JOVENCITAS, DINERO Y SEXO.
Hoy
quiero aprovechar el espacio para tratar un tema actual y sobretodo, cada vez
más frecuente.
La
tecnología en nuestro país, ha generado un retroceso intelectual, cultural y
sobretodo, mental, en las nuevas generaciones, aunque cada día es menos
frecuente observar en la calle a gente de todas edades, texteando o jugando con
su teléfono móvil como hace algunos años cuando era la novedad en México, aún
es común encontrar por la calle, a muchos jóvenes con sus audífonos, porque van
escuchando música o van charlando usando el manos libres (audífonos que sirven
para ambas cosas), lo que sí es recurrente, es que en lugares públicos,
parques, jardines, plazas y centros comerciales, escuelas, transporte se
quieren acabar el Smartphone o teléfono (cada día más) inteligente, jugando,
respondiendo mensajes o publicando en redes sociales.
Dicen
los clásicos, nada con exceso, todo con medida, y el uso de la tecnología, es
usada para mal, en exceso, por la mayoría de nuestros jovencitos, ahora las
escuelas, raras son las que prohíben el ingreso de celulares a sus
instalaciones; la mayoría lo permite, de ahí que el nivel educativo vaya en
decremento, en perjuicio de las nuevas generaciones y si les dicen algo o les
quitan el teléfono, los padres son los más indignados que reclaman exaltados
por aplicar una medida interna disciplinaria que será benéfica paras sus hijos
en un futuro, cuando sean padres de familia, pero no entienden razones y se les
olvida que nosotros vivimos y vivimos bien sin celulares y sin tanta tecnología
a nuestro alcance, que, ante la falta de preparación, redunda en perjuicio,
provocando ausentismo, vagancia y sobretodo, perdiendo los valores en las
jovencitas (tema a tratar).
Las
jovencitas de hoy, ya no les gustan las obligaciones, no quieren aprender a
barrer, trapear, limpiar, cocinar, lavar, limpiar la casa, y cuando superan los
13 o 14 años, que ya físicamente (la mayoría) no parecen niñas, se ponen al tú
por tu con la madre, el padre o ambos y dejan la escuela y salen a la calle a
buscar trabajo, donde pocos lugares se los dan, debido a su minoría de edad.
Sueñan
con tener dinero, cosas de valor, pero sin tener obligaciones para ello, aquí
es donde por X o Y azares del destino, ellas platican con hombres con dinero o
estos las escuchan, donde señalan estar dispuestas a todo con la finalidad de
obtener tal o cual cosa o dinero en efectivo, y el hombre (como siempre) lanza
el anzuelo y el pececito cae redondito en su carnada y como dijeran, cuando esa
víbora pica, no hay remedio en la botica; se les hace costumbre, manía y si en
el trayecto prueban el alcohol, las drogas o cualquier otro estupefaciente, la
situación es peor, porque cuando sienten la necesidad de tenerlo, caen más
fácilmente y por menos cantidad que originalmente les habían ofrecido y se van
devaluando como personas y sexualmente, van infectándose e infectando a los
demás que no se protegen porque al verlas jóvenes piensan que no están tan
afectadas de sus genitales. Esto, principalmente se da en los extremos de
nuestra mal dividida clase social: clase baja y clase alta, aunque las hay (en
menos casos) de clase media.
Las
causas son variadas: por flojera, presunción, por vicio, etc., pero pocas, muy
pocas veces es por necesidad, aunque así lo digan todas cuando están enfermas o
son descubiertas por su familia, novio o pareja. Porque aunque se junten, casen
o tengan novio formal, siguen teniendo sus aventuras y encuentros sexuales con
quien les proporcione lo que desean.
Otro
dicho de los clásicos se aplica con ellas, lo del agua, al agua, porque todo lo
que ganan, obtienen o sacan de sus amoríos sexuales clandestinos, así como lo
reciben, así mismo lo gastan y entre más ganan, más gastan, por lo que ningún
dinero es suficiente para ellas, sin embargo su valor sexual va disminuyendo
porque los hombres que las usan y muchas veces disfrutan, van notando su
necesidad y van disminuyendo su interés, su apoyo monetario y/o los regalos son
cada vez menos costosos.
Algunas,
si invierten en estudios, sobretodo en universidades privadas, donde la
exigencia es menor y pueden obtener un título universitario con más facilidad,
pero la mayoría no lo hace y llegará un momento en que se vean frenadas por los
hijos, por el desgaste prematuro de su físico o por las infecciones (muchas
letales y de consecuencias graves) VIH, VPH (papiloma humano que degenera en
cáncer cervico uterino) o por el transcurso inexorable del tiempo, pero
teniendo en sus manos un teléfono inteligente no lo usan para investigar de
temas que afectarán tarde o temprano, su futuro, tal parece que es lo único
inteligente que en verdad tienen.
Amable
lector, esto lo puedes comprobar fácilmente, con la mayoría de las chiquillas
que trabajan en cualquier lugar, observa su comportamiento, sus amistades,
quien las lleva o las recoge en su empleo, con quien habla, sonríe, como trata o
se comporta con determinado cliente y te darás cuenta. Asimismo que uso le da
al celular. Y si tienes alguna hija en el rango de edad de 13 a 20 años, que se
comporta rebelde, que tiene cosas que tú no le compras, además de que no tiene
la capacidad económica para poderlo adquirir, cuidado, vigílala, porque puedes
tener en tu casa una jovencita que da sexo a cambio de dinero.
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