Antivalores mexicanos.
Como
ya lo he señalado en anteriores entregas, el mexicano es una especie rara,
suigéneris, distinta, diferente, pero no en el mejor de los sentidos, sino al
contrario, nos distinguimos ante el mundo como una especie llena de defectos y
antivalores, lo que indicaré es solo una minúscula muestra de ello.
Como
se dice y se dice bien, la educación empieza desde el hogar, y más que a las
palabras, es a los hechos, a los actos, a lo que se le hace caso y por ende, de
estos es de lo que se aprende. Para bien o para mal, pero se aprende.
Las
palabras, son eso, simples palabras, sin sustento, cuantas veces se dice a los
hijos que no se debe mentir, y cuando los busca alguien no grato o que les va a
cobrar o a exigir algo, se les dice, dile que no estoy. ¿Qué le estás enseñando
a tus hijos? A mentir, a engañar, a ser hipócritas, falsos, deudores, etcétera.
Porque una mala acción lleva entrelazadas varias más y desafortunadamente,
todas igual o peor de negativas.
Se
camina o estorba, en la calle, como se hace en casa, no tienen la mínima idea
de que la calle es de todos y para todos, que si se va acompañado, no es
obstáculo para permitir el paso a los demás, ya sea de frente hacia nosotros o
que vayan por detrás de nosotros, pero con más prisa. Sin embargo, hasta más se
extienden para que los demás se bajen de la banqueta o vayan a su paso. Cuando
se les pide permiso, hasta se molestan y apenas se mueven. Recuerda amable
lector, que pedir permiso, es decirle al otro que estorba. Porque teniendo un
poco de raciocinio no hay la necesidad de hacerlo.
Si
van comiendo por la calle, tiran la basura donde se les antoja, o la dejan en
las puertas o ventanas que estén a su paso, si es líquido, se limpian en las
paredes, en los productos de algún negocio que les queda a su paso, y no les
importa causar daños a terceros con su conducta negativa.
Al
respecto, es común encontrar los baños públicos, de tiendas, negocios,
centrales de autobuses, aeropuertos, cines, etcétera, rallados, con frases o
dibujos vulgares, que muestran el grado cultural de quien los hace.
Es
necesario marcar con tubos, concreto, señales fijas, por donde y como se deben
mover, lo que además de verse feo, causa gastos mayores del presupuesto público
que podría usarse en otros servicios necesarios para la población o privado
(cuando es una empresa, institución o negocio particular), porque no hay el
mínimo ápice de respeto a una simple cinta o cartulina que indique que no hay
paso o es sentido contrario.
Los
automovilistas se cuecen aparte, no respetan al peatón, cuando es éste el
principal usuario de los cruces de las calles, donde no hay semáforos o agentes
de vialidad, pero no los respetan. Incluso hay unos imbéciles que se dan cuenta
que alguien adelante va a cruzar, hasta aceleran más para impedirles el paso.
Circulan en sentido contrario, no respetan el uno por uno, los semáforos, los
pasos de cortesía, cuando alguien estacionado se quiere incorporar al flujo
vehicular, etc.
En
los negocios, pequeños o grandes, abren la mercancía, rompen los empaques,
incluso, hasta destruyen el mobiliario o frascos, cajas, y se hacen los
desentendidos, piden que les corten, pesen o midan cualquier mercancía y no se
la llevan, no les importa afectar a los comerciantes o dueños, porque para estos
individuos con mentalidad mediocre, la gente que tiene dinero producto de su
trabajo diario, es mala, merecen que le pasen cosas que los afecten, que su
fortuna es mal habida, los envidian y por eso en cuanto pueden destruyen lo que
es de otros. Por la estúpida creencia que ronda en sus cabezas enfermas, en
lugar de seguir su ejemplo.
La
gente pobre, de mentalidad y de economía, siempre anda de prisa, pero no porque
esto sirva para mejorar, sino porque siempre salen sobre el tiempo y quieren
compensar su flojera, apurando a los demás, si están en un negocio esperando el
cambio o la mercancía, tamborilean los dedos en la pared, mesa, escritorio,
estante, mostrador, molestando a quien lo escucha. Si van en automóvil, lo
hacen a velocidad inmoderada, apuran a los demás, es fácil darse cuenta de una
gente que utiliza la prisa para mejorar y la gente que la usa por imbecilidad.
Otra
manera negativa es la de no saber escuchar, porque si alguien les dice algo, lo
están interrumpiendo o diciendo ya sé, ya sé, y si es una instrucción, por esa
mala costumbre, se les tiene que repetir varias veces, lo que correctamente
debería quedar claro con una sola vez.
Si
se dedican al comercio, utilizan indebidamente la banqueta, incluso la calle
para colocar su mercancía, extendiéndose lo más que se les permita, como si con
eso fueran a vender más. Si la autoridad competente, les pide quitarse, primero
se molestan, después lo hacen, pero una vez que se va el encargado, vuelven a
colocar todo, sin importar que estorban y dan un mal aspecto a la ciudadanía.
La
gente está acostumbrada a sacar ventaja de tiempo, espacio o dinero, de lo
contrario se molestan, se hacen los ofendidos, los dignos. No pagan sus deudas,
no pagan impuestos, tienen colección de tarjetas de crédito bancarias y de
tiendas departamentales y todas tienen deuda pendiente, porque se endeudan y no
pagan o sólo cubren el mínimo.
Por
el momento, solo menciono esto, recuerda amable lector, si no lo haces,
felicidades, si lo haces, evítalo y si lo haces y quieres seguir haciéndolo,
adelante, solo recuerda que el único que se hace como tío lolo eres tú y aunque
digas que todos hacen lo mismo, hay gente diferente, que de verdad vale la pena
y es la que te está observando y tarde o temprano te pondrá de mal ejemplo. Pero
sobretodo, piensa que ejemplo le estás dando a tus hijos. Rompe el círculo
vicioso y conviértete en un mejor ser humano.
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