MENTIR ¿ALGO NATURAL?
Rollos verbales, mentiras piadosas, embustes,
chismes (incluso hace dos sexenios un ex secretario de Gobernación dijo ser
víctima de “sospechosismo” –estoy seguro que esa palabra no existe—seguro se
trató de otro tipo de mentira). Sin importar cómo les llamemos o el contexto en
el que ocurran, todos tenemos una opinión sobre qué son las mentiras y hay un
sinfín de maneras de describir el acto de mentir. Para mí, una mentira es una
acción corporal, una acción verbal o una omisión que se usa para engañar a otra
persona. Por ejemplo, un ladrón miente con el cuerpo al simular que no hace
nada malo, cuando en realidad guarda cosas en sus bolsillos. A su vez, una
persona puede engañar a otra al decir, o no decir, ciertas palabras. En ambos
casos, se busca engañar acerca de lo que es verdadero.
La gran mayoría de las personas coincide en que
mentir es un acto deshonesto. Por ello, debido a la connotación negativa que
lleva implícita, cuando son interrogadas, muchas personas dicen que rara vez
mienten. En la mayoría de los casos esto es incorrecto. A lo largo de los años
se han hecho muchos estudios sobre la frecuencia con que se miente. Algunos
concluyen que la gente dice por lo menos dos mentiras al día (¡tan sólo 730
veces al año!) mientras que estudios más recientes sostienen que las personas
comunes pueden llegar a mentir al menos tres veces en cada conversación que
dure aproximadamente 10 minutos. El punto medio se encuentra en una
investigación de Robert Feldman, de la Universidad de Massachusetts, en la cual
se halló que 60 por ciento de las personas mienten por lo menos dos veces en
conversaciones de 10 minutos. A la mayoría de las personas les sorprenden estas
estadísticas, que rayan en lo increíble. Esto es comprensible ya que una de las
mayores ofensas que se puede hacer a alguien es acusarlo de mentiroso. Sin
embargo, los múltiples estudios llevados a cabo en diferentes grupos sociales y
culturales demuestran un hecho innegable: la mentira es universal y cotidiana.
Al principio, cuando las personas escuchan o
leen esto, tienden a no estar de acuerdo. Admito que en un inicio suena
escalofriante. La única manera de que dichas estadísticas tengan sentido para
nosotros es conociendo la naturaleza de la mentira y aceptando que se trata de
un elemento normal de la interacción entre los seres humanos. Sólo cuando
entiendas la naturaleza de las mentiras y puedas identificar cuándo alguien te
dice una, serás capaz de calcular el motivo por el cual te quiere engañar.
En términos generales, hay dos tipos de
mentiras: las que se dicen en beneficio propio y las que benefician a alguien
más. Como su nombre lo indica, las mentiras en beneficio propio se usan para
ayudar a la persona que las dice, mientras las que benefician a alguien más
ayudan a otra persona. Las segundas suelen ser innocuas y rara vez resultan
dañinas. Son las llamadas mentiras piadosas y son políticamente correctas, ya
que su intención es beneficiar o proteger a alguien más. En cambio las mentiras
en beneficio propio tienen un potencial para dañar a quienes les son dichas.
Porque dan ventaja o protegen a quien las dice. Las cuatro razones principales
por las cuales se miente en beneficio propio son:
·
Protegerse
de la vergüenza.
·
Dar
una impresión positiva.
·
Ganar
ventaja.
·
Evitar
un castigo.
En muchos casos mentir puede ser muy dañino
para otras personas y arruinar nuestras relaciones, y a nosotros mismos. Así
que hay que aprender a moderarse.
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