Hoy
quiero aprovechar el espacio para mencionar lo que se puede hacer, lograr y
alcanzar, cuando eres un ser humano distinto.
Todos
hemos sido educados con tabúes, mitos y mentiras, esto lo digo, en lo que
concierne al entorno familiar. Sin embargo, conforme se va creciendo, cada
individuo actúa, reflexiona y razona, valga la redundancia, conforme su
raciocinio le va indicando, esta es una de las razones por las que todos somos,
sentimos y pensamos distinto.
Esta
es la vida de un hombre maduro en la actualidad, que nació dentro de una
familia, dirían los antiguos, chapada a la antigua, es decir, sus padres
formaban un matrimonio, casados por la ley civil y la eclesiástica, tuvo dos
hermanos menores, sus padres aunque eran sencillos, siempre lo educaron con los
valores elementales y más importantes, tales como la honestidad, el respeto, la
lealtad, la tolerancia, la gratitud, la honradez, sentido común y sobretodo,
con criterio. Jamás en su casa familiar, vio lujos innecesarios o indebidos,
vicios o adicciones, siempre observó trabajo, dedicación y empeño en todo lo
que sus padres y él mismo hacían, pero lo principal, es que siempre y en todo
momento estaban felices, a veces se veían apretados por la escasez de dinero,
pero nunca les faltó que comer, que vestir y en donde vivir. Porque a la gente
que trabaja, que actúa con respeto, jamás les falta nada.
Así
fue transcurriendo su vida; desde pequeño, siempre escuchó a sus padres decir
que la única y mejor herencia que le pensaban dejar es el estudio, una
formación profesional, por lo que siempre fue un estudiante destacado, llegó a
la universidad y obtuvo muchos logros académicos y personales, como por
ejemplo, fue el primero de toda su generación en presentar su examen profesional,
el mejor promedio general, sus catedráticos le ofrecieron, primeramente,
cubrirlos en sus clases cuando ellos no podían asistir, posteriormente y al
observar su desempeño, le fueron dando, a propósito, cada vez más y más horas
de clase, hasta que pasado un tiempo, fue nombrado profesor de tiempo completo,
al mismo tiempo, se fue colocando dentro de la administración pública estatal,
en la federal, y por consiguiente, su situación económica fue mejorando, pero
también sus amistades y problemas, a causa de su éxito profesional.
Debido
a su formación familiar, creía en la integridad de toda la gente, y cuando
alguien se le acercaba pidiéndole un favor, jamás dudaba en ayudarlo
(principalmente le pedían prestado y alguna que otra recomendación laboral),
pero pocas veces volvía a saber de ellos, porque la mayoría, jamás le pagaban,
llegando muchos al cinismo de que transcurrido un tiempo prudente, regresaban a
volverle a pedir dinero prestado, creyendo que a este ser humano distinto, se
le había olvidado, lo cual era incorrecto, no obstante, él con esa grandeza que
pocas personas poseen, volvía a creer en sus falacias y los ayudaba, aun
sabiendo que ese tipo de gente, es malagradecida, porque no retribuyen ni con
buenos comentarios a la persona que los ayuda, al contrario en cuanto ven la
oportunidad de hablar mal de ellos, son los primeros y los más agresivos, aun
sabiendo que están equivocados. No pierden oportunidad de sacar ventaja,
principalmente en el plano económico, pero a una persona segura, esto no le afecta
porque su grandeza no tiene límites, de los que la medianía carece.
Sin
embargo, todo tiene un hasta aquí, y en este hombre, llegó, cuando escuchó,
miró y supo por fin, todo lo que esos parásitos sociales hacían y decían en su
contra y de otros similares a él, y tuvo que ir aprendiendo poco a poco a decir
NO, a lo que para él resultaban pérdidas de su patrimonio económico y
curiosamente, también sus amistades fueron decreciendo, mucha gente se fue
alejando de él y de su familia, pero se fueron quedando a su lado, los
verdaderos amigos, los verdaderos seres que lo estiman por lo que es y no por
lo que representa y eso lo llenó de mayor fortaleza porque, aunque un poco
tarde, supo desprenderse de individuos que en lugar de sumar o multiplicar,
restaban y dividían.
Hoy,
en su edad madura, tiene lo que pocos logran tener, una hermosa familia, un
patrimonio suficiente para vivir desahogadamente el resto de su vida,
independencia, libertad, tranquilidad y lo principal, nunca pierde su
felicidad, no se ha borrado esa sonrisa de su rostro, mantiene su fortaleza y
sus valores, que desde niño una familia sencilla pero sincera le inculcó y que
junto a su capacidad de razonamiento y reflexión, lo convirtieron, pese a todo,
en un ser humano distinto, esos que si existieran más, nuestro país y el mundo
serían diferentes.
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