La mujer empoderada.
Este
espacio quiero aprovecharlo para hablar de un tema que cada día es más actual,
a cada momento y en cualquier situación o circunstancia, salta a la vista. Los
políticos, empresarios millonarios y faranduleros (actores, cantantes, músicos,
compositores y letristas [Nicolás Alvarado dixit], etc.), lo mencionan en
cualquier oportunidad que se les presenta. La equidad de género.
Este
tema, lo recuerdo desde que tengo memoria, aunque no tan frecuente como ahora.
Nos
podemos dar cuenta, que la mujer, jamás ha sido discriminada, atacada,
vilipendiada, repudiada, menospreciada o el adjetivo que le quieras agregar.
Somos
una raza imperfecta, por lo tanto, hay mayorías, minorías, y por lo mismo, en
toda regla general hay excepciones.
Pues
bien, en las mujeres no es diferente, las hay completas, medianas, malas,
excelentes, regulares, interesantes, soportables, etc.
Sin
embargo, al alcanzar tal empoderamiento, logrado con calzador, porque
definitivamente no ha sido por méritos propios, las que están en los escalones
más altos de la escalera del poder y sus variantes (político, económico,
social, cultural) se comportan igual o peor que el hombre más ruin, vil y cruel
que te puedas imaginar (según la percepción personal de cada quien, porque
todos vemos, oímos y sentimos de manera distinta, para alguien puede ser así y
para el de enfrente, lo es totalmente al revés, nadie tiene la verdad absoluta,
esta es relativa)
Dice
un refrán, que son cultura popular, pero sobretodo, sabiduría pura, que en
poco, se ve lo mucho, y es verdad, porque al ir escalando posiciones en la
sociedad actual, observamos su comportamiento que se aleja demasiado de las
reglas urbanas y la cordialidad. Son más groseras que nosotros, a la menor
provocación sueltan su vocabulario peor que el de los estibadores, verduleros,
teporochos y demás guetos que existen en nuestra sociedad. Asimismo, entre
ellas son su peor enemigo, aunque manejen el refrán: “entre mujeres podemos
despedazarnos, pero jamás nos haremos daño”, nada más cierto. Pocas veces se
ayudan verdaderamente. Lo demás es simple apariencia e hipocresía.
Sin
embargo, el enemigo principal, más atacado y único que tienen, es el hombre. En
cualquier reunión formal, casual o de amigas, el tema principal es lo malos que
somos, lo malo que hacemos.
No
ayudan a sus congéneres, mucho menos a los hombres, al contrario siempre están
intrigando en contra de sus compañeros de trabajo, de vida, de momentos, en
cada mujer u hombre ven a una pesadilla, sólo quieren sobresalir ellas de
manera individual y no les importa pisotear a quienes sea necesario hacerlo.
Están
dispuestas a todo, con tal de sobresalir, destacar o ganar más, cuando digo a
todo, me refiero, a todo y ese todo se concentra en la principal debilidad de
los hombres, el sexo, no les importa enredarse con el asistente, el secretario,
el amigo del amigo del jefe, siempre y cuando les garantice un acercamiento con
el titular del área, y/o un incremento en su nómina. Lo hostigan, lo acosan hasta
alcanzar su objetivo planeado.
Muchas
se cuidan, pero otras fingen descuidarse y quedan embarazadas, por calcular mal
su jugada maestra o porque efectivamente aciertan en el futuro de su hijo, la
sabiduría popular indica que cuando una mujer decide embarazarse, se va a
embarazar aunque el susodicho sea estéril, se haya hecho la vasectomía o tenga
algún problema para engendrar. Es poco probable que sea el destino el causante
de su desdicha.
Si
manejan automóviles, no dan el paso de cortesía (peatonal ni vehicular) y menos
si se trata de otra mujer. Cuando tienen pareja, no comparten sus ingresos. Se
embriagan igual o más que los hombres, salen de su casa a divertirse o a
pasear, incluso más que los hombres.
Es
una interrogante el pensamiento de una mujer, aunque ellas señalen que pueden
hacer dos o más actividades o acciones al mismo tiempo, a diferencia de los
hombres, eso es falso, es un mito creado por ellas, la realidad es que no es
así, lo que sí es verdad, es que se distraen fácilmente con todo lo que ocurre
a su alrededor, pero de eso a que hagan varias cosas y bien hechas, es una
falacia.
Son
crueles, no aman, sólo utilizan a sus hijos para que el padre las mantenga, el
resto de su vida, eso es lo que buscan, hombres con dinero o posibilidades de
generar buenos ingresos, porque nov les gusta mucho trabajar, la mayoría de
mujeres odian las labores domésticas: cocinar, barrer, trapear, lavar ropa y
trastes, sacudir, limpiar, etc. es por eso que prefieren buscar un empleo
diferente; las mamás educan a sus hijas diciéndoles que busquen un hombre que
las mantenga, que no busquen amor o belleza física, que busquen dinero y las
que llegan a la universidad, van con esa idea, sobretodo, las que hacen el
sacrificio (sus padres) de inscribirlas en escuelas privadas, donde asisten hijos
de empresarios y políticos con dinero, en lugar de estudiar, se dedican a la
visoria de talentos como novios, amantes, esposos o simplemente, padres de
algún hijo que resulte por “descuido”.
Esa
es la tan deseada equidad, igualdad de género, no son diferentes a nosotros.
Así
es la mujer mayoritariamente y su pensamiento hacia los hombres, que utilizan
su astucia frente a nosotros y caemos irremediablemente en sus redes, no
siempre con buenas intenciones. Porque cuando el hombre despierta de su
letargo, de su sueño, hay consecuencias y no siempre agradables para la mujer
en turno. Y tu amable lector ¿ya despertaste?
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