sábado, 14 de noviembre de 2020

Ambición femenina

"Las mujeres que buscan ser iguales a los hombres carecen de ambición" 
(Timothy Leary) 
La conciliación de la vida laboral y familiar, la aportación específica de la mujer a la 
empresa, su papel como agente de cambio, los estilos de dirección femenina y masculina son temas 
que estarán presentes en todo este el libro unidos por un hilo conductor: la ambición femenina. La 
mujer del siglo XXI quiere ser madre, esposa, profesional, ciudadana… Todo a la vez. Y este 
proceso no tiene vuelta atrás. 
¿En qué piensan las mujeres? La prensa, la opinión pública e incluso determinada literatura 
nacida de algunos medios de comunicación a veces difunden la idea de que las mujeres nos hemos 
vuelto locas y que sólo pensamos en reivindicar derechos y banderas. 
Vamos al gimnasio, gritamos en los atascos, soportamos sobre nuestras espaldas 
separaciones, divorcios, disputas, romances, dobles jornadas e incluso carreras por el poder, pero
nuestra verdadera ambición es tener una vida plena, capaz de ser llamada así.
En la era post-yuppie y ante algunas patologías laborales tan serias como la adicción al 
trabajo y el “síndrome del quemado”, lo que de verdad preocupa a las mujeres es sentir que tienen 
el respaldo para diseñar su vida laboral fuera de las pautas masculinas tradicionales (que ignoran la 
maternidad), y comprobar que los gobiernos toman medidas al respecto, legislando y dando ayudas 
directas y eficaces. 
En el nuevo contexto de esta revolución silenciosa de la vida ordinaria, las mujeres quieren 
que se respete su feminidad y que se les dé la oportunidad de demostrar que su aportación 
específica puede transformar la empresa y la sociedad, haciéndola más acogedora, más humana en 
definitiva. ¿Y qué necesitan para ello? La complicidad, la colaboración del varón. Y confianza, 
mucha confianza en que las cosas funcionarán a pesar de tener que cambiar… y mucho. 
Las mujeres queremos la libertad de poder poner en un currículum “casada y madre de dos 
hijos”; de quedarnos embarazadas o decir que vamos a estarlo en breve; y ser también reconocidas 
como algo más que una fuerza de trabajo cualificada, interesante, eficiente y complementaria al 
varón. En definitiva, aspiramos no sólo a no esconder a nuestra familia, sino a hacerla compatible 
con nuestro trabajo profesional; a la vez pretendemos que esto no sea el resultado de una batalla 
particular, sino el reconocimiento de un derecho social. 
Las mujeres pensamos, mejor dicho soñamos, con políticos, empresarios y agentes sociales 
que apuesten por ese valor de renta fija, pero a largo plazo, que es la maternidad. Que ingenien, 
que ingeniemos, soluciones y modos de reducir el “coste” –es triste decirlo así- de los hijos que 
una mujer pueda tener a lo largo de su vida laboral. Pongamos imaginación, huyamos de lo fácil. 
Apostemos por la verdadera sociedad del bien-estar, basada en el bien-pensar y en el bien-ser de 
sus componentes. 
Aunque es cierto que todo está cambiando, no todo está resuelto. Cuando nos planteamos 
escribir este libro, no respondíamos sólo a la fuerza que este tema tiene en la opinión pública. 
Pretendíamos también servir como plataforma de diálogo social en la apasionante tarea de buscar 
soluciones y vías alternativas, puesto que se trata de favorecer un marco legal, público y laboral

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