Mexicanos pobres, país atrasado.
Desde
que Donald Trump era precandidato presidencial de los Estados Unidos de
Norteamérica, cuando externó su opinión respecto a la mayoría de connacionales
que cruzan la frontera para internarse en su país, muchos mexicanos se
indignaron, desde ese momento la crítica feroz, que en nada le afecta, se puede
observar en los medios electrónicos, impresos e internet, esta semana, se acaba
de referir a los pandilleros salvadoreños de la llamada MS-13 (mara
salvatrucha), esos que se sienten lienzos de artistas de la pintura, por tanto
tatuaje que portan; los llamó animales, y los mexicanos, para no variar, hasta
una nota diplomática enviaron al gobierno estadounidense, solicitando una
disculpa. Se sintieron aludidos. Resulta grotesco, simple y mediocre el nivel
de la política mexicana en la actualidad, ¿juegan al teléfono descompuesto? O
¿realmente esa es la escasa preparación de nuestros dirigentes? Ambas opciones
son degradantes para cualquier inteligencia promedio. Habiendo temas
verdaderamente importantes, se distraen en tonterías.
Es
alarmante, el retroceso que actualmente observamos en la gente; de unos años
para acá, la ignorancia y todos los vicios que conlleva se han incrementado de
forma acelerada. Se están perdiendo, los de por sí, pocos cimentados valores
básicos del individuo, esos que lo convierten en un triunfador o en un
mediocre.
La
idiosincrasia mexicana, es la de ser seguidores, la de copiar más lo negativo
de los demás, que lo positivo, el mexicano promedio, que son la mayoría, sólo
está esperando que otro cometa algún acto contrario a la ley, una infracción,
para hacer lo mismo, lo malo de eso, es que se convierte en costumbre, se
convierte en una manía, nada recomendable, nada digna de ser imitada.
Estas
acciones, aunque muchos no lo crean, con el paso del tiempo y el aumento
indiscriminado de ellas, van estancándonos como seres humanos, como Nación, lo
que como dije antes, propicia el momento actual que estamos viviendo. Una
descomposición social en cualquier rincón de nuestro país.
Las
autoridades, como carecen de la debida capacidad, preparación y experiencia
para X o Y cargo público, esto porque se acomodan, por prestar servicios, no
brillantes a los que están encumbrados políticamente, los familiares, ahijados,
detalles, en otras palabras, los recomendados que muchas veces carecen de la
mínima aptitud y que tanto daño han causado al país desde hace tiempo, no saben
qué hacer, los problemas, en lugar de solucionarse, van creciendo por la
ineficiencia oficial.
Esta
es una pirámide que va descendiendo hasta el ciudadano común, porque al darse
cuenta que las leyes, decretos o reglamentos, solo se aplican cuando los medios
de comunicación lo hacen público, ya sea porque el afectado es un familiar o
amistad de algún funcionario o servidor público, pero una vez pasado el
tsunami, las cosas toman su cauce de normalidad, y las acciones contrarias
crecen, aumentan, porque saben que las probabilidades de ser sancionados son
mínimas, aunado a que tienen instancias que los protegen más que a las víctimas.
La
gente pensante de verdad, desde su trinchera, se continúa preguntando, ¿en qué
momento se rompió la barrera del respeto? Porque lo contrario aumentó así de
pronto, la inseguridad común creció terriblemente, a cualquier hora del día, y
en cualquier lugar, hasta en el menos imaginado, te das cuenta o en el peor de
los casos, eres víctima de un robo, un asalto o intento de. Lo peor es que son
menores de edad, viciosos, tatuados, que no estudian, que por su edad, tampoco
trabajan, aunque muchas ganas de hacerlo no tienen, te imaginas amable lector a
estos individuos con ¿unos años más? Serán unos verdaderos maestros del crimen,
asimismo, como la naturaleza no distingue valores o antivalores, son los que
más hijos procrean, ¿Qué futuro les espera a sus hijos? La delincuencia, la
maldad, los vicios, solo cosas malas.
Desde
pequeño, he escuchado a los mayores decir que hay más gente buena que mala en
el país, actualmente y observando la descomposición del tejido social,
provocada por mediocres y oscuros personajes que integran la administración
pública, ya no estoy seguro que así siga siendo.
Como
dije antes, cualquier acción, omisión o detalle, por pequeño o insignificante
que se crea, influye en esta bola de nieve que va creciendo y que puede salirse
de control, si no se pone un remedio pronto. Desafortunadamente, como estamos
en periodo electoral federal, los ahora, cuatro candidatos presidenciales, con
el afán de obtener el triunfo, están prometiendo y ofreciendo más apoyos
asistencialistas, pretenden regalar más dinero a los distintos sectores de la
población, sin darse cuenta que estas dádivas son las que han generado o
degenerado los valores de muchos, porque al llenarles el estómago, tienen más
tiempo para maquinar nuevas formas para enviciarse y delinquir, en perjuicio de
los que aún tenemos una vida feliz, trabajamos honestamente y damos lo mejor
cada día para salir adelante. Mientras el gobierno, del nivel que sea, siga
fomentando la flojera, con sus programas sociales que a los beneficiarios, no
los obliga a dar nada, la situación seguirá empeorando.
Principalmente,
por que el mexicano tiene flojera para pensar, analizar, reflexionar, está
acostumbrado a seguir el camino corto, fácil, siempre tiene innumerables
pretextos para solapar su irresponsabilidad, su ignorancia, su estupidez;
además tiene ceguera, no ve más allá de su nariz, no ve que vivimos en
comunidad, que ya evolucionamos, que si todos estamos bien, si respetamos las
reglas, si nos respetamos el uno al otro, todo funciona mejor y por ende,
México sería un país diferente, querido por los extranjeros, nuestro índice de
vida aumentaría, porque el estrés, la zozobra, el temor, disminuyen la calidad
de vida.
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