Los derechos femeninos.
El
tema que hoy trato, tiene opiniones encontradas, sobretodo, entre los propios
hombres, pero recientemente, algunas mujeres, han externado su opinión en
contra, dado los recientes acontecimientos.
Quiero
iniciar con el contexto de mi análisis. Por naturaleza, somos resultado de la
unión sexual de un hombre y una mujer, no hay otra forma de procreación, lo
demás, es otra historia. Haya o no una familia formalizada por las leyes del
hombre, la sana convivencia, intereses de pareja, o la causa, motivo, razón o
circunstancia que cada quien elija; los hijos, convivimos más tiempo con la
madre, el padre en su calidad de recolector, tiene que salir a buscar el
sustento diario.
Esto
origina que de manera consciente o inconsciente, los hijos vayan absorbiendo la
forma y manera de ser de la mujer que pasa más tiempo con los hijos (la madre
cuando hay pareja, la abuela cuando la madre trabaja, la tía cuando no hay
abuela, etc.), por naturaleza, la mujer siempre se está quejando, siempre está
inconforme con sus actividades, siempre está buscando con sus palabras, engañar
o modificar los sentimientos de los hijos hacia el padre, recuerda amable
lector que la mujer requiere hablar el doble diariamente o más, que el hombre,
por lo que está repitiendo lo mismo, demasiado seguido, porque según su
preparación y grado de conocimiento, esto va disminuyendo, pero no en alto
porcentaje. Lo he dicho en anteriores entregas, el tema de conversación de toda
mujer, es atacar, muchas veces de forma inmisericorde, al hombre,
desafortunadamente, esto lo hacen más con los hijos, de ahí que muchos hombres
adultos, sientan la necesidad de proteger a la mujer.
Pues
bien, desde que recuerdo, he venido escuchando en los medios de comunicación,
cada vez con más injerencia y de manera estruendosa, que las mujeres pelean por
sus derechos, que buscan equidad, igualdad, para ello, se crean leyes, se
agregan artículos, se reforman, derogan o modifican, acuerdos, reglamentos o
dependencias gubernamentales, en aras de protegerlas. Pero ¿y al hombre?,
ninguna ley vigente o anterior, señala que el hombre vale más o tiene mejores
derechos que la mujer, y la máxima ley del país, la llamada Carta Magna, es
decir, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 4
señala lo siguiente: “El varón y la mujer son iguales ante esta ley. Ésta
protegerá la organización y el desarrollo de la familia”.
Sin
embargo, pese a ello, las mujeres y muchos hombres inmaduros, por no utilizar
otro adjetivo; a diario, han buscado beneficiarlas de forma exagerada. No
quiero ser visto como misógino, mucho menos como machista (la palabra usada
para insultar a un hombre que tiene razón), mi comentario es, en base a lo
observado, durante mí andar por la vida, analizando, una vez que alcancé
determinado grado de madurez y la sabiduría que dan los años, recordando,
analizando y reflexionando, sobre lo que decía mi madre de mi padre y lo que
es, capacidad que pocos hombres tenemos, la mayoría se guían por las emociones
y no por la razón, por el amor ciego, muchas veces enfermizo, y no por la
realidad, no pueden separar el mito de la verdad, no intentan por lo menos,
poner en entredicho, valga la redundancia, el dicho de una madre. Eso para
ellos resulta un sacrilegio, para los católicos, un pecado, para los ignorantes
la peor de las blasfemias, etc. y así, no se puede.
A
que voy con todo lo anterior, a que en la actualidad, cualquier ley, protege
más a una mujer, tenga o no la razón, y peor aún si la autoridad competente, es
mujer. Lo más común, observado, en el ámbito jurídico, son los juicios de
alimentos y patria potestad de los hijos menores engendrados, sea en
matrimonio, unión libre o simple pasión de fin de semana. Las mujeres, en su
mayoría, utilizan a los hijos para obtener beneficios económicos, pese a
existir un fallo judicial, no les permiten a los padres ver a sus hijos, y
éstos, aunque se lo hagan saber al juzgador, le dan la razón a la madre, por lo
que siempre salen perdiendo, claro que hay excepciones, pero desafortunadamente
son pocas. Y esto, no es igualdad.
En
México, hacen un escándalo mediático cada vez que una mujer muere, pero nadie
dice nada, cuando es al contrario; pese a ser, en demasía privilegiadas, aún no
están conformes, quieren más, la palabra de una mujer puede destruir al hombre
más justo, tolerante y honesto con el simple hecho de expresarla, vivimos en un
país, donde todo lo femenino, bueno o malo, se magnifica, donde la igualdad
entre el hombre y la mujer, solo está plasmada en las leyes, pero no en la
realidad cotidiana.
La
mujer es mitómana por naturaleza, y si no se tiene la capacidad de análisis,
pero sobretodo, la objetividad y visión necesarias, el hombre termina siendo un
títere en sus manos, cumpliendo sus caprichos, deseos, y empoderándola de más,
sin tener el perfil adecuado para ello. La igualdad, significa competir ambos
géneros por un lugar o espacio en la vida social, cultural, política,
académica, económica, logrando destacar por méritos propios, pero en México, a
partir de este sexenio presidencial, cualquier espacio lo tienen asegurado en
un cincuenta por ciento; de por sí, hay pocas mujeres preparadas en México, y
con este tipo de políticas públicas feministas creadas al vapor, estamos
retrocediendo.
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