Descomposición social.
Estamos, desde hace
tiempo, viviendo en una total descomposición social, no hay rumbo, no hay
líderes, no hay límites y lo que es peor, no hay quien los sepa establecer y
respetar.
Conforme avanza el
tiempo, se van desapareciendo los mitos que desde niños, los gobernantes en
turno, han querido imponernos mentalmente, pero solo en esencia, porque la
realidad es completamente diferente.
Por ejemplo, el
alimento, que nos hace sentirnos orgullosos, el chile y sus tantas variedades,
resulta que en la actualidad, el 60 % del total que se consume en México se
importa de China, así como lo leíste inteligente lector, no producimos ni lo que
comemos, además de que otra parte que nos hacía sentir orgullosos, el de comer
picante, también tiene años que ha quedado superado, porque en Tailandia y su
deliciosa comida que se vende en diversos países del mundo, producen chiles más
picosos que los mexicanos. Así es, China que al inicio del presente siglo,
económicamente, estaba peor que nosotros, actualmente es una de las tres
mejores economías mundiales y sigue creciendo.
Se podrá decir lo que
se quiera, pero China nos ha superado y por mucho.
El mexicano está
acostumbrado a vivir de sueños guajiros, sin sentido, sin futuro, que además,
no se aplican, porque el nacional es miedoso, para todo y en todo, tiene miedo,
hace falta valor, esto en parte por la evangelización española (antes reino de
Castilla), por la idiosincrasia nativa que se lleva en la sangre, aunque ya es
una total mezcla de razas, pero lo principal está ahí, en nuestro ADN, es raro
encontrar, un empresario de origen totalmente mexicano, que sea exitoso, si
revisas los nombres de los dueños de las cadenas, consorcios o monopolios más
importantes que hay en el país, notarás que son de origen extranjero,
principalmente, libaneses, judíos, europeos y recientemente chinos.
Aunado esto, a la
envidia, porque cuando alguien quiere intentar un negocio, no falta gente a su
alrededor que empieza a desanimarlo, a quererlo disuadir de su objetivo, porque
además de eso, se está acostumbrado a ver lo malo, lo feo, lo negativo, y eso
también influye en la vida mediocre que en general tenemos como país.
Por eso, en el
extranjero es muy frecuente, escuchar esta anécdota de los cangrejos vivos, que
hay cinco o la cantidad que gustes, solo es para ilustrarlo, de botes llenos de
cangrejos vivos y de esos, cuatro están cerrados y uno abierto, el cliente
pregunta el porqué, y el vendedor responde, es que los cerrados son de X, Y, A
y Z país y el abierto son mexicanos, porque solitos en lugar de apoyarse para
escaparse, se jalan al fondo del recipiente. Parece gracia, pero encierra una
completa y cruda verdad. Así nos tienen catalogados en el extranjero, hasta los
países centro y sudamericanos se creen superiores a nosotros. Si lo dudas,
pregunta, investiga, no te costará mayor esfuerzo averiguarlo.
Ahora bien, aparte de
todo eso, en estos cerca de nueve meses del nuevo gobierno, que eligieron, tal
parece, los más resentidos, los marginados, los que se dejaron llevar por el
enojo, por el encono, pero no por la razón, las cosas, se han descompuesto en
la, de por sí, polarizada sociedad. Han aumentado los delitos comunes, las
agresiones a los elementos policiacos, recientemente de la incipiente Guardia
Nacional; han crecido los abusos contra la ciudadanía, robos con y sin
violencia, asaltos, violaciones, rapiña cuando hay vehículos accidentados, y lo
que es peor, asesinatos por una mísera cantidad, por no llevar dinero o algo de
valor, cuando tienen la mala fortuna de encontrarse con lo peor de la sociedad
nacional.
El presidente de la
República, desde que anduvo en campaña, para ganar adeptos, señalaba que el
pueblo es bueno y sabio, pero el mismo pueblo que lo eligió, se está encargando
de mostrarle que estaba equivocado. Porque es la gente más atrasada
culturalmente y con escasa materia gris, quien comete estas y peores fechorías,
en perjuicio del resto de la población. Porque esta persona, señalaba que
borrón y cuenta nueva, sumado a una legislación jurídica, copiada de países
civilizados y cultos, donde no es necesario encarcelar, salvo algunas
excepciones, a la gente, porque con una llamada de atención o el simple hecho
de haber sido descubiertos, ya no vuelven a delinquir, está propiciando que los
malhechores repitan una y otra y otra vez la misma conducta delictiva, porque
saben que con dinero o un rato en prisión, serán liberados y no sentenciados.
Hace falta un liderazgo fuerte, con carácter, que tenga amor a este país, para
que revise, aplique y modifique las leyes totalmente, porque ya están
obsoletas, y que poco a poco se vaya mejorando en muchos aspectos nuestra forma
de vivir.
Pero eso, esta
generación actual, quizás no lo veremos, porque la clase política está
acostumbrada a su beneficio personal y para lograr eso, necesita tener
ciudadanos que no piensen, que se entretengan con estupideces, con los
distractores que ellos mismos crean en cualquier ámbito, ejemplos, muchos, el
que te venga a la mente, amable lector, porque al gobierno no le importa provocar
euforias y tragedias, con difuntos incluidos, si se trata de mantener sus
intereses intactos. Utilizan mucho este principio: una muerte se justifica, si
se resuelve un problema. ¿Lo dudas?
Así está la sociedad
mexicana, en una franca y total descomposición social, y lo que es peor, en
aumento constante, porque la autoridad se empeña en repetir que no utilizará la
fuerza para someter a los ciudadanos.
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