El Buen Fin.
Del
16 al 19 de noviembre se realiza la octava edición del Buen Fin, una
oportunidad de los empresarios mexicanos y extranjeros asentados en nuestro
país, para ofrecer a los ciudadanos oportunidades excelentes para adquirir a
buen precio aquello que necesitan y no han podido comprar por falta de
presupuesto. Pero ¡cuidado! Ya que también es una ocasión para dar rienda
suelta al comprador compulsivo y pobre que muchos llevan dentro, actitud que
aunque no lo creas, amable lector, corresponde a una patología de carácter
sicológico. Y peor aún, hay gente que lleva estos años endeudado, porque aún no
termina de pagar artículos pasados, cuando ya se está endeudando nuevamente.
Para
nadie es un secreto que vivimos en una sociedad consumista y materialista que
piensa en tener más y, si es posible, más que los demás. Es innegable que en
los meses finales del año el consumismo aumenta de forma considerable. El Buen
Fin y la temporada navideña son épocas tradicionalmente atractivas para los
amantes de las compras que tienen en el mercado una enorme variedad de
productos para elegir, con escaparates cuidadosamente montados y repletos de
artículos y ofertas que parecen imposibles de rechazar. (Nada más erróneo).
Todos
hemos sentido placer por comprar algo que nos gusta. Entrar en una tienda, ver
un producto que nos encanta y darnos el lujo de obtenerlo es una experiencia
que puede resultar muy placentera. Sin embargo, cuando sentimos ganas de
comprar algo que no necesitamos, o cuando esta adquisición de productos se
convierte en una motivación de compra persistente, casi irresistible, que se
repite de manera frecuente y que genera una sensación placentera, podríamos
estar hablando de un patrón conductual conocido como trastorno de compra
compulsiva.
En
el trastorno de compra compulsiva existe un deseo desenfrenado por comprar sin
que exista una necesidad real. La persona adicta obtiene una fuerte dosis de
satisfacción y placer momentáneos a través de la adquisición de productos o
servicios. Cuando el adicto no es capaz de hacer frente a los problemas
personales que lo abruman, inconscientemente busca solucionar sus carencias
mediante compras desmesuradas, y la conducta compulsiva es una vía de escape
emocional. El sentimiento real de soledad o vacío personal, así como emociones
negativas, como el enojo y la ansiedad ante la incapacidad de enfrentar
satisfactoriamente la realidad, conducen a comprar. Posteriormente la compra
propicia sentimientos de culpa por haber gastado innecesariamente, sensaciones
de malestar y el firme propósito de evitar otro endeudamiento, pero también
produce depresión, sensación que solo se supera a través de una nueva compra.
De esta manera la persona adicta queda atrapada en un círculo vicioso.
De
acuerdo con las estadísticas, las mujeres muestran una actitud más compulsiva
en el momento de realizar compras innecesarias que los hombres, además de que
ellas reconocen que experimentan emociones más placenteras e intensas en
comparación con nosotros. Las mujeres suelen realizar compras compulsivas en
relación con la ropa, los zapatos y los accesorios, mientras que los hombres
que padecen esta adicción tienden a gastar el dinero en aparatos electrónicos y
artículos relacionados con las nuevas tecnologías. Además, se ha descubierto que
de 75 a 95 por ciento de las personas que padecen el trastorno de compra
compulsiva son mujeres que rondan los 30 años de edad.
Como
cualquier otro comportamiento adictivo, el de las compras tiene graves
repercusiones para quien lo padece, ya que no sólo afecta su situación
financiera (los adictos son capaces de dilapidar más de lo que tienen), sino
que también pone en peligro su trabajo y sus relaciones personales, así como su
capacidad para reconocer su problema y encontrar una solución.
Si
tú, amable lector, eres un adicto a las compras, o conoces a alguien que lo
sea, te presento algunos consejos útiles que puedes tomar en cuenta:
·
Deja tus tarjetas bancarias (crédito o
débito) en casa y carga solamente el dinero que vayas a ocupar, así evitarás la
tentación de querer comprar algo para lo que no te alcanza.
·
Evita la tentación. Si no tienes mucha
fuerza de voluntad, tal vez debas alejarte de las tiendas por un tiempo.
·
Procura no comprar en momentos en que
te sientas eufórico o desanimado.
·
Elabora un presupuesto semanal o
mensual y apégate a él.
·
Ignora cualquier tipo de rebajas para
impedir que el miedo a perder una buena oferta influya en una nueva compra.
·
Ten cuidado con el internet. Incluso
encerrado en tu casa no estás a salvo de hacer compras compulsivas; por eso
procura usar tu computadora o tu teléfono sólo para lo indispensable y evita
dar clic en los banners o en las promociones.
·
Acude a terapia. La sicoterapia es
necesaria para superar esta enfermedad y para descubrir cómo te percibes a ti
mismo y de qué forma intentas satisfacer tus necesidades.
Los
motivos asociados a este problema pueden ser diversos: miedo, tristeza,
depresión, vacío, carencias emocionales, soledad, insatisfacción personal, baja
autoestima, presunción derivada de la inseguridad, etcétera. Y las compras
constituyen un intento de aminorar estas sensaciones. Ponte atento.
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