viernes, 19 de octubre de 2018

Qué y quién.

En enero de 2003 Jorge Castañeda deja la cancillería porque, como explica entonces, las condiciones internacionales no permitían alcanzar los objetivos que perseguían y en los ´términos en que los conciben originalmente. Reiteró entonces el compromiso político con el cambio y afirmó que dejaba una trinchera únicamente para ocupar otra, de compromiso político, de análisis, de reflexión y de opinión. Es lo que ha estado haciendo todos estos meses; ha recorrido el país pata exponer las ideas del cambio directamente ante la gente, para poder explicarlas personalmente y estar en condiciones de dialogar con ciudadanos de todos los sectores y regiones, para escucharlos y enriquecer el ideario de las transformaciones que le parecen necesarias y posibles en nuestro país. Esta serie de diálogos con auditorios de estudiantes y trabajadores, empresarios y comerciantes, amas de casa y profesionales, desembocó en una doble profundización: la de su conocimiento del país y de lo que demandan los mexicanos, y la de su compromiso con la acción susceptible de cambiar las cosas y satisfacer dichas demandas.

Este proceso y la manera en que la vida políticas ha evolucionado durante su desarrollo lo condujeron a la convicción de que, si las ideas propuestas hallaban una respuesta favorable y no se perfilaba, hacia 23006, ninguna personalidad capaz de enarbolar la bandera del México del mañana, llevaría su compromiso a presentar una candidatura a la Presidencia de la República, Así lo hizo el 25 de marzo, y le pareció cada vez más necesario presentar sus ideas en toda su extensión y profundidad, con sus causas y sus consecuencias. Presentarlas en un diálogo, quizá no tan vivo como los que ha sostenido en directo con tantos públicos, pero de alguna manera más profundo: el que sostiene un autor solo ante una página que poco a poco ennegrece, con un lector también solo frente a esa misma página, en comunicación con las ideas de las que va tomando conocimiento. Presentarlas de la manera más clara y detenida para que fueran consideradas de la manera más reflexiva y crítica. Presentarlas como solo se les puede exponer en un libro. Esa es la razón de ser de este libro,

Es un libro que propone ideas de cambio. No cambio en abstracto, sino cambios concretos que construyan el México del futuro. Esencialmente en cuatro órdenes.

Primero. La seguridad jurídicas. No debemos seguir en México sin poder brindarle seguridad jurídica a las personas, a las propiedades y a las transacciones. Debemos dejar de vivir en la zozobra en todo lo que toca a nuestra integridad física y la de nuestros seres queridos, nuestras propiedades y nuestras relaciones contractuales. No hay democracia ni economía de mercado que sobrevivan, en el siglo XXI, sin un Estado de derecho competitivo.

Segundo. la revolución educativa. Para dar al México de mañana una verdadera ventaja competitiva en la globalización: conocimientos y la capacidad de aprender a renovarlos constantemente a lo largo de toda la vida. Para entrar en la era del conocimiento y la inteligencia, resulta imperativo transformar de cabo a rabo nuestras educación.

Tercero. reinventar nuestras instituciones. Día con día constatamos que ya no sirven. Hay que transformarlas de instituciones de la autocracia del siglo XX, a la democracias del siglo XXI.

Y cuarto. financiar todo esto sanamente, con nuestro petróleo y con una reforma fiscal diferente, que elimine todas las exenciones y los regímenes especiales, y que sobre todo le diga a la gente en qué va a gastare su dinero y le dé los medios de comprobar después que así fue.

Pero así como el cambio debe ser concreto, la lucha que trata de plasmarlo en la realidad es una lucha de mujeres y de hombres de carne y hueso. Por ello los ciudadanos necesitan saber qué se propone, qué se pretende, que se busca; pero también quién lo propone, quién lo pretende, quién lo busca. Usted que leerá lo que preconiza este libro, querrá saber también quién es el que lo escribió.

este libro político no es, sin embargo, el libro de un político, si por ello entendemos un profesional de la política , un individuo cuya vocación es la política y que luego ha hecho de ella su profesión. La trayectoria de un político es, en general, su periplo por los puestos electivos o de designación que ha ocupado en las instituciones y en su partido. La de un intelectual comprometido con la política es menos clásica y menos conocida, aunque más documentada. Es, por así decirlo, menos legible. Por lo mismo, me pareció indispensable tratar de dar a conocer su trayectoria, y explicar su acción en las luchas políticas de estos últimos decenios.

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