sábado, 20 de agosto de 2016

Yo soy.

Yo reto a cualquier individuo que se encuentre deprimido; as cualquiera que esté dolorido, a cualquiera que se sienta encadenado en alguna formas, que utilice la llama de la adoración (que es la naturaleza verdadera del ser) y que si al usarla no siente o no ve liberación, entonces el sol y los planetas no seguirán moviéndose en sus respectivos caminos.

Amado Chamuel, te amo, te bendigo y te doy gracias por tu benditas asistencia a mí, y a todas la humanidad. Enciende y flamea tu rosada llama de la adoración a través de todas las células de mi cuerpo y haz que se expanda la perfección hasta que llene todo mi ser y mundo: enciende tu llama de la adoración a través de mis sentimientos para que se expandan amor divino en mí hasta que se haga contagioso a toda la vida que yo contacte. Manteniéndome sellado en un piular de llama rosa de amor, adoración, confort y perfección.

Te traigo la plenitud del rayo y la llama rosa. Te los traigo como una alquimia espiritual disolvente para desterrar aquellos resentimientos y presiones de energía dentro de tu mundo sensorial que yacen enterrados profundamente dentro de tus memorias (cuerpo etérico). Esas presiones son causadas por la infinidad de experiencias infelices que tuviste en el pasado y que han formado heridas y cicatrices en tu cuerpo etérico. Estas cicatrices se vuelven a reventar a la menor provocación, brotando hacia fuera de nuevo el veneno de pasadas enemistades, delitos y malcompromisos.

El hombre no sabe lo que carga encima, enterrado profundamente en este departamento que la ciencia llama el subconsciente. Ese reino donde están yaciendo atrofiadas las memorias de cada una de las experiencias vividas en cada encarnación desde el primer día en que esa vida cayó en desgracia hasta el momento presente. El plan divino reúne ciertas vidas repetidamente, presentándoles nuevas oportunidades continuamente para que enderecen las cosas entre ellos.

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