EL PARTIDO REVOLUCIONARIO
INSTITUCIONAL.
Bajo el régimen de Porfirio Díaz (1877-1911) México había logrado altas
tasas de crecimiento
económico, pero ello a costa de un inequitativo reparto de la
riqueza y de una creciente dependencia hacia el exterior.
La caída de Díaz fue originada por un enfrentamiento armado, la Revolución
Mexicana, que culminó con la promulgación de la Constitución
de 1917, la más avanzada en su tiempo,
fue la primera del mundo en incorporar disposiciones de contenido social.
Al terminar la segunda década del siglo, México se encontraba en una
situación bastante precaria después de la prolongada lucha armada. En la esfera
política, los distintos ejércitos estaban liderados por caudillos que habían
defendido distintos intereses y mantenían compromisos con las regiones, tropas
y personajes que habían patrocinado sus operaciones
militares. Los débiles hilos que sostenían el pacto nacional no eran capaces de
promover las tareas de reconstrucción económica, la búsqueda de soluciones
que permitieran una transición pacífica del poder y evitar el riesgo
de inestabilidad en las nacientes instituciones de la República.
La pobreza
generalizada en el país, severos problemas financieros con el exterior y la
existencia de caudillos poderosos, hicieron necesaria la definición de un
frente político que previniera la posibilidad de un nuevo golpe de
Estado, de otra asonada o levantamiento, como la rebelión
delahuertista en 1924, la rebelión de Serrano en 1927 o la guerra
cristera en 1929.
El primero de diciembre de 1928 se firmó el Manifiesto del Comité
Organizador del Partido Nacional Revolucionario (PNR), mediante el cual el general
Plutarco Elías Calles invitaba a "todos los partidos, agrupaciones y
organizaciones políticas de la República, de credo y tendencia revolucionaria,
para unirse y formar el Partido Nacional Revolucionario".
El 4 de marzo de 1929 se fundó el PNR. El nuevo partido fue el marco para
la integración y organización de las facciones de la Revolución en un solo
organismo político y aseguró el cumplimiento del principio revolucionario de la
no reelección y la continuidad de los programas de gobierno.
El sistema
de partido preponderante puso fin a la endémica anarquía política y le dio a
México una sólida estabilidad política; en adelante la lucha por el poder se
desarrollaría al interior del PNR.
El partido, junto al fortalecimiento de un régimen presidencial capaz de
aglutinar a los más diversos sectores del México de ese tiempo, constituyó una
solución política que acabó con el dilema entre los sistemas
dictatoriales y la anarquía tradicional.
Se desligaron así los destinos de la Revolución Mexicana en su etapa de
jefes militares de las actividades y la fuerza
personal de los prohombres, y con la nueva fórmula se dio cauce al impulso de
las instituciones, principios
y programas derivados del movimiento armado y de la Constitución de 1917.
Años más tarde, el 30 de marzo de 1938, el Presidente Lázaro Cárdenas lanzó
la declaración formal de la Asamblea Nacional Constitutiva del Partido de la
Revolución Mexicana (PRM) que sustituiría al PNR. Con esa iniciativa se
garantizó el liderazgo
del Presidente en turno dentro del partido; se le dotó además de una nueva
orientación ideológica y se apuntalaron los mecanismos de participación
política mediante la sectorización de sus bases de apoyo, emergiendo así los
sectores obrero, campesino y militar.
La nueva estabilidad política no se logró mediante el uso de la fuerza. En
el mismo año de su fundación, el PRI compitió con 60 partidos registrados. El
triunfo de Alemán inauguró la etapa de Presidentes civiles en la historia del país. Muchos
países de América
Latina necesitaron más de cuatro décadas para lograr sustituir a los
regímenes militares por gobiernos civiles.
El 18 de enero de 1946 tuvo lugar la Segunda Gran Convención del Partido de
la Revolución Mexicana, que dio lugar a su transformación como Partido
Revolucionario Institucional, designándose como primer presidente del Comité
Central Ejecutivo a Rafael Pascasio Gamboa.
