LA FÓRMULA PARA SER FELIZ
En
esta vida todo se acaba. Lo único que perdura es el amor y las buenas o malas
obras, cada quien decide lo que quiere dejar para ser recordado.
La
experiencia que cada quien vive es única y nadie puede aprender de los errores
de las otras personas. A veces no pensamos nuestros actos y nos llevan por
caminos sinuosos y peligrosos. Algunas veces nos equivocamos y automáticamente
nos sentimos merecedores de ciertos castigos. Hemos sufrido injusticias e
ingratitudes, pero nosotros también se las hacemos a otras personas inocentes
que por lo regular son quienes más nos aman (hijos, pareja, padres, amigos,
etc.).
Esto
lo escribe una persona con fallas, pocas o muchas, pero fallas, que ahora es
muy feliz. Y me interesa compartir con ustedes estos logros para que sepan lo
fácil que es lograr la felicidad a partir de empezar a corregir cada acción y
se logra poco a poco. Día a día te das cuenta cómo vas adquiriendo confianza en
ti mismo y eso te alienta, a seguir adelante con tus buenas acciones. No
esperes reconocimiento de las demás personas, lo más importante es que te lo
creas tú y que te sientas bien y en paz. Pasado el tiempo las otras personas lo
notarán y poco a poco te harás una persona que cause admiración y digna de toda
la confianza, de tal manera que tus malas acciones quedarán en el olvido.
El
primer paso hacia la felicidad es hacer las cosas de la mejor manera posible.
La vida es un don maravilloso y ser feliz no es cuestión de suerte es una gran
virtud y todos somos capaces de lograrlo.
Disfruta
la vida, se alegre, sonríe. Hazlo todo correctamente y, como dicen, la verdad
te hará libre. Porque como también se dice, desconocer una verdad, te hace
esclavo de una mentira.
Todos
los días dale gracias a Dios (o en quien tú creas, porque todos, absolutamente
todos creemos en algo o en alguien y el que no sepa en quien, debe creer en él,
de lo contrario, no tiene ninguna razón, su existencia) por tu familia, por tu
vida, tus hijos, tu trabajo y todo lo que te haga sentir bien. Puede ser hasta
una planta, una fruta, un obsequio, etcétera. Trata de ver todo con amor y agradece
de corazón por permitirte vivir eso. Por todo lo que tú agradezcas, se te será multiplicado,
así que no permitas tener en tu mente o pensar en cosas malas o negativas
porque éstas también se multiplican. Cuidado con lo que piensas, debes ser muy
positivo y si algo malo se te ocurre cámbialo inmediatamente y elimínalo de tu
mente. Permite sólo lo bueno, lo positivo. Igualmente en tus actos.
Cuando
mires a tus hijos abrázalos y hazlos felices, ellos son quienes te aman
incondicionalmente y tú debes corresponderles con tus buenos actos y mucho amor,
porque son tu descendencia, tu regalo que la vida te da, recuerda que hay
muchos que quisieron, pero no pudieron ser padres. Actúa siempre justamente.
Mira la vida con optimismo. Sonríe siempre y que nunca te afecten los
problemas, porque esos son solo pasajeros. Se responsable en tus actos para que
vivas libre y en paz. Evita todo aquello que te avergüence.
Cuando
te suceda algo inesperado mantente positivo, quédate en paz, ten fe y déjalo en
manos de Dios, del destino o del universo. Si te detiene un instante a meditar,
reflexionar o simplemente, en pensar lo ocurrido, siempre obtendrás la
sabiduría necesaria para salir adelante. Vive siempre en el bien y la verdad.
Busca en tu corazón, la solución siempre está ahí. El universo siempre te
bendice, nunca te juzga. Es mentira lo que dicen las religiones acerca del
juicio final. El pecado no existe, lo que sí existe son los pensamientos
equivocados, los errores, las acciones no pensadas. Pero todo ello lo
aprendemos de otras personas e incluso en nuestra familia. Con esto que digo,
no culpo a los demás de nuestros malos actos, pero si influyen en nuestra
manera de pensar, equivocada en muchas ocasiones.
Las
religiones se hicieron con la mejor intención para llevarnos a vivir en paz,
pero con tantas mentiras nos han traumado, nos han hecho sentir pecadores y
hasta nos condenan. Quiero decirte que nada es pecado porque nadie obra mal con
esa intención. Todos en el momento en el que mal actuamos pensamos que eso es
lo mejor, pero después nos damos cuenta que nos equivocamos y no hay vuelta
atrás. Cuando vuelves en sí, es porque ya te están criticando, castigando y
hasta condenando. Es por eso que antes de actuar es importante que pienses en
las consecuencias que esto te traerá. Créeme que así evitarás muchos errores.
Por lo regular terminamos juzgándonos nosotros mismos y eso es aún peor porque
una consciencia intranquila te hace cometer más errores. Si tú te juzgas, te
lastimas. Nunca te juzgues y mucho menos te castigues, en lugar de recordar lo
malo que te ha pasado, mira hacia adelante y has las cosas bien. El pasado
déjalo en el pasado y no permitas recordarlo porque recordar es volver a vivir,
dicen los sicólogos que recordar te envejece y si este recuerdo es lastimoso,
nunca vas a parar de sufrir. Y ¿a quién le gusta sufrir? A nadie. No te
lastimes, debes dedicarte a ser feliz. Tu cuerpo es tan bueno, amoroso y
generoso, que si tú te perdonas y olvidas, él te da más felicidad y te ama aún más
por ser valiente y por tener la voluntad de salir adelante. Al mundo viniste a
aprender de tus errores y aciertos para lograr la mayor felicidad.
La
vida es como un sueño y te pertenece sólo a ti. Así que has de tu sueño de vida
algo verdaderamente hermoso, con lo que tienes. No quieras forzar nada. Cuida
tus ojos, tu cuerpo, tu alma y tu espíritu. Dentro de ti está el espíritu del
bien y de ti depende que este sea santo y que se sienta bien. Tu cuerpo es un
templo. Es también tu responsabilidad, cuidar del espíritu de tus hijos. No
hagas actos que los avergüencen, los dañen o los entristezcan. Ellos también
son espíritu del bien y merecen mucho amor. Recuerda que tus hijos son tu
reflejo y se miran en tu espejo. Lo que tu sientes, ellos lo sienten al doble.
Así que duplícales su felicidad, mucha felicidad. Mucho puedes hacer por tus
hijos. Todo lo que siembras cosechas. Si tú eres feliz y buena persona, ellos
lo serán aún más. Cuando tienes fe y amor, todo es posible. Ante los ojos de
Dios todos somos únicos, diferentes y valiosos.
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