LOS 7 HÁBITOS DE UN
FRACASADO
Mi vida ha sido un largo y emocionante viaje
que me ha llevado a muchos lugares: la escuela, las diversiones, los amigos. En
este largo o breve recorrido de la vida he visto cómo trabajan, crecen y se
divierten las personas triunfadoras. Pero también conozco a muchos que se quedaron a la mitad del camino.
Mucha gente posee la inteligencia para triunfar, pero no lo logra. ¿Por qué
algunos cuentan sus triunfos y aciertos de la vida, mientras otros maldicen su
pasado? Señalo aquí algunas de las peores trampas, que llamo los siete hábitos
de un fracasado.
El
autoengaño.
Las personas fracasadas se mienten a si mismas a cada paso. No han entendido
que la primera cualidad para triunfar es el coraje, para no terminar como los
cobardes, construyendo barrotes de su propia prisión.
No
producir.
Existe una verdad fundamental: la vida pasa factura; paga a la gente por hacer
algo, y paga mucho a quien hace lo que conlleve gran valor. Para un hombre a
quien favorece el triunfo, no existe nada abstracto. Todo es concreto y todo le
concierne. No está sentado en el confort de su vida, observando lo que sucede
en el mundo, es hombre de acción.
Las
actitudes negativas.
A menudo los fracasados tienen una actitud pesimista y amargada. Revelan falta
de confianza en si mismos; proyectan no ser capaces de hacer muchas cosas, ni
de hacerlas bien. No se dan cuenta de que con esto que hacen o dejan de hacer
se están destinando a ser perdedores. Recuerda: cuando prestas atención a las
pequeñas cosas, consigues evitar grandes tragedias.
Las
discusiones innecesarias. Las personas que no levantan el vuelo gustan de discutir
por discutir. Los buscapleitos creen que a sus amigos les impresionará su
sagacidad e inteligencia. No pueden estar más equivocados. Es mejor seguir la
regla de oro: piensa antes de hablar, escucha antes de juzgar y ofrece
disculpas cuando te equivoques. Lo demás está de más.
La mala
jerarquización.
Las personas fracasadas no saben establecer prioridades. La verdad es que nunca
tienen tiempo para hacer todo, ni siquiera las cosas importantes. Nada es tan
hermosos en la vida que sentirse capaz de sacrificar lo bueno por lo mejor. En
realidad se trata de saber íntimamente que la felicidad está en tener siempre
como prioridad lo más valioso.
La falta
de carácter.
Iniciar una obra es relativamente fácil; basta avivar un poco el fuego del
entusiasmo. Perseverar en ella hasta el éxito es cosa diferente. Eso requiere
continuidad y esfuerzo. Es preciso pues, ser perseverante, formarse un carácter
no sólo intrépido sino persistente, inquebrantable. Tener carácter es no pensar
sino en la victoria, y sufrir con valor, serenidad, sin desaliento. La lucha
tonifica el espíritu pero, cuando falta carácter, la derrota lo deprime y
desalienta.
El perfeccionismo. Una de las cosas más
difíciles en la vida del ser humano es aprender a equivocarse sin derrumbarse
por ello. Saber reconocer un error sin sentirse terriblemente humillado es de
valientes. El mayor de los fracasos es dejar de hacer las cosas por miedo a
fracasar, y eso es soberbia espiritual.
Las más grandes victorias corresponden siempre
a quienes luchar y perseveran, y sólo a ellos. Por eso, a partir de hoy,
atrévete a realizar lo que siempre has soñado, querido o deseado y no pienses
en el fracaso o la derrota, sino en alcanzar tus objetivos.
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