Ignorancia mexicana.
Hoy
quiero aprovechar este espacio para hacen énfasis en conductas, frases,
palabras y acciones que cometemos los mexicanos todos los días, pero que si los
corriges, en su mayoría reaccionan con violencia, enojo y frustración. Reza la
filosofía popular, corrige al ignorante y lo harás tu enemigo, corrige al sabio
y lo harás tu amigo.
Desde
niños, nuestros padres, por no haber tenido la oportunidad de estudiar, pero
sobretodo por no tener la mínima intención de mejorar individualmente, nos
criaron con innumerables fallas lingüísticas, sicológicas y morales, recuerda
que hay gente en la historia mundial que fueron autodidactas, que aprendieron a
leer y a escribir por si solos, en una edad mayor, sin embargo triunfaron en el
arte u oficio que les apasionó desde pequeños, así que como siempre y en todo,
eso no es pretexto u obstáculo para hacer lo mismo.
Asimismo,
todos, absolutamente todos, tenemos la capacidad de razonar, analizar,
reflexionar y sobretodo, de madurar, esto en términos coloquiales, consiste en
saber descubrir por uno mismo, si lo que aprendimos y nos enseñaron es
correcto, está bien, es lo contrario, o de plano, no tiene nada que ver con lo
aprendido, pero, desafortunadamente, pocos, muy pocos logramos ese grado que
todos deberíamos alcanzar en alguna etapa de nuestra vida. La mayoría se ha
vuelto floja, conformista, y las nuevas generaciones, con la tecnología
(computadora, tableta, Smartphone, internet, etc.) que en lugar de
beneficiarlos, los ha enajenado aún más, la madurez está aún más lejos de sus
vidas.
Cuántos
de ustedes, amables lectores, ¿han cometido estos errores al escribir o al
hablar? Estoy seguro que muchos, pero aún están a tiempo de corregirlos, si de
verdad les interesa alcanzar la madurez, de lo contrario hagan caso omiso a mis
palabras y solo léanlo como cualquier escrito en un momento de libertad y
esparcimiento.
Comienzo
con la mala costumbre de anteponer la A en muchas palabras: acompleto,
alistonado, o de terminar las palabras con la S: vinistes, oistes, supistes,
fuistes. Asimismo, con la pésima maña de hablar en copretérito (es el tiempo
verbal que expresa una acción pasada mientras esta se desarrolla), compras algo
y preguntas quería… lo correcto es busco… o quiero…, y el cajero te dice: serían…
lo correcto es decir: es… o son…, llegas a un lugar y dices: venía… lo correcto
es vengo…
También,
anteponer el sí o el no en cualquier pregunta: si está fulano… no está fulano…,
si le avisas que lo busco… no le avisas que lo busco…, repetir lo que acabas de
escuchar o la respuesta que te acaban de dar: preguntas ¿si (o no) vende X
cosa? Si te responden si, vuelves a decir: si la vende, si te responden no;
repites: no la vende y así cualquier expresión.
Por
otro lado, se desconocen las pesas, medidas y colores: confunden lo ancho con
lo grueso, lo angosto, con lo delgado, los kilogramos con los litros, los
gramos con centímetros, los colores que tienen variaciones, señalan: café
claro, café oscuro, cuando en realidad son: café, beige, arena, hueso, kaki, etc.;
azul fuerte, claro, oscuro, eléctrico, metálico; siendo en realidad: cielo,
turquesa, plumbago, rey, marino, celeste, etc.; verde claro, tierno, fuerte,
oscuro, siendo bandera, militar, limón, etc.
A
los alfileres, los llaman seguros y a los seguros alfileres, es común juntar
las monedas en montoncitos de 10 piezas, pegadas con diurex o masking tape,
pero no son capaces de separarlas cuando van a pagar menos del total: por
ejemplo si pagan $11.00, entregan dos montoncitos de monedas de $1.00, no tienen
la madurez de entregar un montoncito y separar ellos el otro y entregar solo el
$1.00 que falta, su escasa materia gris, los hace entregar ambos y que sea el
prestador del servicio el que los separe y les entregue lo que sobra.
Utilizan
el pleonasmo para hablar: súbete para arriba, bájate para abajo, métete para
adentro, salte para afuera, oríllese a la orilla.
Lo
mismo sucede en las elecciones políticas escolares, de la iglesia o culto
profesado, sindicales, de la colonia, del municipio, del distrito, del estado,
presidenciales, antes de la misma, hablan y atacan sin ton ni son, pero cuando
es el día D, eligen al que más atacaron, después ya en el poder, cargo o
comisión, se la pasan quejando todo el tiempo. Sin embargo, ya afectaron al
resto de la población con sus acciones negativas y mal pensadas.
Atacan
y opinan sin revisar, sin verificar, ya no digamos analizar las cosas, se
vuelven jueces de las causas perdidas, siempre atacan al poderoso, al
triunfador, al fuerte sin tener, la mayor de las veces, la razón. Son
arrastrados por las masas, fácilmente influenciables, vulnerables, manipulables
con facilidad, pero muchas veces, en
situaciones nada provechosas, nada para mejorar la comunidad y el medio
ambiente.
Es
frecuente, encontrar tiradas en la calle, las pequeñas monedad de 10, 20 y 50
centavos, porque no les agradan por pequeñas, sin embargo en las tiendas
departamentales se indignan porque acepten o no el redondeo, se lo aplican.
Esto además de todo, es incongruencia.
Esto
es solo un pequeño resumen de lo que nos distingue como mexicanos, se presume
de ser un país de gente solidaria, pero cuando se comete el mínimo error, sea o
no de consecuencias, todos los conocidos atacan inmisericorde, dejando solo al
interesado, somos un país nada confiable como seres humanos, y nuevamente
reitero lo señalado en otras entregas, la riqueza de un país es la educación de
sus habitantes, y en eso seguimos muy pobres.
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