Llega el momento de marcar en rojo. ¿Está mal escrito acoje? Sí. No hay duda. Cárgate esa jota sin piedad. ¿Por qué no hay duda) Porque tenemos una norma muy muy clara en la que no hay variaciones. Sigues corrigiendo y te encuentras con reuma. Hmmm. ¿No es reúma, con tilde? Un momento de duda. Recuerda que dudar es excelente: te encuentras en terreno pantanoso y no sabes dónde hay suelo firme para seguir avanzando. Para drenar esa laguna en tu conocimiento, hay que buscar argumentación aceptable. Cuando consultas el DRAE descubres que es una voz biacentual: reuma y reúma. La primera entrada ces la que prefiere la RAE, aunque nunca sabremos por qué ya que no nos ofrecen bibliografía de sus estudios, ni para este caso ni ningún otro. De hecho, en España, sin tilde se usa mayoritariamente en Galicia, mientras que en el resto del país, suele usarse con tilde: no tengo más argumentación que los años que llevo preguntando a los paisanos cómo pronuncian esta palabra. Miras el MELE de don José Martínez de Sousa y descubres que él prefiere la opción con tilde --a pesar de su origen gallego. En español puede haber más de doscientas biacentuales registradas, pero según hemos ido descubriendo en el Libro rojo de Cálamo, esto puede complicarse al añadir nombres y topónimos, además de unas cuantas palabras fruto de derivaciones (por ejemplo, las palabras que terminan en --mancia o --mancía); por no mencionar cuando, como no podía ser de otra forma, reconocemos el alcance de las variantes del español. Así tenemos palabras como chofer o vídeo que no aparecen en las listas oficiales pero son biacentuales desde un punto de vista panhipanista. Prueba con Google Ngram Viewer. Pero atención, te dará datos del español en todas sus variantes. Es el único método para obtener resultados documentados fiables para el caso de las biacentuales.
¿Qué hace un corrector en estos casos? Tienes que saber en qué contexto y en que área geográfica va a aparecer publicada esa palabra para optar por la versión local, que es a la que estarán acostumbrados sus lectores. Y al tiempo, analizar qué está eligiendo el autor, si sabe que es voz biacentual y se ha mantenido uniforme en su uso a lo largo de todo el documento. Si comete irregularidades, tú debes optar por la forma local; si no tienes referencia de preferencias locales de esa palabra opta por la que el autor haya preferido en la mayoría de las ocasiones.
Con esto no solo habrás resuelto un problema más: habrás aprendido a resolver el misterio de las biacentuales.
Ortotipografía o lo que diga Xosé
Si eres corrector, sabes lo que es la ortotipografía, y si no, lee con detenimiento lo que cuenta Xosé en sus artículos. Como no tiendo a ser muy canónico, te diré que para mí la ortotipografía es el condimento secreto y esencial de la cocina del lenguaje. ¿Te imaginas cocinar sin sal o que no tuvieras acceso a un buen manojo de albahaca fresca o un ramillete de cilantro? Las convenciones ortotipográficas no son meros destellos o notas de sabor, son aportaciones de significado que condicionan una lectura. Las pautas para el uso de las diacrisis tipográficas como la cursiva, comillas, negritas la familia y tipo de fuente, su color, las normas de composición de elementos tales como índices, bibliografías, notas o los estilos de los epígrafes, entre otras muchas opciones, ayudan al lector a entender, por ejemplo, que la palabra Quijote en redonda hace referencia al personaje, pero si lo vemos en cursiva debemos entender que menciona la obra de Cervantes. No está nada mal como aporte de significado para una simple cursiva.
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