A los seres humanos no les importan sus semejantes ni siquiera los de su propia sangre, salvo honrosas excepciones.
Si alguien nace le hacen fiestas, regalos, y tantas cosas más pero cuando ya pasan unas semanas, quizás meses no les vuelven a importar a los demás ese ser pequeño. Sus padres, abuelos y quizás otros parientes, si los van teniendo en cuenta, pero los otros seres, no.
Así va transcurriendo la vida de los seres humanos hasta que mueren y sucede lo mismo. Al final nadie los recuerda.
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