Hoy
quiero tratar este tema tan importante, pero a su vez contradictorio, porque la
gente atiende a su principal significado y se olvida que posee varios y que
todos los días y en cualquier instante, somos seductores o seducidos, todo
depende del objetivo de la seducción. Las victimas correctas son aquellas en
las que puedes llenar un vacío, las que ven en ti algo exótico. Generalmente
están aisladas o son al menos un tanto (o quizás un mucho) infelices (a causa
posiblemente de recientes circunstancias adversas), o se les puede llevar con
facilidad a ese punto, porque la persona totalmente satisfecha es casi
imposible de seducir. La victima apropiada, por no decir perfecta, posee alguna
cualidad innata que te atrae. Las emociones intensas que esta cualidad inspira
contribuirán a hacer que tus maniobras de seducción parezcan más naturales y
dinámicas.
Nos
pasamos la vida teniendo que convencer a personas, teniendo que seducirlas, o
viceversa. Algunas de ellas estarán relativamente abiertas a nuestra
influencia, así sea sólo en formas sutiles, mientras que otras parecerán
impermeables a nuestros encantos, tal vez creamos que esto es un misterio fuera
de nuestro control, pero ese es un modo ineficaz de enfrentar la vida. Los
seductores pueden ser sexuales (generalmente son lo que entendemos al escuchar
esa palabra) y sociales, prefieren seleccionar sus probabilidades. Tanto como
sea posible, persiguen a gente que delata alguna vulnerabilidad a ellos, y
evitan a la que no pueden emocionar. Dejar en paz a quienes son inaccesibles a
cada quien es una senda sensata; no es posible seducir a todos.
No
prestes demasiada atención a sus reacciones conscientes, es probable que una
persona que trata obviamente de agradarte o encantarte juegue con tu vanidad y
en realidad quiera algo de ti. En cambio, pon mayor atención a las reacciones
fuera del control consciente: un sonrojo, un reflejo involuntario de algún
gesto tuyo, un recato inusual, tal vez un destello de ira o rencor. Todo esto y
más, indica que ejerces efecto en una persona que está abierta a tu
influencia.
De
acuerdo con Freud, la seducción comienza pronto en la vida, en nuestra relación
con nuestros padres. Ellos nos seducen físicamente, lo mismo con contacto corporal
que satisfaciendo deseos como el hambre, y nosotros a nuestra vez tratamos de
seducirlos para que nos presten atención. Somos por naturaleza criaturas
vulnerables a la seducción a lo largo de la vida. Todos queremos que nos
deduzcan; anhelamos que se nos obligue a salir de nosotros, de nuestra rutina,
y a entrar al drama del eros. Y nada nos atrae más que la sensación de que
alguien tiene algo de lo que nosotros carecemos (dinero, bienes materiales
muebles e inmuebles), una cualidad que deseamos. Las victimas perfectas suelen
ser las personas que creen que posees algo que ellas no, y que se mostrarán
encantadas de que se lo brindes. Quizás esas víctimas tengan un temperamento
completamente opuesto al tuyo (nuestro), y esta diferencia creará una emocionante
tensión.
La
mayor carencia de todas es la de emoción y aventura, y ésta las ofrece.
La
gente reprimida, la gente sin empleo, sin vivienda, son víctimas perfectas para
una intensa seducción.
La
selección de la víctima correcta es igualmente importante en la política. Los
dirigentes políticos ofrecen a las masas, a la gente justo lo que le falta,
principalmente tiran su anzuelo de seducción a los grupos más vulnerables. Los
políticos exitosos saben que no todos serán y son susceptibles a su encanto; pero
si hallan un grupo de posibles partidarios con una necesidad por satisfacer,
tendrán seguidores, y sobretodo, potenciales votantes, que los apoyarán sin
condiciones.
Asimismo,
ellos saben que nada ganan tratando de seducir a una persona o grupo de personas
cerradas a ellos, o que no pueden brindarles la rentabilidad política que
necesitan y prefieren ignorarlos o pasarlos de largo.
Estamos
en época electoral y aunque para esta elección las campañas están muy pobres y
vacías de contenido, más de alguna fuerza política, ha estado enfocándose en
determinado sector poblacional: el Partido Verde, en los jóvenes estudiantes;
el PRD en las mujeres, que son mayoría en el país; Movimiento Ciudadano en el
sector de las expresiones culturales como músicos, los llamados “hippies”;
Encuentro Social, queriendo tocar al sector intelectual, los apolíticos; PAN y
PRI, atacándose entre ellos, ofreciendo lo que ninguno de los dos cuando han sido
gobierno hicieron, ni hacen; Nueva Alianza, el sector magisterial y por ende a
los padres de los educandos; MORENA a todos los inconformes, los pobres, los
que esperan un milagro del famoso “Peje’; el PT a los que creen que de verdad
el petróleo es nuestro; y el Partido Humanista, haciendo creer que ellos no se
gastan el dinero público que les entregó el INE para la campaña.
En
fin, todos buscamos algo de los demás y aplicamos el arte de la seducción, en
mayor o menor medida, y con grandes o pocos resultados, pero lo hacemos.
Casi
nadie en este mundo se siente pleno y completo. Todos sentimos algún vacío en
nuestro carácter, algo que necesitamos o queremos pero que muchas veces, no
podemos conseguir por nosotros mismos.
Examina
a la gente que te rodea. Olvida su fachada social, sus rasgos de carácter
obvios; ve más allá y fíjate en los vacíos, las piezas faltantes de su psique.
Ésta es la materia prima de la seducción. Presta atención a su ropa, sus
gestos, sus comentarios casuales, las cosas de su casa, ciertas miradas; hazla
hablar de su pasado, en particular de lo que te interesa conocer. Y poco a poco
saldrá a la vista el contorno de esas piezas faltantes. Entiende: las personas
emiten constantes señales de lo que les falta. Anhelan plenitud, sea ilusoria o
real; y si ésta tiene que venir de otro individuo, él ejerce tremendo poder en
ellas. No pueden llamarse víctimas de la seducción, porque casi siempre son
víctimas voluntarias.
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