Nuestra confianza
personal.
Navegando por la red, encontré un análisis
realizada por Kent Sayre en donde desarrolla los conceptos que su experiencia
le han dado para presentarnos siete consejos que pueden aumentar nuestra
confianza personal. Muchas veces nuestro interior está lleno de dudas y miedos
y, creo poco efectivo y estimulante cargar con estas sensaciones el resto de
nuestra vida.
Cuántas cosas se han dejado de hacer por temor
al fracaso, por miedo al qué dirán, por dudas sobre la capacidad para hacer
realidad un proyecto de vida, de trabajo, llevar a cabo una encomienda o
intentar algo que deseamos, como un viaje, una casa, cambiar de empleo,
solicitar un aumento de salario. Entre los jóvenes, hablarle a una chica sin
temor al rechazo.
En el ámbito laboral muchas veces se abandona
una aspiración legítima por pensar que otros tienen méritos mayores o por temor
a llegar hasta quienes pueden otorgar la promoción. En cualquier caso, la falta
de confianza en uno mismo puede ser muy mala consejera y un motivo permanente
para detener las áreas de desarrollo
personal.
Por ello es que me parece interesante compartir
con mis paisanos estas ideas que pueden ser de utilidad. Nos dice Sayre que
ante el primer síntoma de desconfianza te preguntes qué es lo peor que te
podría pasar si lo intentas. Por lo general damos demasiada importancia a
supuestos problemas y obstáculos sin pensar que quizá sean producto de nuestra
mente. Kent sugiere que se utilice más energía en lograr lo que deseamos y
evitemos gastarla preocupándonos por cosas que tal vez no existen. Piensa
previsoramente en los riesgos, clasifícalos, pero no te paralices.
Segundo, si estás asustado por algo que vas a
enfrentar por primera vez, Sayre sugiere que imagines que ya lo has hecho antes
y agrega que recuerdes algo que se parezca para que fortalezcas los ejercicios
de visualización aplicando tus cinco sentidos. Esta idea se basa en la
difundida de que la mente no diferencia entre algo imaginado con mucho detalle
y un hecho real.
Tercero, haz un viaje imaginario al futuro y
pregúntate si lo que enfrentas es algo importante como ahora te parece.
Ejercita tu imaginación e imagínate en tu lecho de muerte haciendo un recuento
de lo más significativo que ha sido tu vida, rodeado de tu familia y tus
amigos. Piensa en si lo que ahora temes aparece en ese repaso como algo
singular y valioso de tu existencia. Lo más seguro será que no y entonces
comenzarás a perderle “respeto” y temor a lo que vas a hacer.
Cuarto, anula la molesta y negativa reflexión
interna que te dicta cómo actuar, cuando sientas que allí está el problema.
Imagínate que apagas la radio o bajas el volumen de la televisión hasta cero.
Después, llena tu mente de pensamientos positivos cargados de energía.
Quinto, piensa en “cómo sería si…”. Entre más
aristas de acción y solución, entre más posibilidades imagines, más ricas serán
tus probabilidades de lograr lo que buscas.
Sexto, encuentra a alguien experto o que
conozca sobre la actividad que vas a emprender e imítalo. Toma como modelo su
comportamiento, su actitud, sus valores, sus creencias; aplícalo, a tu manera,
en el contexto que tú necesitas. Más tarde generarás tus propios
comportamientos, actitudes, valores y creencias.
Séptimo, recuerda en todo momento que pierdes
el cien por ciento de las oportunidades que no intentas. Para conseguir lo que
quieres debes decidirte y actuar. Pregunta y sabrás, busca y hallarás, intenta
y lograrás. Tal vez no todo sea al primer intento, pero los fracasos y las
cosas no logradas son una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal.
Piensa positivo y optimista porque así pondrás una alfombra tersa por el camino
que decidas ir.
Yo sufrí de muchas cosas en mi edad escolar,
pero siempre encontré gente en mi camino que me hizo alejar los fantasmas que
me hacían tener miedo. Hoy tenemos más conocimientos al alcance, pero veo que
la mayoría, transita más extraviado que nunca. Ahuyéntalos día a día de tu vida
personal.
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