martes, 17 de noviembre de 2020

Ambición femenina tres.

personales y anticipando las situaciones de conflicto. En todo matrimonio ha de llegarse a un 
acuerdo sobre esta parte del proyecto común -cómo atender su hogar y sus respectivos trabajos-, 
del mismo modo que se aborda la hipoteca, el colegio de los niños o las vacaciones. 
EMPRESAS: CAMBIO DE MENTALIDAD
Ha llegado el momento de tener en cuenta a cada profesional, que a la vez es ciudadano, 
padre, madre de familia, hijo etc. Esta actitud no es sólo socialmente responsable, sino que a la 
larga resulta más rentable para una empresa que sea capaz de fidelizar a sus empleados con algo 
más que dinero: con confianza traducida en flexibilidad. En este contexto, la dirección por 
objetivos, no por horas de presencia, se convierte en la diana del problema laboral más grave de 
nuestro país: las jornadas laborales “eternas” que en absoluto favorecen una mayor productividad. 
En España trabajamos demasiadas horas. Ese es nuestro vicio nacional determinado por un 
horario de comida tardío y demasiado extenso al mediodía que favorece el alargamiento de la 
jornada laboral; esto deriva en un perfil laboral marcado por la adicción al trabajo que lleva hasta 
el “síndrome del burnout”, el quemado laboral, y como extremo opuesto, el absentismo, algo que 
nadie duda en asociar con desinterés y falta de compromiso, pero que quizá convendría analizar 
más de cerca para determinar cuántas veces esconde falta de tiempo para llegar a todo. El estrés es 
la mayor causa de baja laboral en nuestro país y, en el caso de las mujeres, el principal motivo de 
abandono de la vida laboral. 
Esta situación disminuye además la motivación y la creatividad, dos cualidades muy 
valoradas en la empresa, dos intangibles que pueden hacer crecer enormemente el valor de un 
equipo, de una compañía, y más en tiempos como los actuales en los que se requieren soluciones 
diferentes en un contexto de aldea global y cambio constante. En un momento como el actual en el 
que ya tenemos moneda europea y mercado laboral europeo ¿por qué no tenemos todavía horario 
europeo? 
El principal activo, no sólo de una empresa sino de toda sociedad, son las personas. Hemos 
oído esta frase hasta la saciedad, pero quizá aún no nos la creemos del todo... Y lo más grave es 
que estamos poniendo en peligro la “ecología humana”. Durante muchas décadas las empresas se 
despreocuparon de su impacto en el medioambiente. Actualmente esto ha cambiado. Existen 
normas, certificaciones de calidad, legislaciones y sanciones que han sensibilizado a las empresas 
sobre su responsabilidad social respecto a la contaminación generada en la naturaleza. Sin 
embargo, lo cierto es que muchas empresas son hoy sistemáticamente contaminantes del entorno 
humano en el que se encuentran y con el que trabajan sin ser conscientes de ello. Cuando a un 
trabajador no se le permite ejercer su rol de esposo o esposa, de padre o madre, de hijo o de hija, a 
causa de horarios rígidos o interminables o de viajes constantes, se le está empobreciendo como 
persona, además de poner en peligro su relación conyugal o paterno-filial. 
Si no hay tiempo para convivir en familia, desciende el número de hijos, y no se construye 
hogar. El hecho es que por dejación u omisión no se transmiten valores, no se desarrollan buenos 
hábitos y empobrecemos la sociedad. Familia, empresa y sociedad son realidades vivas que 
conforman un triángulo en constante evolución y que se enriquece o que se devalúa a través de los 
aprendizajes positivos de las personas en los distintos ámbitos de su vida. Decía Oscar Wilde que 
en ocasiones “somos capaces de destruir aquello que más amamos”. Viendo lo que pasa a nuestro 
alrededor, ¿no estaremos destruyendo ese lugar de convivencia por excelencia que es la familia?. 
La contaminación de los ríos se subsana en algún caso construyendo piscifactorías, que han 
salvado más de una especie acuática, pero las personas no se desarrollan tan fácilmente como los 
animales y si no permitimos que la familia pueda cumplir su función ¿cuál será la nueva 
“humanofactoría”? Como decía el escrito francés André Frossard, “las antiguas civilizaciones 
fueron destruidas por la invasión de los bárbaros, la nuestra tiene los bárbaros dentro de sí”. 
Deberemos cuidar, pues, la familia si no queremos ir contra nosotros mismos.

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