Es
más que claro, que el gobierno tiene especial interés en mantener a la
población en el pasado perpetuo y para eso se vale de todos los medios de
comunicación, y en este caso, de lo que los intelectuales consideran la caja
idiota y las televisoras, la llaman la caja de los sueños. Cada quien habla a
su conveniencia.
¿Y?
¿Cuál es el problema? Si a la mayoría les gusta ver y volver a ver refritos,
cambiados por otros actores, las mismas adaptaciones sin un verdadero
argumento, escuchar la historia gloriosa de nuestros antepasados, etcétera. Que
esto nos educa para que no salgamos de los mismos parámetros de hace cincuenta
años, para no evolucionar, para no crecer.
Además
de que impide que las nuevas generaciones cuenten sus propias historias, que
los nuevos talentos se luzcan, que realmente compitamos y triunfemos a la hora
de enfrentarnos a las nuevas plataformas y a los mejores mercados
internacionales.
¿Eso
es lo que nos gusta? ¿Eso es lo que queremos? Entonces no te sorprendas la
próxima ocasión que tengamos un problema político, económico o social como los
que teníamos en las décadas de los 60, 70, 80 o 90.
Las
televisoras principalmente, y los demás medios de comunicación afines al
gobierno en turno, nos están preparando para eso, para que repitamos siempre la
misma historia, para que veamos como algo normal el estancamiento, para que
jamás nos dejemos de quejar.
Es
cierto también, que el ambiente social es de pesimismo y distancia, y el
ciudadano carece de incentivos, asimismo, la población está acostumbrada a
considerar normal el comportamiento impúdico, venal, e impune de la caterva
política, cualquier mendrugo que arroja (en la forma de reformas o decretazos)
es tomado con gran recelo y escepticismo por la población.
Otro
cantar, por supuesto, son los arlequines del Estado y adlátares que, bien
maiceados, se dedican a propagar como gran suceso noticias que, en el fondo,
son boletines enmascarados.
Generalmente,
esos medios oficialistas, publican y repiten a cada momento, las leyes
aprobadas, sin embargo, no informan al pueblo de que esas leyes requieren de
otras llamadas leyes secundarias para que puedan entrar en vigor totalmente.
Las letras chiquitas de cualquier contrato, y que tardan, en el mejor de los
casos, dos años en modificarse o entrar en vigor para que la reforma
respectiva, tan festejada surta efecto en el país.
Por
demás está recalcar que la corrupción es un mal endémico en México. Que es, a
lo largo de muchos siglos, el gran y principal causante de la mayoría de
nuestros problemas. Cierto, ha pervertido, deformado, transgredido y aniquilado
nuestro crecimiento.
En
términos prácticos, el nuestro es un país de corruptos y corruptores, donde
siempre hay áreas de oportunidad para emprender un gran negocio, sea llamándolo
partido político (por muy desprestigiados que estén, ¿A poco no aspirarías a
tener un ingreso desorbitante por no hacer nada?; sea espiando a los rivales,
como sucede ahora con la llamada industria de grabar las conversaciones privadas
para golpear rivales.
Siempre
el gobierno y los integrantes del poder legislativo, sea federal o estatales,
han legislado a espaldas del pueblo. Lo que no vemos por ningún lado con
claridad es la manera para poner el cambio en práctica y, sobretodo, fechas que
nos permitan avistar una reducción del flagelo, porque a final de cuentas,
agrade o no, el problema no es hacer leyes, sino aplicarlas, pero mientras los
medios de comunicación nos mantengan en el pasado, así seguirá la situación de
un país que le gusta vivir atado al pasado.
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