Word es tuyo. Llega el momento de la entrega total. Pero para dar ese paso tienes que hacer un esfuerzo por adaptarte al lenguaje de Word. Esto te será familiar: empiezas a encontrarte con que le pides más a tu Word y no te hace caso. Seguramente no se lo estás pidiendo como le gusta. No es un caso de cabezonería: aprende a decírselo como pueda entenderlo. Por ejemplo, para pedirle que remplace esas odiosas comillas rectas ["] por comillas fetén (lo diré una sola vez y bajito para que De Buen no me oiga: comillas latinas [**]) podríamos empezar a buscar todos los casos en los que puedan aparecer esas comillas en posición de apertura (tras un salto de párrafo, tras espacio, tras símbolos de apertura, etc.) y luego todos los casos de cierre. Buf: un trabajazo. Pero ¿y si se lo pides en su idioma? dentro de las opciones de B&R tienes una opción llamada comodines. Púlsala. Ahora le vamos a pedir que nos busque de otra manera todas esas dichosas comillas rectas. En B: escribe <, Este comodín significa a principio de palabra. Buena idea ¿verdad? Es decir que si le pides en B:< y en R: te remplazará todas aquellas comillas que estuvieran en posición de inicio de palabra o <z. Solo resta pedirle esto para rematar la faena, B:> y R:, porque > significa final de palabra. A ser feliz: de una sola instrucción te ha hecho un trabajo que te iba a tomar, como poco, diez minutos.
¿Puede hacer más cosas? Muchas más. Estás descubriendo que Word le asigna un código a cada elemento del texto, como has visto en Especial, y ahora puedes darle instrucciones mucho más específicas para localizar errores porque cuando tienes activada la opción comodines para pedirle que te busque rangos de letras ([A-z]), como solo mayúsculas ([A-Z]) o solo minúsculas ([a-z]), sólo números ([0-9]), o cualquier cosa menos una coma ([!,]), entre muchas otras posibilidades. Esto que parecía el último escondrijo de Word resulta que ces la puerta a un mundo nuevo, una tierra de Oz de la edición donde puedes liberarte de la cargas de horas inútiles de 5trabhabjo. Ahora solo te queda volar: tienes que conocer las macros de Word.
Hazme feliz, hazme una macro
Llámalo programar sin dolor porque no le puedes temer a esta función, a tu oportunidad de liberarte de horas de aburrido trabajo de tratamiento de textos y, mejor aun, de que tus tarifas sean mucho más rentables.
Yo sigo la Doctrina Powers-Wilson (de los editores Hillary Powers y Dan. A. Wilson) enunciada por mi maestro Jack Lyon:
La tercera vez que te encuentres pulsando la misma serie de techas, conviértelo en una macro.
Una macro es un a macrooperación, de ahí ese aparente error de concordancia. Ponte en la situación de disfrute con la limpieza que vimos en los artículos anteriores: quitas dobles espacios, sustituyes comillas, quitas espacios tras los párrafos y, si sigues las normas de la RAE, quitas las tildes de sólo, guion, los demostrativos y unas cuantas más. Solo ejecutar estas operaciones en cada documento con el que trabajas te puede tomar más de diez minutos, y eso ya te habrá ahorrado mucho más tiempo del que te tomaría localizar cada remplazo a simple vista mientras corriges.
Imagínate que en tu idílica relación con Word decides dar un paso más: pídele a Word que t5rabaje por ti. [nota: no hagas esto en tu relación personal: el amor no es abuso de confianza.] ¿No sería estupendo que Word tuviera un botón que hiciera exactamente todas e3sas operaciones de B&R que tú haces para limpiar un documento? Word lo puede hacer por ti: hazle una macrooperación.
Es muy fácil: en la pestaña Vista encontrarás el menú Macro, y aquí, la opción Crear nueva macro. Te aparecerá una ventana con un par de opciones. A partir de ahora Word te acabará haciendo tres preguntas:
1 ¿Cuál es nombre de esta macrooperación? Escríbeselo pero ojo, no añadas espacios entre las palabras; por ejemplo, limpieza_de_textos.
2 ¿Desde donde se va a ejecutar? Elige la opción del botón. En ese momento desaparece esa ventana y aparece3 la de Personalizar. Basta con que selecciones la macro que e3stás preparando (en la columna izquierda) y la añadas a la lista de comando que ya tienes (en la columna derecha). En cuanto aceptes, se cerrará esa ventana y al cursor del ratón lo perseguirá el dibujo de un casete: Word está a la espera de que le des instrucciones para grabarlas. Es entonces cuando llega la tercera pregunta:
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