alta gerencia,
con tranquilidad; por la actitud.
Que
hermoso es ver a una familia vivir en paz, pero para lograrlo debemos dar
ejemplo a nuestros hijos de bien obrar, de bien vivir, de bien hablar, de
sonreír y mucha fortaleza ante la adversidad, hablar de salud, prosperidad y
felicidad. Hacer sentir a mis amigos valiosos. Pensar solamente lo mejor y
trabajar por lo mejor. Ser entusiasta, perdonar y olvidar errores del pasado.
Llevar el semblante risueño y mostrarse siempre satisfecho. Ocuparse lo más
posible en mejorar y no en criticar. En el trabajo ocuparse en algo útil, sin
desperdiciar el tiempo, moderar el carácter, tener mucha paciencia y calma y
actuar con humildad. De esta manera nuestros hijos estarán aprendiendo que la
vida es fácil y que todo depende de la actitud.
Así
como cuando uno está enfermo y se te ve en el semblante, de la misma manera la
depresión se nota en tu rostro con una tristeza. Toda persona quiere verse
bien, y en un caso muy extremo, quienes no lo logran cometen el más grave
error: el suicidio. Otros se refugian en las drogas, las fiestas, el sexo o el
alcohol. La mayoría usa métodos más suaves como sentirse solo y llorar.
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