LA FELICIDAD QUE PROPONE EL PRI.
En
las actuales campañas electorales, el partido en el poder (PRI) utiliza mucho
la palabra felicidad, buscando con ello obtener los sufragios de la mayoría de
ciudadanos, que acudan a las urnas el 7 de junio próximo.
Es
claro que las personas desean ser felices y que desean que sus seres queridos
también lo sean. La felicidad es una aspiración personal fundamental, y la
promoción de condiciones que la favorecen es sin duda una de las razones
constitutivas de los Estados. Por ello, alcanzar una sociedad donde los
ciudadanos llevan una vida con la cual están satisfechos constituye una
aspiración social legítima y muy meritoria. Además de una resolución de la
Organización de las Naciones Unidas en relación con la felicidad en años
recientes han surgido muchas iniciativas en diversas latitudes del planeta que
buscan hacer de la felicidad de los ciudadanos un objetivo social.
El
desee de que la felicidad de los habitantes sea un tema de consideración de la
política pública no surge de declaraciones de organismos internacionales sino,
fundamentalmente, de las demandas populares. En no pocos casos los ciudadanos
han mostrado su descontento con políticas y estrategias económicas y sociales
que, aunque contribuyen a lograr metas de crecimiento económico o de control de
inflación, no contribuyen a su felicidad. En algunos casos los ciudadanos
muestran ese descontento mediante manifestaciones populares, y en otros,
mediante el rechazo en las urnas del partido oficial.
La
brecha entre el descontento ciudadano y el aparente resultado de algunas
políticas públicas con base en los indicadores tradicionales de desempeño
social y económico es lo que ha motivado las iniciativas para medir la
felicidad de los ciudadanos y para hacer de ésta un objetivo social.
Ojalá,
el partido en el poder, no solo utilice la palabra para fines electoreros, sino
que sea una iniciativa a futuro, para que de esta forma la felicidad se vaya
incorporando al ámbito de la toma de decisiones públicas en México y cada uno
de sus rincones que lo integran, y de las decisiones de agencias
internacionales y no gubernamentales que procuran el desarrollo de los países.
El
interés por la felicidad, así como el ámbito de acción en el que se procura, no
se debe limitar a la esfera pública. En la toma de decisiones privadas hay
también una alta por los hallazgos del
estudio científico de la felicidad, al que algunos podemos tener acceso,
siempre y cuando haya interés verdadero. Por ejemplo, en el mundo empresarial o
de negocios, se sabe que los empleados felices son más productivos y que los
clientes felices son más leales. Aún más, los hallazgos pueden contribuir a la
mejor toma de decisiones por parte de las personas, quienes actúan motivadas
por la búsqueda de la felicidad, pero deben tomar sus decisiones con base en
una expectativa de felicidad que puede ser errónea. Pueden presentarse brechas
entre la expectativa y la realización de felicidad, en especial para aquellas
decisiones mayores y poco frecuentes, como la carrera por estudiar, el trabajo
por aceptar, la migración de ciudad y país, el diseño de una casa, la compra de
una casa, la hipoteca de un bien inmueble, y muchas otras. En estos casos, el
estudio científico de la felicidad permite a las personas y a las empresas
tomar mejores decisiones.
O
en verdad, estimado lector, no has experimentado un sentimiento o emoción de
alivio, de poder, de muchas cosas hermosas, cuando estás feliz, y sobre todo,
cuando lo estás, tomas decisiones más acertadas y aceptadas por tu familia, por
tus compañeros de trabajo o por los habitantes de tu colonia o comunidad,
independientemente, de la magnitud de la decisión tomada y que tiene que ver
con el ámbito espacial, social y político en el que te desenvuelves. ¿Verdad
que la felicidad existe? Y todos la tenemos a nuestro alcance, solo tienes que
conservarla el mayor tiempo posible contigo, que nada, ni nadie te la arrebate.
Recuerda,
que para ser feliz es fundamental creer en la felicidad, ese estado de ánimo
que cada ser humano se forja personalmente. Uno es tan feliz como decide serlo,
pues la felicidad se hace, no se encuentra; brota del interior, no viene de
afuera; la llevamos dentro y sólo necesitamos sacarla a la superficie,
disfrutando con plenitud lo que tenemos, sin ambiciona ni envidiar lo que otros
poseen.
Quizás
no depende de ti ser rico o poderoso, pero sí el ser feliz, y si te empeñas en
compartir con los demás ese estado de ánimo placentero, más feliz serás, lunes
la energía positiva que diseminados a nuestro alrededor se revierte sobre
nosotros.
¿A
cuántas personas conoces que teniendo bienes materiales en abundancia son
infelices? Esa es la mejor prueba de que la felicidad no reside en poseer, sino
en disfrutar lo que se tiene, y de que tú puedes ser tan feliz o tan desgraciada
en la medida en que decidas serlo. No es lo que tenemos, sino cómo lo
disfrutamos, lo que nos da la felicidad. Seamos felices.
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