Orgullo mexicano.
Estamos a unas horas
de celebrar un aniversario más (209) del inicio de nuestra independencia y
aunque la historia habla de que ocurrió un día antes, pero que el villano
presidencial favorito de los políticos y escritores oficialistas, Porfirio
Díaz, lo institucionalizó el 15 de septiembre porque es la fecha de su
cumpleaños, lo cierto es que ese día todo México y por ende, sus ciudadanos,
sacan a flote su orgullo nacional, aunque, desafortunadamente la tecnología,
como en muchos casos, está terminando con esta tradición, porque conforme pasan
los años, va decreciendo la compraventa de las banderas de distintos tamaños,
moños, campanas, cornetas, silbatos, papel picado tricolor, y todo lo alusivo a
tan importante fecha. Antes era común observar muchas casas adornadas con estos
ornamentos, los balcones, las fachadas, los automóviles, lo que esta ocasión,
se mira menos.
Me refiero a la
tecnología, porque en las redes sociales: Facebook, twitter, whatsapp,
instagram, YouTube, etc. Los usuarios sin quehacer productivo, se dedican a
atacar al gobierno federal en turno, lo que merma el fervor patrio, porque la
gente que oye, mira o lee estos ataques, cree ciegamente todo. Y simplemente se
dedican a repetir lo mismo. Provocando además, el alejamiento de los ciudadanos
de las plazas públicas de la cabecera municipal, impulsando al gobierno del
nivel respectivo, a contratar artistas famosos, para que asista la población,
lo que antes no se necesitaba. En los poblados, congregaciones y rancherías, se
sigue dando, aunque en menor medida, ese fervor patrio, donde no se necesitan
famosos para llenar las plazas o parques y se divierten con bailables de
alumnos de los distintos grados escolares, poesías, juegos pirotécnicos,
toritos, bandas o grupos musicales locales, a diferencia de las grandes
ciudades.
Lo que es imperdible,
es el consumo inmoderado de alcohol, acompañando una deliciosa cena alusiva a
la época, pozole (verde, rojo y blanco), enchiladas, chiles en nogada,
empanadas, gorditas picadas, tostadas, garnachas, panuchos, pambazos, tacos
dorados, etc. según el estado o región de nuestro país. Esto provoca,
discusiones sin razón, peleas verbales y físicas, porque al calor de las copas,
botes y botellas, aflora el equivocado orgullo nacionalista, terminando mal
esas reuniones, sean familiares, o entre amistades y/o conocidos.
Esta es una fiesta
nacional, la única y más importante que tenemos, por lo que debemos celebrarla
con orgullo y gran fervor, pero sobretodo, es urgente reflexionar, en ¿que estamos
haciendo mal como individuo y en general, como país?, ¿porque no hay las
condiciones apropiadas para vivir mejor?, ¿porque tenemos tantas carencias
personales?, y otras interrogantes, que redundan en todos; ya lo he señalado en
otras entregas y aunque parezca repetitivo, es necesario ir cambiando los
vicios personales que todos tenemos, porque es lo que se transmite a nuestros
descendientes y no tenemos la calidad moral ni humana, para pedirles hagan lo
contrario, si nuestro ejemplo está pésimo.
Sólo buscamos el
error del otro, para obtener una ventaja, material o económica, no respetamos
casi nada, queremos ser siempre el primero en pasar, en llegar, en ganar,
cuando la verdadera convivencia consiste en ambas partes, ganar-ganar, lo que
se puede hacer, si todos contribuimos día a día con nuestro granito de arena.
Esto debe ser el verdadero nacionalismo y desde luego, el orgullo de ser
mexicanos, un cambio paulatino en nuestra manera individual, que trascienda a
todo los rincones el mundo, donde seamos presentados como una nación normal, no
como en la actualidad que servimos de mal ejemplo, y somos vistos como bichos
raros y una especie diferente pero en el aspecto negativo.
Mientras tanto amable
lector te invito a un nuevo renacer como nación, sacando con orgullo un grito
fuerte, desde el corazón, porque hoy hay que festejar, celebrar y disfrutar de
nuestra gastronomía nacional, solos, con la familia, con los amigos, con los
vecinos, compañeros de trabajo, conocidos, con quien sea, pero que no pase desapercibido,
pese a la realidad que vivimos,
verdadera o inventada, hoy es el día oficial de todos.
¡¡¡Viva México!!!
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