Hace unos días, conocí a un estadounidense que forma parte de esta
asociación religiosa (nuestra Constitución Política Federal, las reconoce, así
como la Ley de Asociaciones religiosas y culto público) y dejando atrás tabúes
y prejuicios mal entendidos, me contó a grandes rasgos cómo funcionan, y hoy lo
quiero compartir con ustedes.
La historia de los testigos de Jehová de la actualidad se remonta a finales
del siglo XIX. En aquellos
años, un pequeño grupo de estudiantes de la Biblia de Pittsburgh (Pensilvania,
Estados Unidos) decidió realizar un estudio sistemático de las Escrituras. Como
parte de su investigación, compararon las doctrinas de las iglesias con lo que
la Biblia realmente enseña. Luego empezaron a divulgar lo que habían aprendido.
Publicaron libros, redactaron artículos para los periódicos y crearon la
revista que hoy conocemos como La Atalaya.
Anunciando el Reino de Jehová.
Uno de aquellos estudiantes se llamaba Charles Taze Russell. Aunque él fue
el primer editor de la revista La Atalaya y
dirigió la obra de educación bíblica en aquella época, eso no lo convirtió
en el fundador de una nueva religión. El objetivo, tanto de Russell como
de los demás Estudiantes de la Biblia (nombre que adoptaron), era dar a conocer
las enseñanzas de Jesucristo y seguir de cerca la pauta establecida por la
congregación cristiana del primer siglo. Y puesto que el Fundador del cristianismo
es Jesús, entienden que él es también su fundador.
Un grupo de ancianos, o superintendentes, atiende cada congregación. Las
congregaciones están agrupadas en circuitos, y los circuitos en distritos. Cada
circuito se compone de alrededor de veinte congregaciones, y en cada distrito
hay cerca de diez circuitos. Los circuitos y los distritos están a cargo de
superintendentes viajantes que visitan periódicamente a las congregaciones.
Desde las oficinas de los testigos de Jehová en Brooklyn (Nueva York), un
consejo central —llamado el Cuerpo Gobernante— suministra guía e instrucción
bíblica a las congregaciones del mundo entero. Todos sus miembros han sido
Testigos por muchos años.
Señala que su obra se sostiene principalmente con las contribuciones
voluntarias que hacen los testigos de Jehová. En sus reuniones nunca se
hacen colectas. Tampoco se les pide pagar el diezmo. Si alguien desea dar
un donativo, puede depositarlo en una de las cajas de contribuciones que hay en
sus lugares de reunión. Los nombres de los donantes no se dan a conocer.
Hay varios factores que contribuyen a que no tengan tantos gastos.
En primer lugar, entre ellos no hay clérigos que reciban un salario.
Además, los testigos de Jehová no cobran ni un centavo por predicar de
casa en casa, y sus lugares de reunión son sencillos.
Las contribuciones que se envían a las sucursales de los testigos de Jehová
se utilizan para socorrer a las víctimas de desastres naturales, apoyar a los
misioneros y ministros viajantes, construir lugares de reunión en países en
vías de desarrollo e imprimir y enviar biblias y publicaciones cristianas.
Cada persona decide si quiere donar para los gastos de la congregación
local, para la obra mundial o para ambos. En todas las congregaciones se
preparan periódicamente informes financieros que sus miembros pueden consultar.
Siguiendo el modelo establecido por los cristianos del primer siglo, los
testigos de Jehová no tienen una clase clerical. Todos los miembros
bautizados son ministros ordenados que participan en la obra de educación
bíblica. En cada congregación, compuesta de unos cien miembros, hay
hombres maduros que sirven de “ancianos”. Nadie cobra por sus servicios.
Su sede mundial se encuentra en los
Estados Unidos. Sin embargo, no se consideran una secta norteamericana.
Algunos definen secta como un grupo que se ha independizado de una religión
establecida. Los testigos de Jehová no se separaron de ninguna otra
religión. Al contrario, han trabajado por restablecer el cristianismo del
primer siglo.
Hay testigos de Jehová activos en más
de doscientos treinta países y territorios. Y sin importar dónde vivan,
deben lealtad principalmente a Jehová y a Jesucristo, no al gobierno de
los Estados Unidos ni a ningún otro.
Creen en lo que enseña la Biblia,
no en los escritos de ningún líder religioso norteamericano. Son
seguidores de Jesucristo, no de ningún hombre.
Los testigos de Jehová son cristianos
que basan sus creencias en las Escrituras. Aunque algunas religiones creen que
ciertas profecías de los Santos Escritos apuntan a la reunificación de los
judíos en Palestina, los testigos de Jehová no comparten ese punto de
vista. No creen que las Escrituras profeticen este acontecimiento político
en concreto. De hecho, estas no respaldan a ningún gobierno humano
ni favorecen a ningún grupo étnico. La Atalaya,
la revista oficial de los testigos de Jehová, ha dicho claramente que
“el sionismo político no tiene ningún apoyo bíblico”.
La Encyclopædia Britannica describe el sionismo como un “movimiento
judío nacionalista que tiene como objetivo la creación y el apoyo de un estado
nacional judío en Palestina”. Tiene raíces religiosas y políticas. Los testigos
de Jehová no apoyan la doctrina religiosa del sionismo y son completamente
neutrales en lo que tiene que ver con el sionismo político.
La organización de los testigos de Jehová
es puramente religiosa y no apoya ninguna ideología política, lo que
incluye el sionismo. Son conocidos por su neutralidad en asuntos políticos, y
por este motivo han sufrido extrema persecución en algunos países. Dicen estar
convencidos de que ningún gobierno o movimiento humano es capaz de conseguir
paz duradera en la Tierra. El único gobierno que lo logrará es el Reino
celestial de Dios.
Un principio que rige la conducta de
todos los testigos de Jehová, sin importar el lugar donde vivan, es la obediencia
a las leyes de los gobiernos. Ninguno de sus miembros se rebela contra las
autoridades civiles ni participa en conflictos armados.
Así es como ellos consideran actúan, sin embargo, en la práctica, vemos
cosas diferentes, pero tú amable lector tienes una mejor opinión.
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