Distancia
y amistad.
Quiero aprovechar el espacio para
comentar un tema, poco valorado por la mayoría, pero demasiado importante, para
quien si lo hace: la amistad.
Un amigo, puede surgir de la forma más
inesperada, donde menos creas encontrarlo, ahí aparecerá. Lo más común para la
gente es encontrarlo en su círculo cercano, por vecindad, por estudios
similares, por ambiente laboral, por ser parte de un equipo deportivo, un club
social, una asociación o sociedad política, sindical, cultural, etcétera; pero
aunque si es posible encontrar en el trato frecuente una verdadera amistad, es
muy raro, la gente normalmente, se engaña considerando amigo, a quien conoce de
mucho tiempo, que han vivido innumerables aventuras juntos y tarde o temprano
aparece el desencanto, la traición, la puñalada en la espalda.
En cambio, en algún asiento del
autobús, camión, metro, en una parada, en algún evento de cualquier índole,
cruzando una calle, comprando o vendiendo algún producto, o siendo candidato de
algún puesto de elección popular, en el lugar menos esperado, puedes encontrar
a ese gran y verdadero amigo. Ese ser, que a pesar de la distancia, a pesar del
tiempo, a pesar de comunicarse poco, está ahí, donde lo necesitas y cuando lo
necesites. Que te ofrece lo que pocos, muy pocos en realidad dan.
Hay una frase de un tema musical que
la mayoría separa y no la toma como debe ser: …dicen que la distancia es el
olvido, pero yo no concibo esa razón… así es una verdadera amistad. Nada la
puede romper, nada la puede eliminar y si eso sucede, es que no lo era.
Un verdadero amigo, es aquel que si lo
necesitas, te escucha, si le pides un consejo, una opinión, te la da, si nota
que estás mal, te habla con la verdad aunque sea muy diferente a lo que esperas
escuchar, sin embargo, al final siempre respeta lo que digas, lo que hagas y lo
que sientas. Un verdadero amigo, jamás buscará sacar ventaja de algo que tengas
y que el carezca, no anda repitiéndote que estás mal en algo que haces y has
hecho, mucho menos comenta con alguien algún error que hayas tenido, sea este
con o sin consecuencias, si lo ocupas como escudo para esconder alguna travesura
(sobre todo si eres casado o con pareja fija), siempre saca el pecho para
recibir las balas, no le importa hacer el ridículo, si es con la finalidad de
protegerte, un verdadero amigo, siempre puedes contar con él.
Desafortunadamente, pocos son los que
saben valorar a otra persona, la mayoría, en cualquier momento rompen con esa
amistad, esto, porque ese laso es muy endeble, porque su vida así es en todo,
un constante ir y venir, sin rumbo fijo, sin una meta u objetivo claro y no les
importa traicionar y herir a quienes se encuentran a su paso por la vida. Como
siempre cuando están mal, creen hacer lo correcto, sin saber que en realidad
cada vez que lo hacen, pierden valor como persona, como ser humano, como amigo.
Un verdadero amigo, aunque esté
enojado contigo, no se pone a decirle al primero que se encuentre todo lo que
has hecho, todo lo que le has dicho (bueno y malo), incluso hay momentos
álgidos, fuertes, en los que dos grandes amigos pueden llegar a los golpes,
pero esto no es motivo para terminar esa amistad a prueba de todo, al
contrario, se fortalece más.
Por el contrario, existen tantos que
solo brindan su amistad (falsa como ellos), porque la otra persona tiene
dinero, ocupa un cargo público importante, les conviene por determinado
momento, es mejor estudiante o profesional que él, obtienen beneficios
periódicos, son la novedad, etcétera, pero una vez que pasa la etapa de
deslumbramiento o que se encuentran a otra amistad mejor en el mismo sentido,
se van, para estas personas, la amistad tiene fecha de caducidad, pero una
verdadera amistad; por el tiempo y la distancia, jamás va a terminar.
Un abrazo fuerte para aquellos que
saben ser amigos, que tienen verdaderos amigos, pero sobre todo para mis
grandes amigos.
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