martes, 16 de agosto de 2016

Yo soy.

En el nombre de la presencia de Dios que yo soy, en el nombre de Hércules, expreso mi voluntad de ser divinamente libre en mente, sentimientos, cuerpo, finanzas, mundo y asuntos. Expreso mi voluntad de ser maestro divino, de ser el Dios encarnado.

Mi amado ser cristico yo soy, en mi: ¡Te amo, te adoro! Yo invoco la llama dorada del Cristo cósmico de amor e iluminación, para que me envuelva hoy. Yo soy la iluminación y sabiduría de Dios dirigiéndome en todo lo que yo hago. Yo escucho y yo comprendo y yo bendigo todo lo que yo contacte hoy.

Ahora realizo que viva, dentro de mi cuerpo físico, ésta, la llama sanadora que me corrige de toda imperfección. Ahora realizo que, viviente, dentro de mi cuerpo físico, tengo el infinito poder proveedor de todas mis necesidades y requerimientos. Ahora realizo que viva dentro de mi cuerpo físico, ésta, la inteligencia por medio de la cual todas las formas me darán la perfección que existe dentro de su esencia primaria. Ahora realizo que no hay sino un solo poder de Dios dentro de mi propio corazón y que ese poder actúa para mí según la fe que yo tenga en él. De esta manera, mi santo ser cristico yo soy en mí, yo te llamo, ven y deja que tu plan divino se cumpla.

Amados corazones: no hagan grandes esfuerzos para ir a encontrar la presencia de Dios. Aquiétense y encuéntrenla en la paz de sus propios mundos sensorios.

Abran los ojos y comprendan que el majestuoso poder de Dios se encuentra en el latido de sus corazones y permitan que esa naturaleza divina, flameando a través de la carne de ustedes, desde su propio lugar, sea testigo de esta convicción anclada en el mundo sensorial de cada uno de ustedes del todo poder y amor de la presencia de Dios.

¿Quieren ustedes hacer una cosa? Cada mañana, mientras meditan sobre la naturaleza de su presencia; el poder de su presencia; la maestría de su presencia, contémplenla por un momento, entonces traten de ir más allá e intenten ser esa presencia, sólo por media hora. Esto es lo que yo pido a las corrientes de vida que desean servirnos; pero estén alertas ante el pequeño gusanillo del orgullo espiritual que, a menudo, trata de introducirse dentro de la bella flor espiritual de ustedes, para destruir su perfección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario