A todos los millonarios alguna vez los han tachado de locos.
La grandeza es de quien la busca, no importa cuán escondida esté. Tarde o temprano aparecerá. Siempre hay que ser parte del espectáculo y no ser espectador.
Hace algún tiempo leí una nota periodística, donde dice que el artista plástico David Choe, se hizo millonario con Facebook. Sucede que en el 2005, Choe fue contratado para pintar un mural en las oficinas de la empresa, pero cuando le iban a pagar, decidió que en lugar de dólares, le pagaran con acciones de la compañía.
La nota no me llamó tanto la atención como los comentarios, la mayoría afirma que fue suerte. ¿Realmente fue así? No lo creo, los millonarios no ven el presente, sino el futuro. Otros afirmaban que estaba loco por haberse arriesgado tanto, era mejor tener seguro esos dólares en lugar de papeles que hubiesen podido no servir para nada.
Miles de personas quieren tener seguridad en lugar de pensar diferente, así como lo hacen los millonarios.
En mis entrevistas con los millonarios descubrí su habilidad de anticiparse al futuro, visualizando lo que muchos no logran. Esa es una virtud que todos deberíamos aprender, si el pintor pensara como pobre, hubiera solicitado un pago para gastárselo de inmediato. Como piensa de forma diferente, solicitó acciones, que sólo tendrían valor muchos años después. ¡Ganando más dinero por esa espera!
La capacidad de retrasar la gratificación es una característica de los millonarios. Esta cualidad tenemos que aprenderla.
¿Piensas diferente que los demás o eres como todos?
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