Los encuestados de las zonas rurales le dieron más importancia al acto de votar que los residentes en zonas urbanas, en proporciones de 16 a 8 por ciento, respectivamente.
El sufragio tiene más valor para las personas mayores de 56 años que entre las que se encuentran en el grupo de edad de 25 a 35 años (Las diferencias son de 13 por ciento frente al 5 por ciento).
Por género se observan mayores diferencias, aunque se destaca una mayor proporción de mujeres que considera esta actividad como la más importante (9 por ciento vs. 8 por ciento de los hombres).
Los investigadores corroboraron la hipótesis según la cual a partir del Frente Nacional la sociedad civil sufrió un proceso de despolitización y pérdida de credibilidad en los partidos políticos, entre otras razones porque se pasó de una concepción política en la cual imperaban las lealtades partidistas, a otra donde prevalecen las afiliaciones o simpatías por prebendas o repartos burocráticos.
El 42 por ciento de los entrevistados dijo no sentir ningún interés en la política, el 31 por ciento expresó poco interés, el 16 por ciento admitió algún interés y el 11 indicó la opción mucho interés.
El 62 por ciento relacionó al político con características negativas: es un corrupto y un deshonesto , dijo el 10 por ciento; es alguien que solo busca su propio beneficio, opinó el 22; para el 36 por ciento no es más que alguien que se olvida de quienes lo eligieron .
El 36 por ciento restante, le atribuyó características positivas: un líder (11 por ciento), alguien que promete y cumple (9 por ciento) y alguien que se preocupa por el pueblo (16 por ciento).
Partidos débiles Con base en el análisis de los resultados ponderados, los investigadores señalan que el problema de la abstención electoral puede explicarse en parte por la debilidad estructural de los partidos políticos tradicionales para canalizar el voto y por su incapacidad para representar los intereses de los ciudadanos a través del Estado.
Sin embargo, los autores del estudio consideraron que determinar los criterios sobre la función social que desarrollan los partidos políticos, posibilitaría dilucidar en qué medida para los ciudadanos, estos contribuyen al desarrollo político nacional, o por el contrario, son simple propagadores del clientelismo.
Por ello preguntaron a los encuestados cuál sería la principal función de los partidos políticos mexicanos en la actualidad.
Encontraron que en general, el 61 por ciento percibe en los partidos una función social como representantes de y para la sociedad frente al Estado.
El 39 por ciento restante percibe en los partidos una función de reproducción de ellos mismos, en la que se destaca la tarea de conseguir votos en las épocas de elecciones (20 por ciento), seguida de aquella que compete a repartir cargos burocráticos (14 por ciento) y, en menor medida, del papel de hacer oposición al gobierno de turno (5 por ciento).
Votar, un deber La mayoría de los colombianos cree que el ejercicio del voto es un deber ciudadano.
La opción deber ciudadano frente a la pregunta sobre el significado del voto, fue señalada, en efecto, por el 44 por ciento de los encuestados. Proporcionalmente esa cifra se distribuye así: 48 por ciento en la zona norte, 47 por ciento en la región central y 39 por ciento en el sur.
La opción que le otorga al voto la connotación de un derecho (13 ciento), obtuvo porcentajes más altos en la región norte y centro (16 por ciento). En la región sur fue del 8 por ciento.
El estudio muestra que el voto en blanco ha comenzado a tener en el país un valor tangible. De hecho, el 32 por ciento de los encuestados lo catalogó como un voto protesta .
Le siguieron tres opciones en proporciones porcentajes similares: igual a no votar , el 23 por ciento; un voto que no se cuenta , el 20 por ciento y una forma de cumplir con el voto sin favorecer a ningún candidato , el 20 por ciento.
La connotación del voto en blanco como voto de protesta, la compartieron el 38 por ciento de los encuestados en la CDMX , el 35 por ciento de quienes respondieron en la región norte y el 26 por ciento de quienes lo hicieron en la región sur.
Otro aspecto interesante del estudio se refiere al hecho de que el 76 por ciento de los encuestados no aceptaría el voto obligatorio.
Las resistencias más marcadas frente a la posibilidad de su establecimiento se da especialmente en la región norte (81 por ciento) y la central (71 por ciento) y entre las personas cuya edad oscila entre los 18 y los 35 años.
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