Mentiras en beneficio de alguien más…
Hace unas semanas,
hablé de la mentira en general, ahí mencioné que éstas se realizan en beneficio
propio y en beneficio de otros, hoy mi comentario va relacionado con lo
segundo, espero les resulte útil.
Las mentiras que
benefician a alguien más se centran en otras personas. Usualmente se utilizan
con buena intención y, en la mayoría de los casos, si son descubiertas,
resultan poco dañinas a quien se dijeron. Este tipo de mentiras suelen
conocerse como mentiras piadosas y son políticamente correctas, ya que su
intención es beneficiar o proteger a alguien más.
Estas mentiras se dicen
automáticamente para responder preguntas comunes: ¿Cómo estás? ¿Cómo te ha ido?
¿Qué tal la familia? En casi todos los casos, las respuestas a estas preguntas
son mentiras en beneficio de alguien más, dichas de manera automática y
positiva: Estoy muy bien; no me ha ido nada mal; la familia, bien. Aunque se
trate de una preocupación sincera, cuando alguien hace este tipo de preguntas
no espera una respuesta exacta y detallada.
Esta clase de mentiras
no siempre deben ser sobre asuntos superficiales o sólo como parte de una buena
educación. Tampoco se restringen al círculo familiar o entre amigos. Pueden
producir varios engaños entre personas completamente desconocidas; algunas
veces de modo forzado. Por ejemplo, cuando alguien es testigo de cómo una mujer
desesperada se va de casa y busca refugio en la de la vecina para huir de los
golpes de su marido. Si el marido le pregunta, es entendible que el testigo
diga una mentira para proteger a la mujer. Señalando una dirección falsa. Puede
ser que el testigo no conozca a ninguno de los involucrados en la situación.
Sin embargo, dice una mentira en beneficio de alguien más para ayudar o proteger
a otra persona: en este caso a la mujer.
La sociedad permite,
incluso espera este tipo de mentiras como parte natural de la interacción entre
sus integrantes. Estas mentiras son el lubricante que permite a las tuercas de
la sociedad moverse con facilidad, evitando fricciones innecesarias. A pesar de
que son dichas con buenas intenciones, no dejan de ser mentiras ya que están
diseñadas para ocultar la verdad. De todos modos, es difícil juzgar a alguien
que dice esta clase de mentiras ya que se espera que todos las digamos.
Amable lector, tómate
un momento para reflexionar en las estadísticas mencionadas, anteriormente,
sobre la frecuencia con que mentimos: ¿Te sigue pareciendo sorprendente mentir
por lo menos una vez en una conversación que dura por lo menos diez minutos? Si
te interesa comprobar estas estadísticas, sugiero que lleves un registro de las
mentiras que dices durante una semana, escribe cada una de las que digas sin
importar que tan significativas puedan parecer. Si eres completamente honesto
te sorprenderá darte cuenta de la frecuencia con que mientes y de qué tan
necesarias son las mentiras. Si aún no te convences, trata de no decir una sola
mentira durante una semana. Verás lo difícil que es y cómo puedes lastimar a
otras personas al decirles siempre la verdad.
Espero, pues, que mi
comentario te haya ayudado a comprender porqué y cómo es que mentimos con tanta
frecuencia, así como a cambiar tu punto de vista sobre lo deshonroso que
resulta para una persona mentir, sobre todo al tratarse de mentiras en
beneficio de alguien más. Sin embargo, el siguiente tipo de mentiras, pueden
estar motivadas por razones siniestras y esas si dañan a muchas personas; pero
en una entrega próxima hablaré de ellas.
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