El PRI, desde entonces, quedó únicamente constituido por los sectores
agrario, obrero y popular, y adoptó el lema "Democracia y Justicia
Social". Días después rindió su protesta Miguel Alemán Velasco como
candidato del PRI a la Presidencia de la República
En lo sucesivo, los gobiernos emanados de la Revolución derivaron su
legitimidad en el consenso de las distintas fuerzas políticas y en la
continuidad de los programas de gobierno, sustentados en principios tales como
el desarrollo
económico; la justicia social; la reforma
agraria; la protección de los derechos de los
trabajadores; la educación gratuita para todos; la disciplina
de las fuerzas armadas al poder civil; el continuo ensanchamiento de las
libertades políticas y, entre otras, la afirmación de la independencia
de la nación frente al exterior.
Así, durante los veinte años posteriores a la Segunda
Guerra Mundial, México mantuvo --en contraste con América
Latina— un crecimiento económico sostenido, del 6% anual en promedio, y
resolvió a través del consenso mayoritario la lucha por el poder.
El partido fundado por Calles gobernó sin suspender las garantías
constitucionales, sosteniendo siempre la vigencia del orden legal derivado de
la Constitución de 1917; este es un hecho notable en el mundo, siendo las
únicas excepciones las naciones europeas que no han tenido más de tres
Constituciones en el Siglo XX.
Los gobiernos del PRI han impedido los golpes de Estado y desde 1946 han
sostenido a regímenes civiles; ningún país en América tiene este expediente.
Los regímenes surgidos del PRI han realizado una defensa sólida de la soberanía
e independencia del Estado en el contexto internacional, basada en principios
históricos que han apuntalado la presencia y prestigio de México en los
escenarios internacionales.
Como fundamento de la estabilidad política, y en respuesta a la evolución
de una sociedad
más demandante, plural y participativa, tras sucesivas reformas
político-electorales, el PRI garantizó el fortalecimiento de las instituciones
y logró encauzar la pluralidad política y social a través del perfeccionamiento
del régimen de partidos. A partir de los setenta, el PRI ha transitado de ser partido
único a partido hegemónico, y hoy es el partido mayoritario y el único con más
presencia nacional.
En 1994, a pesar de los rezagos económicos acumulados, de una vulnerable
situación financiera, la irrupción de un grupo armado en Chiapas y una presencia
más amplia de los partidos opositores al PRI en los gobiernos estatales,
municipales y locales, México logró la hazaña –en las elecciones más competidas
de la historia de la nación-, que los ciudadanos acudieran en un 78% del padrón
electoral a las urnas, en paz y en libertad.
El sistema presidencial y el PRI no han sobrevivido 70 años porque hayan
sometido a un México pasivo a décadas de gobierno autoritario, sino porque
reflejan la fuerza y la debilidad, las virtudes y los defectos de los propios
mexicanos: combinan un sentido ritualista de lo jerárquico con una enorme
capacidad de negociación
Por consiguiente, el sistema político ha requerido de un mantenimiento
constante y una renovación frecuente.
El ex presidente, Ernesto Zedillo Ponce de León, frente al impulso democratizador,
dentro y fuera del priismo, renunció a su capacidad meta constitucional de
designar a su sucesor. Culminó con ello una larga tradición en la que a través
de mecanismos conocidos como el "dedazo" o el "tapadismo",
el Presidente en turno no sólo elegía a su sucesor sino vulneraba el papel
protagónico que, como a todo partido político, le correspondía al PRI. Hoy,
después de 12 años de estar alejado del gobierno federal, nuevamente está
gobernando, pero sus formas siguen siendo las mismas, la mayoría de los
ciudadanos votan por sus candidatos, aunque después continúan quejándose y así
gira la democracia, como lo dijera Mario Vargas Llosa, en torno a la dictadura
perfecta.
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